ACEPTANDO LA DISCIPLINA DEL ESPÍRITU SANTO

Por
Tony Alamo

Dios vino al mundo como hombre, un ser humano, con el Espíritu del Dios Trino en Él.1 Aunque Él era Dios, Él también era Dios encarnado, un hombre, carne humana como tú y yo.2 Debido a Su humanidad, Su carne, Él tuvo que disciplinarse a ser disciplinado por el Espíritu Santo.3

Jesús, el hombre que también era Dios, nunca pecó.4 Nunca se permitió pecar porque cada día de Su vida se sometió voluntariamente a la disciplina del Espíritu Santo ambos por dentro y en apariencia.5 Por el Espíritu de Dios viviendo en nosotros y manteniendo nuestra voluntad como la de Cristo, nosotros también podemos hacer lo mismo, es decir, vivir una vida sin pecado.6

En los ojos del Señor, en los ojos de Dios, todo el mundo está indisciplinado, obstinado, y diabólico.7 La gente fabrica sus propias reglas y vive en tinieblas. Porque es engañada por el diablo, no está dispuesta a someterse a la disciplina del Espíritu Santo. La gente del mundo se está volviendo más indisciplinada, más insana y loca, y más malvada cada día.8 Cada día le hacen menos caso a la buena y preciosa disciplina de Dios. Por eso, Dios está disciplinando actualmente al mundo entero con plagas como terremotos, inundaciones, tornados, tifones, huracanes, hambres, pestilencias, enfermedades nuevas e incurables en proporciones epidémicas, y mucho más.9 Mientras que la gente del mundo se hace más impía e indisciplinada, Dios promete disciplinarla con más plagas de las que causó en la tierra de Egipto durante el tiempo de Moisés.10

La Palabra de Dios nos dice que es Él y no la madre naturaleza que está disciplinando a la gente malvada del mundo.11 El término “madre naturaleza” es un término pagano, idólatra, satánico, un mito. No se puede encontrar ningún término como “madre naturaleza” en la Palabra de Dios. Dios creó la naturaleza, no la “madre naturaleza.”12 En resumen, no hay tal cosa como “madre naturaleza.”

Dios se jacta de que Él es quien disciplinará al mundo de malvados13 porque se rehúsan a honrarlo, estudiando primeramente Su Palabra14 y luego disciplinándose ellos mismos para recibir la disciplina del Espíritu Santo, que es lo mismo que leer la Palabra de Dios y disciplinarse a hacer exactamente lo que dice15 para que Dios pueda hacer obras poderosas ambos en ellos y a través de ellos,16 tal como hizo en y a través del cuerpo humano de Cristo,17 quien de nuevo es Dios encarnado.18 Nosotros que somos nacidos de nuevo del Espíritu somos la continuación de la encarnación Trina de Dios.19

¿QUÉ ES EL SIGNIFICADO DE SER DISCIPLINADO
POR EL ESPÍRITU SANTO?

“La Palabra de Dios” es “el Espíritu Santo,”20 y disciplinándonos a hacer lo que dice la Palabra es igual que recibir la disciplina del Espíritu Santo.21 Tiene que ser nuestra voluntad disciplinarnos a hacer la voluntad de Dios.22 Por supuesto que nunca lo haremos a menos que primero nazcamos de nuevo del Espíritu Santo,23 y nunca naceremos de nuevo del Espíritu Santo hasta que comencemos a temer al Señor lo suficiente para comenzar disciplinándonos a ser disciplinados por el Espíritu Santo.24

Dios ordena que confesemos nuestros pecados y los abandonemos.25 Luego, por el poder de Dios viviendo en nosotros por el Espíritu Santo, Él promete que viviremos la misma vida que vivió Cristo,26 no una imitación de la vida de Cristo, sino la vida exacta de Cristo. Las estrellas de cine imitan, pero los Cristianos tienen la vida de Dios y lo permiten vivirla en ellos. Si dejas que Cristo viva Su vida en ti, Él te separará de cada plaga y de cada maldición.27

Por cuarenta años Dios disciplinó a tres millones y medio de Su pueblo escogido en el desierto por no estar dispuestos a disciplinarse ellos mismos a ser disciplinados por el Espíritu Santo. Aún después de ver que el fuerte poder de Dios dejó a Egipto con las patas arriba,28 ver que Dios abrió el Mar Rojo para que todo Israel caminara a través de tierra seca, y después de verlo a Él destruir todo el ejército egipcio,29 prefirieron ser indisciplinados. Temían más a los gigantes que a Dios.30 Más tarde, Dios expulsó a los gigantes fuera de la tierra prometida usando insectos minúsculos, avispones.31 Debido al hecho que el pueblo de Israel no se dispuso a disciplinarse a ser disciplinados por el Espíritu Santo, Dios lo disciplinó exteriormente haciéndolo correr en círculos en el desierto caliente por cuarenta años hasta que la mayoría cayó muerto.32 Solamente los que siguieron a Jehová su Dios sobrevivieron ese día cuando, con Josué y Caleb, cruzaron el río Jordán sobre tierra seca a la tierra prometida (Dt. 4:4).

Nadie puede huir o esconderse de Dios, de Su disciplina o de Su juicio.33 Está escrito, “Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará Mi mano; y aunque subieren hasta el Cielo, de allá los haré descender. Si se escondieren en la cumbre del [Monte] Carmelo [localizado en Haifa, Israel], allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de Mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá” (Am. 9:2-3).

Si recibimos la disciplina del Señor, recibiremos una gran recompensa y bendición.34 Sin embargo, si la rechazamos, Dios nos advierte, “Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre” (Sal. 50:22). Este mensaje veraz de la misma boca de Dios es muy diferente a la mayoría de mensajes que se oyen ser predicados de los púlpitos hoy; ¡pero ésta es la pura verdad de la santa e infalible Palabra de Dios, la Biblia!

Vivimos en tiempos arriesgados y peligrosos (2 Ti. 3:1). La Biblia dice que en los últimos días, “el amor de muchos se enfriará” (Mt. 24:12). “Habrá hombres amadores de sí mismos” (2 Ti. 3:2), y amarán sus propios caminos indisciplinados, mundanos y diabólicos más que la Palabra de Dios y el camino de Dios.35 Tenemos que estar dispuestos a disciplinarnos a obedecer la Palabra de Dios si deseamos prosperar espiritualmente en la tierra y eternamente en el Cielo.36 Para nosotros, el recibir la disciplina del Espíritu Santo es la misma ley de Dios para nuestra vida eterna.37 Si nos disciplinamos a recibir la disciplina del Espíritu Santo, seguramente viviremos eternamente. La vida que tenemos que vivir para obtener vida eterna para nosotros mismos, es una vida de autodisciplina, una vida en que intencionalmente hacemos la voluntad de Dios. Esta vida de autodisciplina y de hacer la voluntad de Dios para alcanzar y retener Su vida se detalla minuciosamente a través de la Biblia.38 A menos que comencemos a disciplinarnos a hacer las cosas que Dios nos manda hacer en Su Palabra, ciertamente pasaremos todos una eternidad en el lago de fuego preparado por Dios para el diablo, para sus ángeles rebeldes y malvados, y para todos los otros que viven vidas desenfrenadas, indisciplinadas y no regeneradas.39

