¿CÓMO SABRÁN ELLOS?

Por Tony Alamo

Toda cosa Piadosa viene a través de JESÚS. La justicia de DIOS no es un carácter que tiene que ser edificado inicialmente o ser entrenado lentamente. No es una virtud o un mérito tediosamente trabajado hasta ser logrado, como los culturistas entrenando para construir sus cuerpos, o estudiando rituales, que las religiones tratan de incorporar.

JESÚS es una persona real que vive y ama, un hombre verdadero.1 ÉL es CRISTO, nuestro hermano, nuestro Salvador, nuestra cabeza viviente de SU cuerpo de quien somos miembros.2 ÉL ha formado todo para, y espera darnos todo el momento que nosotros lo aceptamos a ÉL.3 No es una lucha para nosotros hacer el bien en nuestra fuerza, pero un sencillo acto de nuestra confianza en un redentor cariñoso que no sólo emprende la tarea entera para nosotros, sino que nos da un don gratis de justicia el momento que nosotros lo aceptamos a ÉL.4

CRISTO es la solución para el mundo. ÉL es el remedio para el mundo, la esperanza del mundo, el redentor del mundo.5

La única profesión, el único oficio de los apóstoles, era ministrar a CRISTO a hombres y mujeres, diciéndoles de JESÚS y poniéndolos en contacto con ÉL que es “el deseo de todas las naciones” y el remedio para todos los males de los hombres.6 Todo esto es sin la ley (aunque la ley tiene que ser guardada, que incluye la ley de las Beatitudes7) y por la gracia libre de DIOS para obediencia. “El fin de la ley [es el fin de la condenación de la ley si no pecamos más, si ganamos almas] es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4).

Cuando nosotros recibimos a JESÚS, pasamos de estando bajo condenación del terror de la ley. Nosotros recibimos salvación por fe, con justicia más alta que cualquier hombre jamás podría lograr, debido a CRISTO en nosotros dándonos el poder para no pecar más, el don gratis de SU gracia. SUS méritos se convierten en nuestros, y nos paramos ante DIOS en un lugar tan bueno como si nunca hubiéramos pecado, en un lugar tan bueno como si hubiéramos hecho todo lo que ÉL ha hecho y guardado cada mandamiento que ÉL ha guardado. No sólo así, lo recibimos a ÉL en nuestros corazones como una presencia viviente y poder eficaz, un permiso divino. Unidos a ÉL, nosotros podemos vivir de nuevo la vida que ÉL vivió y ser aún como ÉL era en este mundo (Juan 14:12).

Tal salvación, tan completa, tan suficiente, de tan grande alcance, tan libre, es suficiente para incendiar los corazones de los ángeles y hacer que nosotros, los seres humanos que la hemos recibido, ardemos con deseo de pasarla a toda la gente en el mundo. Qué triste que este mundo, que está perdido, esté otro minuto sin esta salvación. ¡Depende de nosotros! Esta justicia es accesible y disponible para toda la gente. No está fuera de alcance, sino cerca. No está lejos en los cielos, donde los pecadores tienen que, con mucho dolor, escalar a las alturas de virtud y logro antes de que puedan lograrlo. Alcanza abajo a los niveles de aquellos que están más perdidos, los hombres más perdidos y desamparados. Sus términos son tan simples como el idioma que hablas o como el amor puede proporcionar. Estos son los términos: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). No hay nada tan fácil como llamar, pronunciar un llanto de necesidad, y saber que instantáneamente el amor y la gracia de DIOS responderá. No está restringido a alguna raza o clase: “Porque no hay diferencia…pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan” (Romanos 10:12).

No es para el judío moral, o el griego culturado, o filósofo, sino para la gente común, la gente pecaminosa, el “todo aquel.”8 Usa una forma retórica hermosa para expresar su accesibilidad. “No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al Cielo? (es decir, [quién traerá] abajo a Cristo;) o, ¿quién descenderá al abismo? (es decir, [quién hará] subir a Cristo de entre los muertos.) Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:6-9).

