LLENO

Por
Tony Alamo

El poder de Dios en los Cristianos regenerados viene por Dios viviendo enteramente dentro de ellos, obrando dentro de ellos, y regulándolos por el ungimiento de Su Espíritu.1 Nosotros que somos regenerados llegamos a ser las perlas, las joyas, y el oro de Dios por la penetración entera de El Mismo en nosotros por Su Espíritu vivificante. Llegamos a ser regenerados siguiendo a Cristo incondicionalmente hasta Su muerte o el rechazo de este mundo en la cruz.2

Por nuestra muerte completa con El en la cruz, Cristo, por el Espíritu, nos resucita enteramente a una vida eterna e inmortal, una vida poseída solamente por Dios. Si no hay una vida entera de la cruz, es imposible alcanzar la vida entera de Dios.3 Sin la vida de la cruz, es imposible que estemos vivos con Cristo en Su resurrección.4

En realidad, la vida de la cruz causa que la misma vida de Dios entre en nuestros espíritus.5 Su Espíritu mezclado dentro de nuestros espíritus humanos nos da la vida inmortal de Dios.6 Todo lo vital en las plantas, los pescados, los pájaros, los animales, las cosas que se arrastran, y en los seres humanos ha recibido sólo una vida temporal por Dios.7 Esta vida corta de Dios tiene un fin.8 Sólo la vida de Dios Mismo es inmortal, eterna, e interminable.9 Sólo podemos alcanzar la vida completamente inmortal, eterna e interminable sólo de una manera. Jesús dijo, "Yo soy el Camino...y la Vida" (Juan 14:6). Cristo da sólo una manera por la cual la humanidad puede alcanzar la vida inmortal de Dios. Esta es la operación de la cruz, la vida de la cruz entera.10 Tenemos que morir, de una vez por todas, de los hechos de nuestras vidas cortas y pecaminosas para ser resucitados a Su vida inmortal, eterna e interminable11 Este cambio metafórico de la muerte de nuestra vida carnal y llena de pecado, a la vida entera e inmortal de Dios ocurre solamente en nuestra muerte, que es el rechazamiento de nuestras vidas mundanas.12 En este tiempo, podemos ser regenerados por el Espíritu de Dios por Su vida viviendo y obrando en nosotros. En este tiempo, Cristo entrará en nuestros espíritus con el Padre, resucitándonos de las obras muertas de la carnalidad.13

Roma no fue construida en un día. La plenitud de la vida y las obras de Dios tampoco maduran a un desarrollo completo en nuestros espíritus en un día, un mes, ni siquiera en un año.14 La madurez completa de la vida de Dios en nosotros se alcanza durante un período de tiempo más largo. La vida, las obras, el poder y la dirección de Dios crecen en nosotros poco a poco, día por día, por medio de nuestra obediencia diaria a El, lo cual significa tomar la cruz diariamente y seguir Sus Palabras, Su Espíritu.15 Este proceso de desarrollo a la perfección de Dios en nuestros espíritus toma paciencia porque toma tiempo, así como toma tiempo para un niño crecer a edad adulta.

Somos pequeñas plantas que necesitamos ser regadas diariamente con la Palabra de Dios, Su Espíritu, para que Dios crezca hasta Su perfección completa en nosotros.16 Necesitamos ser regados con la Palabra de Dios, Su Espíritu Inmortal, para crecer a la plenitud de la estatura de Cristo.17 Sólo cuando el Espíritu inmortal de Dios, la Palabra entera de Dios, se aprende y se obedece correctamente es que se madurarán nuestros espíritus en la vida de perfección de Dios. Es en este momento que Cristo completamente vive y camina en la tierra otra vez, terminando Sus últimas obras del fin del tiempo en nosotros.18 La plenitud de Su vida dentro de nosotros causa que la plenitud de Su obra sea alcanzada tanto dentro de nosotros al igual que a través de nosotros dentro de otros.19 Su misma vida en nosotros, con Su desarrollo diario en nosotros, nos da más fe, más confianza, y más seguridad en Su fuerza, poder, sabiduría, y conocimiento, dirigiéndonos por cada momento oscuro y alrededor de cada dificultad que de otra manera destruiría nuestras almas.20 Cuando Cristo haya alcanzado este nivel del crecimiento dentro de nosotros debido a nuestro rechazamiento de este mundo y nuestra obediencia a Su Palabra, el mundo no verá ningún rastro de nuestras vidas anteriores. Sin embargo, verán a Cristo con el Padre obrando constantemente en nosotros debido a Su misma vida que vive constantemente en nosotros.21 Cuando el Señor haya crecido completamente en nosotros, habremos alcanzado la mortificación entera de nuestras vidas a la muerte de la cruz, que simplemente significa que tendremos una inmersión de momento a momento en la vida y la obra de Dios.