CARRERA DE DISCIPLINA

La gente se disciplinan voluntariamente para ser profesionales deportivos de toda clase, al igual que músicos, cantantes, estrellas, bailarines, políticos, médicos y abogados. Se disciplinan para cientos de otras carreras con tal de lucirse en este mundo presente, el cual no tiene futuro ya que está condenado por Dios a quemar.40 Sin duda estamos en el fin del tiempo.41 “Los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P. 3:10). Con todo, la gente le presta poca o ninguna atención a voluntariamente disciplinarse a hacer lo que dice la Palabra de Dios para poder pasar una eternidad en un Cielo agradable, cómodo, libre de dolor y hostilidad42 donde no hay diablo,43 muerte,44 envejecimiento, enfermedad, separación de nuestros amados, plagas, pestilencia, hambres, molestias de ninguna clase,45 ladrones, polillas, ni óxido.46 “Como está escrito: Cosas que ojo no vio, no oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Co. 2:9). Está escrito en 1 Juan 2:4, “El que dice: Yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él.” En otras palabras, para poder conocer a Cristo, Él tiene que estar viviendo y obrando en nosotros. Si no, es imposible conocerlo y guardar Sus mandamientos. Si Él está en nosotros, es seguro que lo conocemos y estamos guardando Sus mandamientos.47 Así que aquellos que se llaman Cristianos y no guardan Sus mandamientos son mentirosos;48 porque no lo conocen, Él no está en ellos, y nadie en el mundo puede ver ninguna evidencia de ellos disciplinándose ellos mismos a ser disciplinados por el Espíritu Santo. No le pertenecen al Señor porque Él no está en ellos para hacer Su obra. Son mentirosos y la verdad, que es Cristo, no está en ellos.

Los hombres en las fuerzas armadas de las naciones reciben mucha mención de honor por defender a sus países temporales y mundanos. ¿Cuánto más mención de honor recibirán los hijos de Dios que defienden a sus propios espíritus disponiéndose ellos mismos a someterse a guardar los mandamientos de la Palabra de Dios, la cual es Dios,49 o, es decir, a someterse voluntariamente a la disciplina del Espíritu Santo para entrar no a otro país temporal sino a uno celestial y eterno donde se secará cada lágrima y desaparecerá toda frustración?50 Tampoco habrá en el Cielo tales cosas como locura, drogas, adulterio, fornicación, avaros, homosexualidad, lesbianismo, peligros, apuros, Satanás, mentirosos, rateros, extorcionistas, estafaderos, o cualquier otra abominación.51

Las agencias médicas, en cooperación con el gobierno, han extraído a los cerebros de muertos quienes consideraban ser monstruos incorregibles, delincuentes psicóticos, asesinos y violadores. Nos dicen que no hay nada que distingue el aspecto del cerebro tomado de los cerebros de la gente que se considera haber vivido una vida normal. “No vemos ninguna diferencia.” Estúpidamente se gastan tanto dinero y tiempo en tales investigaciones. Si sólo creyeran la Biblia, la cual nos dice que este comportamiento es causado por espíritus demoníacos invisibles que incluso los microscopios más poderosos no pueden ver.52 Estas mentes han sido convertidas en las fortalezas de Satanás, recibiendo doctrinas más que la Palabra de Dios, y rehusando someter sus vidas a la disciplina del Espíritu Santo.53 Sus vidas hubieran sido cambiadas drásticamente para lo bueno, no solo oyendo la Palabra de Dios, sino haciendo lo que dice, los cual otra vez es lo mismo que someterse a la disciplina del Espíritu Santo ambos por dentro y por fuera.54

EL DIABLO NO PUEDE SER DERROTADO POR HOMBRES CARNALES NI ARMAS CARNALES

Los oficiales no regenerados de la agencia de policía y del gobierno nunca podrán controlar a espíritus demoníacos indisciplinados porque la mayoría de ellos no son nacidos del Espíritu. Por esto, no tienen ningún poder o conocimiento de Dios en ellos para tratar con esta clase de traición satánica e invisible.55 Las agencias seculares, sean gubernamentales, médicas, políticas, policiales, o del militar, junto con el resto de la humanidad secular no regenerada, no tienen ningún poder para luchar contra los poderes demoníacos en este mundo que están causando que la gente cometa crímenes viciosos.56 Ellos no pueden luchar contra algo que no pueden ver ni entender. Hasta los mismos que cometen estos crímenes dicen, “Nunca en mi vida había hecho algo tan malo como esto.” O no pueden comprender por qué hicieron tales cosas, o ellos junto con el sistema mundial creen que deben ser excusados totalmente por lo que hicieron porque algún psicólogo los juzga como enfermos mentales. Dios no permite lenidad para la locura porque la locura es una condición espiritual satánica, una condición de vivir que parece encantarle a la gente. Si sólo aceptaran que el Señor con Su poder viviera en ellos y se disciplinaran a ser disciplinados por Él, nunca cometieran las atrocidades diabólicas que vemos hoy en día.57 Está escrito, “Ni deis lugar al diablo” (Ef. 4:27). Ellos creen lo que el diablo por su espíritu ha plantado en sus cerebros no regenerados.

Solo Cristo por el Espíritu de Dios pudo derrotar al diablo y echarlo fuera.58 Solo aquellos que contienen al Dios Trino viviendo en ellos pueden con éxito luchar contra estos poderes y enseñarles a otros cómo destruir el poder del diablo sobre ellos ya que “las armas de nuestra milicia no son carnales [sino espirituales]...para la destrucción de fortalezas [de Satanás]” (2 Co. 10:4).59 Las personas que no son regeneradas no tienen el Espíritu Trino de Dios en ellos. Necesitan nacer de nuevo del Espíritu.60 Jesús dijo, “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hch. 1:8).

Jesús le hace esta declaración al reino entero secular y espiritual: “Separados de Mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5). La única respuesta verdadera se encuentra en la Palabra de Dios, en las escrituras de la Biblia,61 y sólo se puede delegar por los que han recibido toda la Palabra de Dios, los que voluntariamente han sido probados y evaluados por gente ofensiva, lugares y obstáculos ofensivos arreglados para ellos por el Espíritu Santo, habiendo pasado con éxito estos ensayos y pruebas porque se sometieron inicialmente bajo la disciplina del Espíritu Santo, ambos por dentro y por fuera,62 recibiendo suficiente poder de Dios en ellos para soportar todos los trucos, mecanismos mañosos y engaños del diablo.63

Hoy vemos que muchas penas, persecuciones y pruebas son repartidas a todos aquellos que predican tal verdad de la naturaleza divina de la Palabra de Dios.64 La gente del mundo está siendo disciplinada por las fuerzas malignas a ser rebeldes a la Palabra de Dios, Su manera de vivir, Su voluntad, y Su ley de vida eterna.65 El Señor declaró en el NuevoTestamento, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mt. 5:17). Esto significa que Él vino a mostrarle al mundo con la ayuda de la disciplina del Espíritu Santo viviendo y obrando dentro de y fuera de ellos, que ellos podrían ser más que vencedores contra sus viejas maneras indisciplinadas y carnales en este mundo completamente impío, inespiritual, indisciplinado y lleno de su propia voluntad.66 Si deseamos tener una vida espiritual vencedora y poderosa en Cristo Jesús, tenemos que comenzar aceptando la disciplina del Espíritu Santo hoy.