La gente no tiene que escalar a algún nivel elevado de experiencia para conocer a DIOS, para ser justo, como enseñan los cultos. Nosotros no tenemos que azotarnos o hacer cualquier otra degradación para hacernos dignos de la misericordia de DIOS. Algo así no es escritural, es necio. Es arrepentimiento ahora mismo. Es fe. Tú puedes conocer a JESÚS ahora, dondequiera que estés. Nosotros que hemos estado en el ministerio por años sabemos, pero la gente en la calle no sabe; les tienen que decir. Toda la humanidad es una ruina.

De vez en cuando, en cada corazón humano está la voz de DIOS, una necesidad, la respuesta al evangelio despertando una persona. Éxodo 20 habla del temor de DIOS y SU misericordia para todos, a través de JESUCRISTO (Éxodo 20:18-20). Nosotros sabemos que la PALABRA de DIOS es JESÚS.9 JESÚS pronunció los Diez Mandamientos. La nación entera de Israel (3 millones de hombres, no incluso mujeres y niños) oyeron la voz de DIOS en el Monte Sinaí.10 Fue tan fuerte, les llenó sus oídos y estremeció la tierra, asombroso y espantoso. La ley que fue dada es llamada la ley anciana, pero es la misma hoy día, y aún más severa por la ley del Nuevo Testamento en las Beatitudes.11

Es verdad que la ley no puede salvar a nadie (Gálatas 2:16). Sin embargo, condena lo mismo hoy como lo hizo entonces. DIOS le dijo a Moisés que nadie le servirá si ellos no le temen.12 Es bueno temer a DIOS; es nuestra sabiduría.13 Es la misericordia de DIOS que nosotros le tememos y tememos violar la ley. JESÚS dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17, Lucas 16:16-17). JESÚS nunca vino para destruir la ley; siempre será. El Cielo y la tierra pasarán, pero la ley nunca pasará. “El Cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).14

Era el altar de la tierra donde los hebreos eran de encontrarse con DIOS para recibir perdón de pecados para que ellos pudieran escapar el juicio ardiente que les habían mostrado (el cual ellos vieron mostrado en la cima del Monte Sinaí que representó el juicio de DIOS); pero el altar de la tierra representó la cruz del Calvario y el plan de la salvación a través de la sangre de JESUCRISTO.15 Fue ahí que ellos traían sus sacrificios para sangrar y morir, como CRISTO haría, para poder encontrar la expiación por sus pecados que la ley muy temerosa condenó.

El altar era de ser construida de tierra, la cual era el material más común, menos costoso y disponible para todos (Éxodo 20:24). En segundo lugar, podría ser hecho de piedras dejadas como las encontraron, porque DIOS dijo, “Si alzares herramienta sobre él, lo profanarás” (Éxodo 20:25). Esto es simbólico de mezclando la doctrina del hombre con el evangelio (herejía con la verdad). Ningún trabajo del hombre debe ser mezclado con la gracia libre que insiste en DIOS, a través de CRISTO solo, salvándonos.16

No deberían de haber escalones que conducían hasta el altar (Éxodo 20:26). No  hay ningún paso necesario para elevar a cualquier pecador a un nivel donde DIOS lo pueda encontrar. Por supuesto, nosotros volamos a encontrarlo en oración, pero aún, DIOS nos encuentra así como somos, dondequiera que nosotros, en sinceridad, clamemos a ÉL. DIOS se inclina al lugar más bajo donde los pecadores existen y se arrepienten. DIOS clama, “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed…sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1).

Otra bella visión de la cercanía de la misericordia y la gracia de DIOS hacia los pecadores indefensos está en Levítico 14. Es el testimonio del pobre leproso afuera del campamento, aislado del compañerismo de sus hermanos por su inmunda lepra. Pero en ternura infinita y misericordia, DIOS es representado como saliendo a encontrarlo, el pecador, ahí: “Y éste [sacerdote] saldrá fuera del campamento” (Levítico 14:3). DIOS se encuentra con él donde está acostado en su separación y miseria y le provee todo lo que es necesario para su regreso y su camino futuro.