El Apóstol Pablo declaró que su vida antigua muere diariamente.22 Pablo también declaró que la vida que es Dios dentro de él "se renueva de día en día" (2 Co. 4:16). Esto quiere decir que tenemos que prestarle atención estricta al reino espiritual y no hacerle caso a este condenado mundo carnal, con la excepción de la obra que Dios desea hacer en nosotros en él, que es cumplir Su propósito entero.23 El propósito completo de Dios es administrarse El Mismo en la humanidad dispuesta de modo que puedan convertirse en Su novia.24 Con Su fuerza, Su poder, y Su fortaleza viviendo en nosotros por medio de Su vida en nosotros, nosotros los que voluntariamente permitimos que El nos haga Su novia, tenemos Su fuerza que es más que suficiente para ayudarnos a abstenernos del pecado, es decir, rechazar todos los deseos del mundo, así como cada doctrina que se opone a Su santa Palabra infalible.25

Siendo sumergido en la vida de Dios y en Su obra, que es hecho por El en nosotros, nos lleva lejos del mundo y de los deseos o tentaciones del mundo. "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:16). Las tentaciones no pueden ser saciadas a menos que primero nos sometamos completamente a la muerte o la crucifixión de nuestras vidas anteriores y luego permitir que Dios Mismo viva Su vida de poder y perfección en nosotros.26 Entregar nuestras vidas a estas verdades espirituales nos trae nuestra vida eterna.27 Dudarlas es nuestra condenación.28 "El que creyere [en la Palabra de Dios, que es Cristo29]...será salvo; mas el que no creyere [o duda la Palabra de Dios, que es Cristo], será condenado" (Marcos 16:16).

Ser perdonados de nuestros antiguos pecados por la sangre de Jesús no salva nuestras almas.30 Simplemente quita todo lo negativo en nuestras vidas que nos impide ser vasos adecuados en que Dios puede vivir por Su Espíritu.31 Dios no vivirá dentro de una botella, un recipiente, vaso, una casa, o un templo sucio.32 El no será el marido de una novia sucia.33 Cristo con el Padre por el Espíritu nunca entrará al alma de nadie a menos que primero hayan sido limpiados de todos sus pecados anteriores por la sangre de Jesús, y a menos que esa alma haya, con un juramento, hecho un pacto con El para servirle con todo su corazón, alma, mente, y fuerza.34 Luego, aquella alma tiene que ir y no pecar más (Juan 8:11), lo cual se logra por el poder de la vida de Dios entrando al espíritu humano dentro del cuerpo donde mora Dios.35 Sólo después de que se haya abandonado la vida anterior horrible de pecado y su voluntad está determinada a hacer solamente la voluntad de Dios es que Dios podrá vivir Su vida y obrar Sus obras divinas en esa persona.36

Para tener una vida santa y espiritual, uno tiene que ser conducido totalmente por el Espíritu Santo de Dios.37 Una persona conducida totalmente por el Espíritu Santo de Dios es perfecta porque no hay imperfección en el Espíritu santo, divino de Dios.38 "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Ro. 8:1). Cristo entró a la humanidad en Su encarnación.39 Podemos entrar dentro de Cristo solamente por Su muerte y resurrección.40 Tenemos que morir primero para que El pueda resucitarnos a Su vida eterna.41

La persona conducida totalmente por la vida de Dios en ella a través del Espíritu, verdaderamente es una persona regenerada o completamente salva. Sus pecados son perdonados.42 Sus vidas se han muerto a los cuidados del mundo; por lo tanto, Dios puede resucitarlas por Su vida a Su vida.43 Entonces ellos, los resucitados, pueden continuar siendo santos, perfectos, y píos, sin mancha o defecto, de momento a momento, día por día mientras que Dios vive en ellos, obra en ellos, y los regula por Su Espíritu que unge.44

Uno tiene que estar en este estado espiritual de perfección para poder entrar al reino de los Cielos.45 "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero" (Ap. 21:27). A nosotros que estamos regenerados, Dios nos unge continuamente desde adentro hasta que seamos transformados completamente de la humanidad a Dios-hombres.