Para los que somos salvos, hay tanto la disciplina interna del Espíritu Santo como la disciplina exterior del Espíritu Santo. Los que no son salvos casi siempre son disciplinados exteriormente por el Espíritu Santo ya que solo reciben poco o nada interno del Espíritu Santo. La función interna del Espíritu Santo para aquellos de nosotros que somos salvos es “el ungimiento del Espíritu Santo.”67 La disciplina del Espíritu Santo de la cual estoy escribiendo aquí es la disciplina exterior, es decir, lo que el Espíritu Santo hace en nuestro mundo externo o ambiente alrededor de nosotros. El Espíritu Santo arregla muchas diversas circunstancias en nuestras vidas, usando diferentes personas y varios objetos o cosas para disciplinarnos.68 Él siempre nos disciplina porque es necesario.69 La disciplina exterior del Espíritu Santo es la obra principal de Dios en nuestro favor, con excepción del ungimiento interno del Espíritu Santo. Los dos, lo interno y lo exterior, componen casi toda la obra del Espíritu Santo hacia el desarrollo entero de todo el hombre espiritual.70

Una vez más, el Espíritu Santo contiene la ley de la vida.71 El Apóstol Pablo lo dice en las siguientes palabras en Romanos 8:2 : “LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO JESÚS.” Sabemos por la Palabra de Dios que “Cristo [es] poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Co. 1:24). Por lo tanto, sabemos que Cristo es uno con Dios.72 Él es una combinación del Padre,73 del Hijo,74 y del Espíritu Santo.75 “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). Jesús dijo, “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la tierra” (Mt. 28:18). Así que Jesús, quien también es el Espíritu Santo, está en nosotros, si somos nacidos del Espíritu, Él puede por Su poder viviendo y obrando en nosotros ambos interna y exteriormente, librarnos del poder del pecado.76 También, el poder de Cristo, el Espíritu Santo en nosotros, puede mortificar los hechos del cuerpo humano.77 Cristo, el Espíritu Santo, también nos dirigirá en toda verdad;78 de modo que si aceptamos la disciplina del Espíritu Santo, ciertamente podremos vivir según la vida de Cristo, ambos por nuestro estar en el Espíritu Santo y por el Espíritu Santo viviendo en nosotros.79

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26). Estas son las cosas que el Espíritu Santo hace internamente para los que somos salvos, nacidos del Espíritu Santo. Este es el ungimiento interno del Espíritu Santo en nuestros cuerpos humanos.

Está escrito, “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Ro. 8:28). Esto quiere decir que no importa cuáles sean los acontecimientos diarios que ocurran en nuestras vidas, ciertamente son para nuestro propio bienestar. Todo es para nuestro bienestar porque estos acontecimientos exteriores son para nuestro desarrollo y profundidad en Cristo.80 Son buenos porque son la disciplina del Espíritu Santo. Una vez más, para continuar en la vida de Dios, el Espíritu de Dios, necesitamos saber que los acontecimientos que suceden alrededor de nosotros son para nuestro bienestar, para nuestro desarrollo espiritual. Necesitamos tener esta escritura presente en nuestra mente a toda hora. Nos dará fuerza cada vez que venga el desaliento, las pruebas, las tribulaciones, las persecuciones, o cualquier otro tipo de pérdida que parece venir en nuestro camino.81 Solo sepas que algo bueno y santo se está haciendo para ti. No dejes que se te escape esta escritura y las muchas otras escrituras que nos mandan a tener fe y poner toda nuestra confianza en la sabiduría de Dios para el desarrollo espiritual de la humanidad.82

La obra del Espíritu Santo de disciplina exterior y movimiento interno con Su dirección y Su poder en nosotros significa que podemos tener el poder del Señor en nosotros para ser librados completamente de cada tentación, prueba, tribulación, persecución, difamación, decepción, separación y penas.83 La disciplina del Espíritu Santo es nuestro campamento de entrenamiento militar y nuestra reprensión diaria, la cual Dios nos ayuda a soportar todo para que podamos creer más en Su poder y desarrollarnos espiritualmente de estatura.84 “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 P. 1:7). El término “prueba” es el término que la Biblia usa para el ser analizado. También somos probados para que podamos saber, por el aumento del poder de Dios viviendo y obrando en nosotros, que somos más que capaces de resistir toda tentación y tolerar cada obstáculo, condición o ambiente exterior por medio de la fuerza que recibimos disciplinándonos a ser disciplinados por el Espíritu Santo interna y exteriormente.85

Resistir o darle la espalda a la tentación es lo mismo que tener victoria sobre esa prueba o tentación.86 “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará Mi nombre, y Yo le oiré, y diré: Pueblo Mío; y él dirá: Jehová es mi Dios” (Zac. 13:9). Tenemos que soportar esta disciplina, esta dureza temporaria para que al fin de nuestra prueba podamos aparecer como oro ante Dios, tanto aquí como en el Juicio. Job lo dice de esta manera: “Mas Él [Dios] conoce mi camino [de autodisciplina]; Me probará, y saldré como oro” (Job 23:10). El significado espiritual de oro aquí es “pureza del espíritu.”87

Quizás te molestarás y sentirás cierta cantidad de dolor por causa de toda esta disciplina, pero es solo temporario y el resultado final causará la más grande y rica condición santa en nosotros.88 “No hay disciplina que parezca agradable mientras que acontece, sino dolorosa. Sin embargo, más adelante produce una cosecha de justicia y paz para aquellos que han sido entrenados por ella” (He. 12:11, griego original). Si aceptamos sólo una pequeña cantidad de la disciplina del Espíritu Santo, los resultados espirituales dentro de nosotros también serán pequeños, y nuestra condición espiritual será mala o eternamente fatal.89

LA DISCIPLINA MÁS PELIGROSA

Los santos de Dios pasarán muchas pruebas, muchas tribulaciones y muchas tristezas.90 Después de haber pasado por las tormentas de la miseria, algunos experimentaremos un tiempo de tranquilidad, relajamiento y paz con cierta cantidad de riqueza y poco o nada de crítica. Oiremos sobre todo las voces de los que nos desean bien y los que nos elogian, no las voces de falsos acusadores ni de los que nos suprimen. El Espíritu Santo prepara un ambiente tan próspero para algunos de Sus elegidos en orden de probar la cantidad de poder interno que tienen para mantener tal exaltación y abundancia después de recibir la disciplina interna del Espíritu Santo.91 Fe se le agrega a nuestras vidas después de que nos damos cuenta que el poder de Dios dentro de nosotros es más que suficientemente poderoso para ayudarnos a pasar con triunfo estas pruebas de opresión, tribulaciones, tentaciones, pérdidas y tristezas.92

Muchos Cristianos pueden soportar pobreza, pruebas, tribulaciones y sufrimientos, pero lo encuentran más difícil continuar recibiendo la disciplina del Espíritu Santo cuando se vuelven prósperos y comienzan a recibir aplausos, elogios y alabanza.93 Se les hace difícil continuar en la disciplina del Espíritu Santo, tanto internamente como exteriormente, cuando se vuelven ricos, son exaltados, o reciben una promoción.94 Mucha gente sólo puede continuar recibiendo la disciplina del Espíritu Santo cuando está siendo oprimida y rodeada por una tristeza dolorosa. Muchas personas pueden recibir la disciplina del Espíritu Santo cuando el Espíritu arregla este tipo de ambiente para ellas. Pero muy pocas personas de Dios continúan siempre recibiendo la disciplina del Espíritu Santo para poder sobrevivir en un ambiente de prosperidad donde todo en su vida le parece fácil.95 Muchos discípulos se distraen tanto por las cosas mundanas, las cuales no son convenientes espiritualmente, que se les hace difícil o hasta imposible recibir la disciplina del Espíritu Santo, es decir, continuar sirviendo al Señor.96 Rehúsan continuar sirviendo a Dios con un espíritu humilde. Rehúsan disciplinarse ellos mismos a leer, orar y hacer todas las otras cosas que Dios los manda a hacer. En otras palabras, se apostatan del Señor.