DIOS demuestra SU misericordia en tantas diferentes maneras. Conmigo mismo, fue de una manera; con el Apóstol Pablo, fue de otra manera, documentado en el libro de los Hechos. Otra manera bien inusual la cual oí fue con un hombre chino. A él se le preguntó porque había dejado a Confucio y a Buda y aceptado a JESUCRISTO. Él dijo, “Yo estaba en un hoyo profundo en el cual había caído en mi locura y pecado. Me estaba hundiendo en el fango, y en vano estaba pidiendo ayuda. De repente, una sombra cayó sobre el hoyo. Mirando hacia arriba, vi a Confucio. Le rogué que extendiera su mano para sacarme, pero él procedió a instruirme tranquilamente en los principios de su versión de vida correcta, y me dijo que si yo sólo hubiera escuchado a sus enseñanzas, que yo no hubiera estado en el hoyo. Él me dijo que era vano para mí clamar, ‘¡Ayúdenme, ayúdenme ahora!’ ‘Tu buen consejo será útil después de que salga, pero es inútil hasta que alguien me libre fuera de este hoyo de muerte.’ Él se fue, y yo sabía que Confucio no me podía salvar.

“Luego, otra sombra cayó sobre la abertura del hoyo, y miré hacia arriba y vi a Buda. Con el frenesí de la desesperación, le clamé a él que me salvara. Pero Buda cruzó sus brazos y miró sobre mí con calma. ‘Mi hijo,’ él dijo, ‘estate callado, sé paciente, estate tranquilo. No le hagas caso a tus problemas, ignóralos. El secreto a la felicidad es morir a sí mismo y a los alrededores, a retirarte a la calma por dentro y el centro de tu corazón. Ahí encontrarás el nirvana, descanso eterno, y eso es el fin de toda existencia.’ Cuando se volvió a salir, clamé, ‘Padre, si sólo me sacas de este hoyo, puedo hacer todo lo que me dices, pero ¿cómo puedo estar callado y satisfecho hundiendo en este horrible fango?’ Él benévolamente agitó su mano y dijo, ‘Mi hijo, estate tranquilo,’ y pasó. Y yo sabía que Buda no me salvaría.

“En ese punto, estaba listo para dejar la esperanza, cuando una tercera sombra cayó sobre mi visión. Miré hacia arriba y vi un hombre como yo mismo con un rostro tierno y cariñoso. Marcas de sangre seca estaban sobre SUS cejas. ÉL me habló y dijo, ‘MI hijo, he venido a salvarte. ¿ME dejas?’ Yo clamé en mi desesperación, ‘¡Ven SEÑOR, ayúdame, perezco!’ En un momento ÉL saltó abajo en el hoyo y puso SUS brazos alrededor de mí. ÉL me levantó y me puso en el borde, y tomó mi ropa rasgada y salpicada. ÉL me lavó y me vistió en nueva ropa, y luego ÉL dijo, ‘YO he venido a salvarte de tu angustia, y ahora, si tú ME sigues, YO nunca te desampararé. YO seré tu amigo y tu guía  por todo el camino y te protegeré de caer de nuevo.’ SU nombre era JESÚS. Debo decir que caí a SUS pies, diciendo, ‘SEÑOR, yo TE seguiré.’” El hombre dijo, “Por esto es que me convertí en un Cristiano.”

Este es el mismo JESÚS que te ha sacado a ti, a mí, y a cientos de millones de otros de un hoyo horrible y de la arcilla fangosa, puso nuestros pies sobre una roca sólida, y estableció nuestras salidas (Salmos 40:2). ÉL anhela hacer lo mismo para cada persona perdida y desesperada de nuestra raza caída. Es muy triste, innecesario, y pecaminoso que la mayoría de la gente que profesa el Cristianismo permite que otros mueran, perezcan, sin nunca conocerlo a ÉL. ¿Cómo podríamos nosotros los Cristianos ser tan crueles como Confucio y Buda, y despiadados hacia JESÚS, quien siempre buscaba y salvaba “lo que se había perdido” (Lucas 19:10)? Este es el glorioso evangelio que DIOS ha provisto para este mundo completo perdido. Es nuestra responsabilidad darle el evangelio al mundo.17

Hay tres elementos que tienen que ser observados en la lista de nuestras responsabilidades. Aquí están: (1) “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” (Romanos 10:14). Creer es la responsabilidad de cada pecador. DIOS llama a cada pecador perdido a que crea en el SEÑOR JESUCRISTO, para clamarlo como SALVADOR y SEÑOR. Si la gente se niega hacer esto, la responsabilidad por la pérdida de sus almas es su propia. Ellos han tenido su oportunidad, y ellos han hecho su elección. DIOS no puede salvar la gente sin su creencia en ÉL. En la naturaleza de las cosas, tiene que haber confianza, consentimiento. Tiene que haber una respuesta de la voluntad humana y el corazón humano a la llamada de DIOS. La salvación no es un proceso mecánico sino uno voluntario. Cada esfuerzo humano tiene que cooperar con DIOS. “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).

Los hombres merecen estar perdidos para siempre si se niegan aceptar al SALVADOR que se le ofrece.18 Esta es la pregunta determinante para cada ser humano. La gente perecerá eternamente por el más grande de todos los pecados, que es el rechazo de JESUCRISTO. Es la cuestión del HIJO de DIOS. Debido a eso, DIOS quiere el mensaje de salvación ofrecido a toda la humanidad. Luego la responsabilidad recae sobre ellos. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).

La segunda responsabilidad es la agencia humana. “¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?” (Romanos 10:14). La agencia es el mensajero. DIOS ha ordenado la agencia humana como el transportador del evangelio a la humanidad. ÉL podría haberlo proclamado con una voz bien fuerte, o haberse parado en el cielo con SUS puños doblados y sacudiéndolos a nosotros en la tierra. Estoy seguro que si ÉL lo hubiera hecho, todos se hubieran caído sobre sus caras, como lo harán cuando CRISTO regrese pronto a la tierra en SU ira.19 ÉL podría haber mandado legiones de ángeles para proclamarlo entre las naciones. ¡No! ÉL ha escogido darnos el privilegio y el honor de compartir con ÉL en SU obra gloriosa. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20). Por consiguiente, la primera palabra de CRISTO a SUS discípulos es, “VE”—la llamada de las voces Celestiales es, “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). ÉL está esperando voluntarios, y ÉL sólo enviará a voluntarios. Es el deber de cada uno de nosotros que no tiene una buena razón por qué quedarse en la casa a ir.20

¿Hemos nosotros oído esta llamada? ¿Hemos pesado nuestra responsabilidad? ¿Hemos nosotros esperado nuestras ordenes de marchar? ¿Estamos nosotros dónde DIOS quiere que estemos en esta guerra para las almas humanas? Hombres jóvenes, mujeres, madres, padres, estudiantes, y gente de cada nombre que están parados o sentados en la encrucijada de la vida―escuchen hoy mientras que ÉL de nuevo llama, “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). DIOS quiera que muchos respondan aún hoy, “Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

La última conexión en la línea de responsabilidad trae la responsabilidad a casa para cada uno de nosotros. “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” (Romanos 10:15). Enviar es algo que todos nosotros podemos hacer. Ciertamente le corresponde a DIOS enviar un mensajero, y las palabras “predicador” y “misionero” sólo quieren decir “aquellos enviados.” Los doce apóstoles fueron doce misioneros, y cada misionero será enviado por el ESPÍRITU SANTO. Si tú estás lleno del ESPÍRITU SANTO, tú irás.
Cuando yo primero fui salvo y Susan me estaba enseñando la PALABRA de DIOS, sentía que era una pérdida que sólo mis oídos oyeran las palabras maravillosas de DIOS, así que le pregunté si yo podía traer a otros para oír su enseñanza, para oír cómo ella fue salva, y oír también cómo yo llegué a conocer al SEÑOR. Luego eso no era suficiente. Nosotros conseguimos folletos evangélicos de la Sociedad de Folletos Gratis en Los Angeles, y tan pronto que salía el sol, yo estaba en las calles. Mientras la gente aún dormía, yo estaba poniendo folletos en autos, en las puertas, las cestas, en estanterías en centros comerciales, en pasillos, debajo de las puertas de apartamentos, hoteles, moteles, y casas (sólo en aquellas que el ESPÍRITU SANTO me dijo). Entonces yo no esperaba que el sol saliera; yo empezaba con todo celo cuando el cielo enseñaba primeras señales de luz. Nosotros, Sue y yo, pasábamos los folletos en Hollywood Bulevar y el Sunset Strip cuando los disturbios continuaban. Huelga decir, a Satanás no le gustó esto. Entonces, por supuesto, las campañas de difamación comenzaron, y ellas sólo han intensificado a través de los años.