Para que nuestras debilidades y fuerzas internas sean reveladas a nosotros, necesitamos que el Espíritu Santo nos pruebe en un ambiente donde estaremos agitados.97 Una vez más, el Espíritu Santo a veces arregla que seamos colocados en un ambiente donde estamos rodeados por la gente que nos irrita más, o trabajamos y vivimos en un lugar que odiamos. Hay una grande cantidad de otros obstáculos que requieren que la presencia de Dios en nosotros los conquiste. Así pues, Amados, “No os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P. 4:12-13).

Si deseamos la vida eterna de Dios, tenemos que descontinuar nuestra vieja vida propia. Disciplinándonos a ser disciplinados por el Espíritu Santo mortifica o amortigua nuestra vieja vida propia.98 Esto hace posible que continuemos minuto por minuto, hora por hora, día por día con la vida eterna de Dios viviendo y obrando en nosotros.99 Necesitamos darnos cuenta que cada persona, cada lugar, cada obstáculo, y cada situación que el Espíritu Santo ha preparado para nuestro ambiente es para nuestro bienestar. Necesitamos darle gracias a Dios por la fuerza espiritual vencedora que recibimos de la disciplina que Él prepara para nosotros. No importa lo que nos esté sucediendo, necesitamos saber que es el Señor. Sólo tenemos que relajarnos y confiar que es el Señor, sabiendo que cuando Dios hace algo, es bueno para nosotros. Es exactamente lo que necesitamos. “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Ro. 8:28).

La gente que en su corazón tiene asesinato, odio o lujurias de cualquier clase puede tener victoria sobre el odio, el asesinato, las lujurias y aún sobre otras tentaciones simplemente confiando que la Palabra de Dios es lo suficientemente verdadera para hacer lo que Él dice de modo que Él pueda cambiar su ambiente y luego elevarla a un estado más alto de utilidad para Él.100 Todas estas cosas que nos agravan tanto son, según la Palabra de Dios, para nuestro bienestar y son exactamente lo que necesitamos.

DIAMANTES NO MUY PULIDOS

Somos como diamantes no muy pulidos. Cuando Dios nos encuentra, todavía estamos cubiertos con toda clase de sustancias sin valor y pedregosas. Todo esto tiene que someterse y mortificarse para que primero se pueda ver el diamante. Luego, se podrá formar y pulir por el procesamiento de Dios.101 Duele mientras que nos sucede, pero cuando Dios acaba Su obra en nosotros, brillaremos más intensamente que cualquier diamante, porque Él entonces podrá utilizarnos haciendo Su obra en nosotros y a través de nosotros para darle a Él más gloria que cualquier otra cosa que Él jamás haya creado. Es por este mismo proceso que nos convertimos todos en los miembros obreros del glorioso Cuerpo de Cristo, Su Novia.102 Si deseamos entrar al Cielo, todos tendremos que pasar por este santo proceso para poder compartir la vida y el poder eterno de Dios. Éste es el Espíritu Santo que te está preparando para vivir eternamente con Dios en Su Reino celestial. No debemos desdeñar aquello que es eternamente bueno para nosotros. El Señor declara, “No menosprecies, hijo Mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de Su corrección; porque Jehová al que ama castiga [Él disciplina], como el padre al hijo a quien quiere” (Pr. 3:11-12).

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para [solo] los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu,” es decir, los que se disciplinan a ser disciplinados por el Espíritu Santo (Ro. 8:1). Este es el verdadero evangelio que el mundo no debe desdeñar. Es la vida de autodisciplina, autosacrificio.103 Jesús ordenó que después que somos salvos, tenemos que negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día y seguirlo a Él” (Lc. 9:23). Si hacemos esto, seremos miembros del ejército que nunca rompe a fila, el ejército que nunca se cae del círculo de la luz celestial de Dios o se aleja, volviendo a la vida oscura, indisciplinada de este mundo condenado de hoy donde lo único que uno puede anticipar es una cierta muerte e Infierno con su eterno lago de fuego,104 un lugar donde habrá “lloro y el crujir de dientes,”105 un lugar donde la gente “[morderá] de dolor sus lenguas” (Ap. 16:10).

El Señor no puede trabajar en los miembros que no están dispuestos a ser quebrantados.106 Si nos quebrantamos en nuestro propio espíritu humano aceptando la disciplina del Espíritu Santo tanto internamente como exteriormente, el Dios Trino por Su Espíritu Santo no solo puede trabajarse Él Mismo en nosotros por medio de nuestra quebrantadura,107 sino que se puede extender hacia los que están fuera de nosotros por aquella misma quebrantadura para que ellos también puedan ser salvos. Entonces ellos también podrán hacer Su voluntad en este mundo permitiendo que Cristo con Su Padre por el Espíritu vivan la vida de Dios en ellos en este mundo presente y ganen a las almas por las cuales Él murió.108

¿Estás dispuesto a dejar que Dios viva Su vida en ti y a través de ti? ¿Estás dispuesto a disciplinarte lo suficiente para ser disciplinado por el Espíritu Santo para que puedas darle la espalda a cada tentación y tener victoria en cada conflicto que tienes ahora y que tendrás en el futuro con el diablo y sus demonios malignos?109

Cristo, en este momento, con el Padre por el Espíritu Santo puede nacer en tu espíritu humano con Su vida eterna y poder vencedor. Comienza a vivir la vida victoriosa de Cristo ahora mismo haciéndolo asunto tuyo comenzar a disciplinarte por el Espíritu Santo. El primer paso, sin vacilación, es decir esta oración:

Oración

Mi Señor y mi Dios, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre por el perdón de todos mis pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4 y que Él está sentado a la mano derecha de Dios en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración. 5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón Señor Jesús. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor Jesús; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor Jesús, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


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© Propiedad literaria julio, 2001 Todo derecho reservado Pastor Mundial Tony Alamo ® Registrado julio, 2001


Notas del "ACEPTANDO LA DISCIPLINA DEL ESPÍRITU SANTO":vuelva arriba

1 Is. 53:1-3, Jn. 3:34, 10:30, 32-38, 17:20-23, Ro. 5:6-10, 1 Co. 15:3-6, Col. 2:9, Ap. 1:5, 8 vuelva

2 Gn. 3:15, Dt. 18:15-19, Sal. 22:22, Is. 9:6, 7:14, 8:18, Dn. 7:13, Mt. 1:1-16, 23-25, 16:27-28, 20:28, 26:28, 64, Mr. 2:28,10:45, Lc. 2:11-14, 21, 49-52, 3:23-38, 24:39-40, Jn. 4:7, 9-14, 20:26-27, Gá. 4:1-5, Ap. 5:5 vuelva

3 Jn. 1:14, 17:2-4, Hch. 2:22-27, Ro. 1:3-4, 8:3-4, Gá. 2:20, 3:24, 4:1-2, Ef. 2:13-18, Col. 1:21-22, 1 Ti. 3:16, He. 2:14-18, 5:5-11, 1 P. 4:1-2 vuelva

4 Is. 7:14-15, Mt. 3:15, 17, 4:1-11, Jn. 1:14, 4:34, 5:19-30, 6:38-40, 8:28-29, 12:49-50, 17:1-6, 12-14, 19, Ro. 5:18, 1 Co. 15:45, Gá. 4:4-5, Fil. 2:5-11, He. 2:16-18, 4:15, 5:8-9, 12:2-3, 1 P. 1:18-19, 2:6, 21, Ap. 5:1-10 vuelva

5 Jn. 1:14, 3:34, 4:34, 5:19-23, 27, 30, 6:38-40, 8:28-29, 9:4-5, 12:49-50, 14:10-12, 17:1-6, 12, 19, Gá. 4:1-2, 4-5, Fil. 2:5-12, He. 2:9-10, 14-18 vuelva