Es nuestro deber ganar almas, entrenarlas, entonces mandarlas para dirigir a otros al SEÑOR también. En el libro de los Hechos, DIOS empezó SU gran obra de misiones modernas. Antes de que ÉL hiciera eso, ÉL ordenó a la iglesia en Antioquía a que separara a sus dos mejores líderes como misioneros extranjeros, y es claramente añadido, “Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre” (Hechos 13:4). ¿Quién es de enviar primero? El ESPÍRITU SANTO, luego aquellos a quienes y por los cuales el ESPÍRITU SANTO habla.

Pídele a JESÚS el CRISTO que entre en tu corazón ahora a través de esta oración:

Oración

Mi Señor y mi DIOS, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que JESUCRISTO es el Hijo del DIOS viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre para el perdón de todos mis anteriores pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4y que Él está sentado a la diestra de DIOS en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración.5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón, Señor JESÚS. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor JESÚS; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, la Biblia, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso sé que Tú me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor JESÚS, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Después de salvación, JESÚS dijo que seas bautizado, completamente sumergido en agua, en el nombre del PADRE, y del HIJO, y del ESPÍRITU SANTO.12 Estudia con diligencia la Biblia, Reina-Valera 1960, y haz lo que dice.13

CRISTO y DIOS el PADRE ahora viven en ti a través del ESPÍRITU SANTO. Hay una manera en la cual puedes recibir una porción más completa de la naturaleza divina de DIOS en ti. Entre más naturaleza divina de DIOS vive en ti, más podrás estar firme contra las tentaciones que tan fácilmente han alejado a tantos millones de Cristianos de la salvación. Ora para recibir el bautismo en el ESPÍRITU SANTO. Para instrucciones en cómo recibir el bautismo en el ESPÍRITU SANTO y para recibir más de la naturaleza santa de DIOS, pide nuestra literatura o llama. Porque sin santidad, nadie verá a DIOS (Hebreos 12:14).

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Si deseas que el mundo sea salvo, como manda JESÚS, entonces no robes a DIOS de SUS diezmos y ofrendas. DIOS dijo, “¿[Robarás] a DIOS? Pues vosotros ME habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros la nación toda [y este mundo entero], ME habéis robado. Traed todos los diezmos [‘diezmo’ es el 10% de tus ingresos gruesos] al alfolí y haya alimento [Espiritual] en MI casa [almas salvas]; y probadme ahora en esto, dice JEHOVÁ de los EJÉRCITOS, si no os abriré las ventanas de los Cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice JEHOVÁ de los EJÉRCITOS. Y todas las naciones os dirán bienaventurados: porque seréis tierra deseable, dice JEHOVÁ de los EJÉRCITOS” (Malaquías 3:8-12).


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SPANISH— VOLUME 23800—HOW SHALL THEY KNOW?


Notas del :

1. Is. 7:14, Mt. 1:18-25, 16:13-17, 28:2-15, Lc. 1:77-79, Ro. 5:8, Ef. 2:4-18, He. 4:14-15, Stg. 5:11, Ap. 1:10-18 vuelva

2. Mt. 1:21, 12:50, 18:11-13, 25:40, Lc. 1:68-77, 2:11, 30-32, Ro. 7:4-6, 12:4-5, 1 Co. 12:4-27, Ef. 2:18-22, 5:23, Col. 1:18, He. 2:11-12 vuelva

3. Mt. 28:18-20, Jn. 10:27-28, 14:23-27, 16:7-16, Ro. 6:22-23, 8:9-18, 1 Co. 2:9, 2 Ti. 1:7, 3:14-17, Stg. 2:5, 2 P. 1:2-4 vuelva