6 Jn. 4:34, 14:15-21, 23, 26, 15:1-11, Ro. 8:12-19, 37-39, 2 Co. 5:17-21, Ef. 2:18-22, 6:11-18, Stg. 4:7, 1 Jn. 3:6, 24, 2 Jn. 9 vuelva

7 Gn. 6:5-6, Sal. 2:12, 8:4, 14:3, 51:5, Ecl. 7:20, Is. 53:6, Ez. 18:20, Zac. 12:10, Mt. 3:12, 7:13-14, 17:5, 25:32-33, Jn. 3:3, 5, 10:7-9, 14:6, Hch. 4:12, Ro. 3:9-12, 23, 5:8, 12, 14, 19, 1 Co. 15:22, 2 Co. 5:14-15, Gá. 3:22, 1 Ti. 6:14-16, He. 9:22, 1 P. 2:25, 2 P. 3:9-12, 1 Jn. 1:8-10, 2:4, 16, Ap. 12:9 vuelva

8 Dt. 28:28, Pr. 8:36, 9:13-18, Ecl. 9:3, Is. 5:20, 14:16-20, Dn. 7:25, Mt. 15:14, 24:11-12, 25:1-12, 24-30, Lc. 19:20-27, 21:25-26, Ro. 1:18-32, 2 Ts. 2:8-12, 2 Ti. 3:1-7, 13, 2 P. 2:12-14, Ap. 2:10, 20-21, 9:20-21, 17:3-5 vuelva

9 Dt. 11:26-28, 27:15-26, Ez. 11:21, Mal. 4:6, Mt. 7:22-23, 26-27, 24:5-7, Mr. 13:6-8, Lc. 21:10-11, Ro. 8:34-35, 2 Ts. 2:8-12, 2 P. 2:4-22, Ap. 6:12, 8:5, 7-12, cap. 9, 11:13, 19, cap. 16, 18:3-24 vuelva

10 Ap. 2:1-5, 16, 3:19, 7:1, 8:5-13, cap. 16, 18:3-24, 19:20-21, 20:10-15 vuelva

11 Dt. 11:26-28, 27:15-26, Ez. 11:21, Mal. 4:6, Mt. 7:22-23, 26-27, 2 Ts. 2:8-12, 2 P. 2:4-22, Ap. 8:7-12, cap. 9 vuelva

12 Gn. cap. 1, Sal. 148:5-6, Is. 41:16-20, 42:5, 45:7-8, 18, Am. 4:13, Col. 1:16, Ap. 4:11, 10:6 vuelva

13 Dt. 11:26-28, 27:15-26, Ez. 11:21, Mal. 4:6, Mt. 7:26-27, 2 Ts. 2:8-12, 2 P. 2:4-21, Ap. 8:7-12, cap. 16, 18:3-24, 19:20, 20:10-15 vuelva

14 Sal. 78:10, Pr. 1:24-32, 13:18, Jer. 11:10, 13:10, Mt. 10:14, Lc. 9:5, Jn. 3:19-20, 1 Co. 1:23, 2 Ts. 2:10, 3:1-2, He. 12:25-26, Ap. 14:9-11 vuelva

15 Mt. 11:20-24, 12:36, 16:27, Lc. 10:13, 19:37, Jn. 10:36-38, 14:10-13, 15:24, Hch. 15:18, 26:20, Ro. 13:12, 2 Co. 11:15, Ef. 2:10, 5:11, Col. 1:21, 1 Ti. 5:25, 6:14-19, 2 Ti. 3:17, 4:14, Tit. 1:16, 2:7-8, 14, 3:8, 14, He. 2:7, 3:9-10, 9:14, 10:24, Stg. 2:14, 17-18, 20-26, 3:13, 1 P. 2:12, 1 Jn. 2:4, 2, 3 vuelva

16 Mt. 10:1, 7-8, 16:18, Mr. 6:2, 11:23-24, 16:15, 17-18, 20, Lc. 10:19, Jn. 14:12-20, 23, 15:4-8, 16, Hch. 1:8, 3:1-10, 5:12, 15-16, 32, 16:16-18, 19:10-12, Ro. 8:11, 14-16, 37, 1 Co. 2:4-5, 2 Ti. 1:6-7, He. 2:4, 1 Jn. 4:4, 5:4 vuelva

17 Mt. 8:1-13, 23-27, 9:1-8, Lc. 4:33-36, 5:1-11, 6:6-10, 7:11-16, 9:12-17, 37-43, 17:11-19, Jn. 4:46-54, 5:5-16, 36, 11:1-44, 14:10-11, 20:30, Hch. 2:22 vuelva

18 Is. 9:6, Mt. 1:23, Jn. 1:1-3, 10, 14, 10:30, 12:44-45, 14:6-11, 13, 20, 17:21-22, 2 Co. 4:4, Col. 1:12-17, 2:9-10, 1 Ti. 3:16, He. 1:2-3, 1 Jn. 2:23, 5:7, 20 vuelva

19 Jn. 14:15-20, 23, 26, 15:1-11, 16:7-14, 17:21-23, 26, 1 Co. 3:9, 16-17, 6:16-20, Ef. 2:18-22, 3:16-21, Col. 1:27-29, 1 Jn. 2:27, 3:6, 24, 4:4, 5:12, Ap. 3:19-21 vuelva

20 Sal. 119:43-44, 138:2, Zac. 4:6, Mt. 8:8, 16, Jn. 1:1, 4:23-24, 6:63, 17:17, Hch. 1:16, 28:25, 1 Co. 2:12-13, Ef. 6:17, 1 Ts. 2:13, 2 Ti. 3:16, He. 4:12, 2 P. 5:17 vuelva

21 Job 1:19-21, Sal. 94:12, Pr. 3:11-12, 13:24, Mt. 16:24, Lc. 11:28, 2 Co. 10:3-6, Ef. 4:22-27, 6:10-18, 2 Ti. 2:3-5, He. 12:5-6, Stg. 1:21-25, 2:10, 4:7-10, 1 Jn. 2:4, Ap. 1:3 vuelva

22 Mt. 10:38-39, 16:24-25, Mr. 8:34-35, 1 Co. 15:31, Gá. 5:16, Ef. 6:5-8, 1 P. 5:1-7 vuelva

23 Jn. 3:3-5, 1 Co. 2:14, 9:27, 1 Ti. 6:18-19, He. 13:18 vuelva

24 Job 28:28, Sal. 2:11, 5:7, 9:20, 15:4, 22:23, 25, 25:14, 31:19, 33:8, 18, 34:7, 9, 11, 111:10, Pr. 1:7, 26-29, 33, 2:5, 3:7, 8:13, 9:10, 10:27, 14:26-27, 15:16, 33, 16:6, 19:23, 22:4, 23:17, 24:21, 29:25, Ecl. 3:14, 5:7, 8:12, 12:13 vuelva

25 Neh. 9:2-3, Job 28:28, Sal. 32:5, 34:13-14, 37:27, 38:18, 41:4, 51:2-5, Pr. 28:13, Ez. 11:18-20, 18:21-23, 27-28, 30-31, Lc. 11:28, Jn. 15:10, 14, Hch. 3:19, Tit. 2:11-14, He. 6:1, Stg. 4:8-10, 1 Jn. 1:9-10, 2:3-6, 17, 5:2-3, Ap. 22:7, 14 vuelva

26 Mt. 5:14-16, 10:1, Lc. 9:1-2, Jn. 1:12, 14:12, 15:12-14, Ro. 6:3-13, 8:9-14, 16, 1 Co. 6:2-3, Fil. 2:15-16, 4:13, Col. 2:11-15, He. 2:10-11, 1 Jn. 3:2, Ap. 3:10-12, 21:2-4 vuelva