4. Ro. 5:14-21, 10:4-10, 2 Co. 5:17-21, Ef. 1:3-14, 5:25-27, Col. 1:21-23, Tit. 3:3-7, 1 Jn. 4:4 vuelva

5. Is. ch. 53, Jn. 8:12, 12:46, 14:1-6, Ef. 1:3-14, He. 9:11-15, 1 P. 1:18-21, 1 Jn. 2:2 vuelva

6. Hag. 2:7, Mt. 28:16-20, Hch. 1:1-9, 2 Co. 5:17-21, Col. 2:8-15, Ap. 1:5-6 vuelva

7. Is. 42:1-6, 21, Mt. cap. 5, 22:36-40, Ro. 1:3-5, 8:1-4, 16:25-26 vuelva

8. Mt. 10:32, 11:28-30, 12:21, 18:1-4, 21:28-32, 28:19-20, Mr. 8:34, Lc. 6:47-49, 9:24, 48, Jn. 1:11-13, 3:14-18, Hch. 2:21 vuelva

9. Jn. 1:1-3, 14, 6:47-63, 1 Jn. 1:1-3, Ap. 19:13 vuelva

10. Ex. 20:1-23, Dt. 4:10-15, 5:1-27, 9:8-10, 10:4 vuelva

11. Mt. 5:17-48, Ro. 3:31 vuelva

12. Ex. 20:18-20, Dt. 4:9-10, 5:29 vuelva

13. Lv. 19:14, 32, Dt. 6:1-2, 13, 24, 8:6, 10:12, 20, Jos. 4:23-24, 1 S. 12:24-25, 2 R. 17:34-39, Job 28:28, Sal. 25:14, 33:18-19, 103:13-18, Pr. 1:7, 9:10, 15:16, 33, 16:6, 19:23, Ec. 8:12-13, Is. 8:13, 33:6, Jer. 2:19, 32:39-40, Mal. 2:5, 3:5, 16-17, 4:1-3, Mt. 10:28 vuelva

14. Sal. 33:11, 111:7-8, 119:89-90, Ec. 3:14, Ro. 3:28-31, 7:4-25, 1 P. 1:23-25 vuelva

15. Lv. 17:11, Mt. 20:28, 26:28, Jn. 1:29, 3:14-17, 6:51, 10:11-18, 11:49-52, Hch. 5:30-31, 20:28, 26:23, Ro. 5:6-11, 1 Co. 15:3-4, Gá. 1:3-4, 2:20, 4:4-5, Ef. 2:11-22, 5:2, 1 Ts. 1:10, 5:9-10, 1 Ti. 2:5-6, Tit. 2:13-14, He. 2:9-10 vuelva

16. Ro. 3:19-31, 9:30-33, Gá. 2:15-16, 3:9-29, Fil. 3:4-11, He. caps. 8-9, 10:1-18 vuelva

17. Ez. 3:1-21, 33:1-11, Mt. 28:16-20, Mr. 16:14-20, Lc. 24:36-48, 2 Co. 5:17-21, 2 Ti. 1:7-13, 4:1-5 vuelva

18. Mr. 16:15-16, Jn. 3:14-20, 36, 5:24, 12:44-48, 1 Jn. 5:10-12 vuelva

19. Is. 2:10-21, 13:3-13, 24:17-23, 34:1-10, Jl. 2:1-6, 30-31, Am. 5:18-20, Sof. cap. 1, Zac. 14:1-14, Mal. 4:1, Ro. 14:11, 1 Ts. 5:1-2, 2 P. 3:10-12, Ap. 6:15-16, 19:11-21 vuelva

20. Mt. 5:13-16, 7:17-23, 25:15-46, Mr. 8:34-38, Lc. 14:16-27, Jn. 15:1-8, 16, 1 Co. 9:16-17, Ef. 2:10, Tit. 2:11-15 vuelva


Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

12. Mt. 28:18-20, Jn. 3:5, Hch. 2:38, 19:3-5 vuelva

13. Dt. 4:29, 13:4, 26:16, Jos. 1:8, 22:5, 2 Ti. 2:15, 3:14-17, Stg. 1:22-25, Ap. 3:18 vuelva