27 Dt. 4:29-31, 11:26-28, 30:1-3, 8-10, 2 Cr. 7:14, Pr. 3:1-8, 33, 13:21, 16:7, Is. 1:19-20, Jer. 3:12-13, 18:8 vuelva

28 Ex. caps. 7-11, 12:29-33, Sal. 105:23-38, 135:8-9 vuelva

29 Ex. cap. 14, 15:1-14, Dt. 11:1-4, Jos. 2:9-11, 4:21-24, 24:5-7, Neh. 9:9-11, Sal. 106:7-13, 136:10-15, Hch. 7:36 vuelva

30 Nm. 13:25-33, 14:1-10, 22-23, 36-38 vuelva

31 Ex. 23:27-28, Dt. 7:20-21, Jos. 24:11-12, Am. 2:9 vuelva

32 Nm. 14:22-23, 28-38, 32:8-13, Dt. 8:2-6, Sal. 95:8-11, He. 3:8-12, 15-19 vuelva

33 1 S. 2:3, 2 R. 19:27, 1 Cr. 28:9, 2 Cr. 16:9, Job 24:22-24, 28:9-11, 24, 34:21-22, 25-27, 42:2, Sal. 44:21, 66:7, 94:9-11, 139, Pr. 15:3, 11, Is. 29:15-16, Jer. 23:23-24, 32:18-19, Am. 9:2-4, Jon. cap. 1, He. 4:13, 1 Jn. 3:20 vuelva

34 Lv. 26:3-12, Dt. 4:40, 5:10, 29, 7:9-15, 11:26-28, 12:28, 15:4-5, 28:1-14, Job 36:11, Sal. 1:1-3, 92:12-14, Pr. 3:1-11, He. 10:36-37 vuelva

35 Sal. 52:3, Jn. 1:1-5, 10-11, 2 Ti. 3:1-4, 1 Jn. 2:23 vuelva

36 Sal 1, 122:6, Pr. 28:13, Mt. 10:39, 19:21, 29, Jn. 12:25-26, Ro. 8:10-18, Gá. 6:8, Fil. 3:7-15, Col. 3:1-8 vuelva

37 Dt. 30:16, Pr. 4:4, 7:2, Ez. 33:11, Mt. 4:4, Lc. 10:26-28, 20:38, Jn. 5:25, 6:50-51, 53-58, 11:25-26, 14:19-21, Ro. 1:17, 6:2-13, 8:1, 10-13, Col. 3:4-5 vuelva

38 Mt. 10:37-39, 16:24-26, Lc. 5:11, 27-28, 14:26-27, 33, 18:28-30, Hch. 20:22-24, Ro. 8:12-14, 35-37, 1 Co. 9:27, Gá. 2:20, 5:16, 22-25, 6:14, 17, Fil. 3:7-9, Col. 3:1-6, Tit. 2:11-12, He. 12:5-11, Stg. 4:13-15, 1 P. 4:1-2, Ap. 3:18-22 vuelva

39 Sal. 9:17, Is. 14:9-17, Mt. 3:7-12, 7:13-14, 19, 21-23, 8:11-12, 10:28-33, 13:24-30, 36-42, 47-51, 22:11-14, 24:42-51, 25:24-33, 41, 46, Lc. 16:19-26, Jn. 5:29, 2 Ts. 1:7-9, 2 P. 2:4-6, 10-12, Jud. 4-7, 14-15, Ap. 9:1-2, 14:8-11, 19:20, 20:7-15, 21:8 vuelva

40 Is. 13:5-11, 24:19-20, 34:1-4, Ez. 38:20-23, Hch. 2:19-20, 2 P. 3:10-12, Ap. 6:8, 12-17, 16:1-4, 8-11, 17-21 vuelva

41 Dn. 2:29-45, 12:1-4, Mt. 24:3-39, 42-44, Hch. 2:17-20, 2 Ti. 3:1-5, Stg. 5:8-9, 1 P. 4:7, 2 P. 3:3-14, Ap. cap. 17 vuelva

42 Job 3:17, Dn. 12:3, Mt. 5:8, 11-12, 19:21, Jn. 14:2-3, 2 Co. 5:1-4, 1 Ts. 4:16-18, Ap. 2:7, 3:21, cap. 4, 7:9-17, 14:12-13, 15:2-3, cap. 21, 22:1-5, 12-14 vuelva

43 Is. 14:9-17, Lc. 10:18, Ap. 12:7-10, 22:15 vuelva

44 Mr. 10:30, Lc. 20:36-38, Jn. 5:24, 10:28 vuelva

45 Ap. 21:1-6. 7:14-17, 22:1-3, 17 vuelva

46 Mt. 6:20-21, Lc. 12:33, He. 10:34, 1 P. 1:4 vuelva

47 1 Jn. 2:3-6 vuelva

48 Mt. 7:20-23, 1 Jn. 2:4 vuelva

49 Pr. 11:30, Mt. 7:24-25, 25:1-10, 31-34, 41, 46, Lc. 9:23-26, Jn. 1:1-3, 14, 10:2-5, 14-16, 27-29, 15:14, 1 Co. 9:14, 16, 24, Gá. 6:9, Ef. 4:27, 6:17, Fil. 1:17, 20, 2 Ti. 2:3-4, 3:14-17, 4:2, 7-8, He. 10:22-23, 12:1-2, Stg. 4:7, Ap. 2:2-5, 7, 3:12, 21, 6:9-11, 7:17, 19:11-13, 21:2-8 vuelva

50 Sal. 145:10-20, Is. 25:8, He. 11:24-27, 32-40, 12:28, 13:14, 1 P. 1:10-11, Ap. 7:17, 21:3-4, 7 vuelva

51 Gn. 13:13, 19:4-13, 24-28, Lv. 18:20, 22, 20:13, Dt. 18:10-12, 22:5, 22, 23:17, 1 R. 14:24, Pr. 20:10, 29:27, Jer. 23:14, Mt. 17:15-18, 24:48-51, Ro. 1:20-32, 1 Co. 6:9-10, 15:50, Gá. 5:19-21, Ef. 5:4-5, 1 Ti. 1:9-10, 2 P. 2:4-17, Ap. 21:8, 22:15 vuelva

52 Mt. 8:16-17, 9:32-33, 10:1, 15:14, Mr. 1:34, 39, 7:25-30, 9:17-27, Lc. 8:27-36, 2 Co. 4:4, 10:3-5, 1 P. 5:8 vuelva

53 Ro. 7:23-25, 8:5-11, 2 Co. 4:3-4, 10:3-5, Ef. 2:3-6, 4:22-24 vuelva

54 Ro. 8:1, 4, 12-14, Gá. 5:16-17, 24-25, Ef. cap. 2, Stg. 2:17-26 vuelva

55 Ecl. 3:16, 9:5, Zac. 4:6, Mt. 4:23-24, 8:16, 28-32, 10:5-8, 38-40, 12:15, 17:20-21, 21:21-22, 28:18, Lc. 4:40-41, 6:17-19, 8:26-36, 10:19, Jn. 7:23, 8:44, 11:38-45, 14:6, 12, Hch. 1:8, 19:13-20, Ro. 8:5-8, 35-37, 1 Co. 1:24-25, 2:14, 6:1-3, Ef. 2:1-2, Col. 1:16-17, 2 Ts. 3:2, He. 11:6, Ap. 12:11 veulva

56 Ecl. 9:5, Mt. 12:25-28, Jn. 15:5, Ef. 2:1-3 vuelva

57 Ef. 4:27, 1 P. 5:8, Stg. 4:7 vuelva

58 Mt. 8:16, 12:28-29, Jn. 3:35, 16:33, Ef. 1:20-22, Fil. 2:9-10, 2 Ts. 2:8, 1 Jn. 4:4, 5:4, Ap. 1:17-18, 17:14 vuelva

59 Ef. 6:10-18 vuelva

60 Jn. 3:3-7, 1 P. 1:22-23, 1 Jn. 3:9, 5:18 vuelva

61 Gn. cap. 1, 2:1-3, Dt. 28:45, Pr. 1:24-33, 4:5, 7, 12:15, Is. 45:11-12, 18, Mal. 2:6-7, Mt. 4:4, 8:16, 10:1, 7-8, 21:32, 22:16, Mr. 1:15, 6:12-13, 7:14-16, 11:23-24, 16:15-18, Lc. 10:1, 17-22, Jn. 1:1, 7, 12-13, 17, 4:23-24, 5:33, 6:28-29, 63, 8:16, 31-32, 40, 45, 11:25, 12:46-50, 14:6, 15:3-8, 16:13, 17:17, 19, 18:37, Hch. 4:12, 16:31, 1 Co. 9:16-18, Gá. 1:8-12, 4:16, Ef. 1:13, Col. 1:16-17, 2:9-10, 1 Ts. 2:13, 2 Ts. 2:9-12, Stg. 1:18, 1 Jn. 5:6, Ap. 19:13, 22:18-19 vuelva

62 Mt. 10:1, 6-8, 28:18-20, Mr. 16:15-18, Lc. 9:1, Jn. 1:12, 12:46, 14:10-21, 16:27, 20:22, Hch. 1:8, Ro. 13:1-7, 1 Ti. 3:6-7, He. 13:5, Stg. 2:17-18, 20-22, 24, 26, Ap. 20:12-13, 15 vuelva

63 Mt. 17:20, 21:21-22, Mr. 11:22-23, Jn. 8:44, Hch. 13:10, Ro. 8:35-39, 2 Co. 2:11, 4:3-4, 11:3, 14, Ef. 4:27, 6:10-18, Col. 1:13, He. 4:11-12, 1 P. 5:8-9, Ap. 12:12 vuelva

64 Mt. 5:10-12, 23:34-35, 24:9-10, Mr. 13:12-13, Jn. 15:18-20, 16:1-2, 17:14, 2 Co. 4:8-11, Gá. 4:29, 2 Ti. 3:2-4, 12, 1 P. 4:12-14, 1 Jn. 3:1, 13 vuelva

65 Is. 5:20-23, Jer. 30:7, Dn. 7:25, Mt. 5:11-12, 10:21-23, 28, Jn. 15:18-21, 1 Ti. 4:1-2, 2 Ti. 3:1-5, Ap. 2:10, 20-23, 12:9, 12, 13:1-8 vuelva

66 Sal. 4:3, 145:18-20, Is. 43:11, 45:20-22, 24, 49:26, 60:16, Zac. 13:9, Mt. 5:11-12, Lc. 10:19-20, Jn. 14:15-21, Hch. 2:21, Ro. 1:1, 8:35-39, 1 Co. 4:10, 2 Co. 6:17-18, He. 4:10-16, 7:25-26, Stg. 1:27, 1 Jn. 5:4, Ap. 3:10-12 vuelva

67 Mt. 10:19-20, Mr. 13:11, Lc. 11:13, 24:49, Jn. 6:47-59, 14:6, 16-18, 20, 16:13-16, Ro. 2:13, 8:14-17, 22-23, 26-29, 1 Co. 3:16-17, 11:23-26, 2 Co. 6:16, Ef. 2:19-22, He. 12:5-11, Stg. 1:21-22 vuelva

68 Gn. 3:2-3, 9-19, 4:8-16, Ex. 7:14-25, 8:5-6, 9:9-11, 22-26, 10:12-19, 21-23, 11:4-7, 12:29-30, Nm. 14:26-38, Jos. cap. 7, 24:13-20, Jue. 2:11-15, 19-23, 3:7-9, 12-30, 4:1-3, 6:1-14, 10:6-18, 11:6-8, 32-33, 13:1, 16:15-21, 1 S. 15:2-23, 2 S. cap. 11, 12:1-19, 16:5-11, Sal. 50:22, Pr. 1:23-33, Ez. 3:18-19, Dn. 4:28-37, Jon. caps.1-4, Mt. 7:17-20, 12:50, 21:18-20, 25:1-30, Lc. 9:23, 19:20-27, Jn. 3:18-19, 5:26-27, 14:15-17, 15:8-10, Hch. 5:1-11, Ro. 1:21-32, 9:13, 12:1-2, 1 Co. 9:16-17, Gá. 3:24, 4:1-6, Ef. 4:27-28, 5:11-12, 22-24, 2 Ts. 2:10-12, 3:14-15, He. 10:26-29, 12:6-8, 13:17, Stg. 4:7, 1 P. 1:18-19, 1 Jn. 2:4, Jud. 12-13, Ap. 2:2-5, 9-10, 3:1-10, 15-16, 8:7-13, caps. 9, 16 vuelva

69 Pr. 6:23, 10:17, Jn. 15:2, He. 12:5-11, 1 Jn. 2:3-6, 5:2-4, Jud. 12-1 vuelva

70 Dt. 5:32-33, Pr. 3:11-12, Ecl. 12:11-13, Jn. 16:13-14, Ro. 8:26-28, 1 Co. 9:26-27, Ef. 2:18-22, 4:11-13, Col. 2:9-13, 4:12, He. 12:5-8, 11, 1 Jn. 2:20, 24-25, 27, Ap. 3:19-22 vuelva

71 Jn. 6:35, 47-51, 63, Ro. 8:2-4, 10, 2 Co. 3:6, Gá. 6:8 vuelva

72 Gn. 1:1-2, 26, Is. 9:6, 44:6, Mt. 1:23, Jn. 1:1-3, 10-14, 1 Co. 1:24, 2 Co. 5:19, Ef. 1:19-23, 4:8-10, Col. 1:12-19, 2:9-10, 1 Jn. 5:7, Ap. 1:7-8 vuelva

73 Jn. 10:30, 37-38, 14:7-11, 20, 17:21-23, Col. 1:15, 19 vuelva

74 Mt. 8:24-32, 9:2-8, 18-35, 14:22-33, 27:50-54, Lc. 2:30-35, 40, Jn. 1:14, 3:35-36, 5:19, 26, 30, 8:16, 18, 28-29, He. 1:1-3 vuelva

75 Mt. 12:18, 28, Jn. 1:1-4, 14, 3:34-36, 4:24, 6:63, 11:25, Hch. 10:38 vuelva

76 Jn. 8:31-36, 14:20-21, 15:3-5, 7-10, 17:22-23, Ro. 6:3-8, 15-18, 8:1-4, 10, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, Gá. 2:20, 5:1, 16-18, Ef. 2:19-22 vuelva

77 Ez. 36:27, Jn. 14:15-17, 20, 23, Ro. 6:1-8, 8:13-14, 1 Co. 9:27, 2 Co. 13:5, Gá. 5:24-25, 6:14, Col. 3:1-6, 8-10 vuelva

78 Jn. 14:15-20, 23, 26, 16:13-14, 1 Jn. 2:20, 27 vuelva

79 Jn. 14:15-20, 23, 26, 15:1-14, 17:16-18, 21-23, Ro. 8:1, 9-11, 26-28, 31, 37, Gá. 2:20, 1 Jn. 3:6, 24, 5:4 vuelva

80 Dt. 8:2-6, Job 5:17-19, Sal. 34:8, 18-19, 63:3, 94:12, 119:64, 67, 71, 75-76, Pr. 3:11-18, Ro. 2:4, 8:23-32, 35-39, 1 Co. 11:32, 2 Co. 4:15-18, Fil. 1:12-14, He. 12:5-13, Stg. 1:17, 5:10-11, 1 P. 5:10, Ap. 3:14-22 vuelva

81 Neh. 8:10, Job 23:10, Sal. 119:49-50, 92, 165, Ecl. 7:3, Ro. 5:3-5, 8:16-18, 15:4, 2 Co. 4:17-18, He. 13:5-6, Stg. 1:2-4, 12, 1 P. 1:6-7, 3:10-14, 4:12-14 vuelva

82 Sal. 5:11, 9:9-10, 33:18-19, 34:8, 112:7-8, Pr. 3:5, 14:26, Jer. 17:7-8, Jn. 11:25-26, 14:1, 15:2, Ef. 6:16, He. 5:13-14, 11:32-34, 1 P. 4:12-13 vuelva

83 Mt. 24:13, Jn. 16:33, Ro. 7:24-25, 8:1-2, 11, 28-31, 35-39, 2 Ts. 1:3-7, 2 Ti. 2:3-5, 4:5, Stg. 5:10-11, 1 Jn. 2:14, 17, 4:4 vuelva

84 1 R. 2:1-4, Pr. 4:5-7, 22:6, Mt. 7:7-8, 13:3-8, 18-23, Lc. 2:51-52, Hch. 6:4, 1 Co. 3:6-8, 2 Co. 3:6, 10:8, Gá. 1:14-18, 4:1-7, Ef. 4:11-13, 15-16, 6:10-17, 2 Ti. 2:15, 4:2, He. 4:12, 1 P. 2:2 vuelva

85 Gá. 5:16, Ef. 6:10-11, Fil. 1:6, 2:13, 4:13, 2 Ti. 4:7-8, He. 2:18, 13:20-21, Stg. 1:2-4, 12, 5:10-11, 1 P. 5:10, 1 Jn. 3:5-9 8 vuelva

86 Pr. 2:10-12, 4:13-15, 13:14, 14:27, Gá. 5:16, Ef. 4:27, 6:11, 1 Ts. 5:22, Stg. 4:7, Ap. 3:5, 10-12 vuelva

87 Ap. 3:18 vuelva

88 Job 5:17-19, Pr. 3:11-13, Ro. 8:28-32, 35-39, He. 12:5-13, Stg. 5:10-11, 1 P. 5:10 vuelva

89 Mt. 7:19-27, 9:13, 21:28-32, 22:37-38, 25:14-30, Lc. 7:47, 14:16-24, Jn. 15:2, 6, 2 Co. 9:6, Stg. 2:10, 19-24, Ap. 3:15-19 vuelva

90 Mt. 24:8-9, 13, 21-22, 29-31, Jn. 16:33, Hch. 14:22, Ro. 5:2-3, 8:35-39, 12:12, 2 Co. 1:3-11, 7:4-5, 2 Ts. 1:6-12, He. 11:24-26, 35-40, 1 P. 1:7, 4:12, Ap. 2:10, 7:13-17 vuelva

91 Gn. 13:2, 24:35, 1 R. 17:8-16, 2 Cr. 1:11-12, Mr. 6:7-11, Hch. 3:6, 1 Co. 1:26-28, Stg. 2:5 vuelva

92 Job caps. 1, 2, 42, 2 Ti. 4:5-8, Stg. 1:12, Ap. 2:10 vuelva

93 Dt. 6:10-12, 8:7-20, 1 S. 9:21, 13:13-14vuelva

94 Pr. 15:16-23. 30:8-9, Mt. 16:26, Mr. 10:17-25, 1 Ti. 6:6-10 vuelva

95 1 R. 3:9-13, Job 1:8-22, 2:10, 42:10, Sal. 62:10, Pr. 23:4-5, 30:8-9, Hch. 3:6, Fil. 4:11-13, Stg. 2:5-7 vuelva

96 Dt. 8:11-18, Pr. 11:28, 30:8-9, Mt. 6:19-21, 16:26, Mr. 4:18-19, Lc. 12:15-21, 21:34, Ro. 8:6-8, Gá. 5:25-26, 1 Ti. 6:9-11, 2 Ti. 2:4, Tit. 2:11-14, 1 Jn. 2:16-17 vuelva

97 1 S. 2:7, Job 1:1-3, 8-12, 21-22, 2:9-10, 42:10-17, Zac. 4:6, Mt. 5:22, Ro. 8:1, 13-14, 35-39, 1 Co. 3:13, 2 Co. 12:9-10, Fil. 4:13, 1 Jn. 2:9-11 vuelva

98 Ro. 6:5-13, 8:1-14, 2 Co. 13:4, Gá. 2:20, 5:24, Col. 3:5-10 vuelva

99 Lc. 9:23, Ro. 13:12-14, 1 Co. 15:57-58, Gá. 5:16-17, 24-25, Fil.4:13 vuelva

100 Pr. 3:5-7, 1 Co. 9:16, 26-27, 10:13, 15:10, Gá. 5:24, Col. 2:9-10, He. 6:11-12, Stg. 1:2-4, 1 P. 2:2-6, 2 P. 3:18 vuelva

101 Job 5:17-18, Pr. 3:11-12, 1 Co. 3:13, He. 5:13-14, 12:5-13, 1 P. 1:3-7, 2:2-6, 2 P. 3:18, Ap. 3:18 vuelva

102 Dn. 12:3, Mal. 3:16-17, Ro. 12:4-8, 1 Co. 12:4-28, 2 Co. 11:2, Ef.1:17-23, 4:10-16, 5:23-32, Col. 1:17-23, 2:19, Ap. 19:7, 21:2-3, 7, 9-27, 22:14 vuelva

103 Sal. 34:18, Lc. 7:23, Ro. 6:1-16, 8:1, 12-13, 12:1-2, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20 vuelva

104 Sal. 9:17, Pr. 15:24, Jl. 2:1-11, Mt. 10:28, 13:40-42, Lc. 3:17, He. 10:22-29, Ap. 14:9-11, 20:11-15 vuelva

105 Mt. 8:12, 13:41-42, 49-50, 22:13, 24:51, 25:30, Lc. 13:2 vuelva

106 Dt. cap. 28, Sal. 34:18, 50:22-23, 51:16-17, Pr. 1:33, 3:5-7, 15:33, 22:4, 29:25, Is. 57:15, 66:1-2, Os. 4:6, Mt. 11:28-30, Lc. 14:11, Ro. 8:13-14, Fil. 2:14-15, He. 2:2-3, 10:26-29, 12:7-8, 1 P. 5:5-6, 2 P. cap. 2 vuelva

107 Sal. 34:18, 51:17, Pr. 3:11-12, Is. 57:15, Dn. 4:24-37, Jon. caps. 1-2, He. 12:5-6, Ap. 3:19 vuelva

108 Mt. 10:7-8, 24:14, Mr. 16:15-18, Hch. 2:38-41, 10:39-43, 26:15-18, Ro. 7:4, 2 Co. 5:11, 17-21, Ef. 2:8-10, 2 Ti. 4:2, Stg. 5:10, 1 P. 2:21-24 vuelva

109 Mt. 26:41, 1 Co. 10:12-13, 15:53-54, 57, Ef. 6:11-18, 1 Ti. 6:12, 2 Ti. 2:3-5, Stg. 1:12, 2 P. 1:3-4, 1 Jn. 4:4, 5:4, Ap. 3:10-12 vuelva

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Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

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