La enseñanza que recibimos del Consolador, que se envía a nosotros a la hora que recibimos el bautismo del Espíritu Santo [el Espíritu del ministerio], es muy diferente en muchos aspectos a las enseñanzas que recibimos de la letra de la Palabra de Dios, la Biblia. La Palabra escrita, la Biblia, no puede decirnos lo que debemos hacer diariamente. Ella no puede enseñar como el Consolador que vive en nosotros, que es Cristo, la plenitud de la Deidad.46 El Consolador que vive en nosotros nos muestra cuándo debemos de salir y entrar, así como cuales pasajes de la Biblia quiere el Espíritu Santo que leamos en horas precisas puesto que todo tiene su tiempo y su hora,47 incluyendo nuestra lectura de una escritura de la Biblia u otra a cierto tiempo. Esto es porque la navegación del Espíritu sobre nuestros propios espíritus requiere que nos alimentemos ciertas escrituras a cierto tiempo específico. Son necesarias para el desarrollo de Dios en nosotros. Cuando el Espíritu nos dirige a cierta escritura, una escritura necesaria para el desarrollo de la vida de Dios en nuestros espíritus humanos, se produce más de la vida de Dios. Cuando no le pedimos al Espíritu Santo que nos diga lo que debemos leer en cualquier momento particular, no recibimos el desarrollo entero de la vida de Dios dentro de nosotros. Por eso es que la Biblia declara, "La letra mata, mas [la dirección de] el Espíritu vivifica" (2 Co. 3:6). El Espíritu también quiere que lo busquemos para discernir lo que Dios desea decir a través de nosotros, qué deberemos orar, qué deberemos escribir, y qué tipo de negocio desea Dios que administremos cada día. Solamente de esta manera será cada día el día del Señor, no un día vivido en vano.48

La enseñanza del Espíritu Santo, de la cual se habla en Lucas 12:11-12, hace lo que la Palabra escrita no puede hacer. El Espíritu Santo es el Espíritu regulador de Dios que navega el curso de la obra diaria de Dios en nosotros.49 "Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir." Entonces El, mezclado con nuestro espíritu por Su vida siendo vivida en nuestra vida renovada, nuestro espíritu, nos hace uno con El. Sólo entonces somos capaces de oír y de obedecer al Espíritu Santo mientras que El nos enseña lo que Dios desea que hagamos de un momento a otro. Una vez más, la Palabra escrita no puede enseñarnos estas cosas. Ni ningún hombre. Por esto es que la escritura dice, "Pero la unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe [lo que debes hacer de un momento a otro]; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en El" (1 Juan 2:27). Sólo podemos alcanzar la navegación perfecta de nuestras vidas en este mundo por la vida de Dios viviendo en nosotros y navegándonos por Su Espíritu que unge.50 Solamente Su vida en nosotros nos regulará hacia el camino recto y angosto que llega al Cielo.51

La Palabra escrita se nos tiene que enseñar por maestros, tutores y gobernadores hasta que la sepamos a fondo.52 Tenemos que saber la Biblia, la Palabra de Dios, tan bien que el Espíritu, el Consolador, la unción de Dios, que vive dentro de nosotros y nos enseña de momento a momento, puede ser comprobado con la Palabra para su exactitud.53 Entonces podemos saber fácilmente si la voz que nos habla es el Señor o Satanás presentándose como el Consolador, el Espíritu que Cristo nos ha enviado para enseñarnos todas las cosas.54 Por ejemplo, si un espíritu malvado nos manda a cometer adulterio, fornicación, a abortar a un niño, a cometer suicidio, o a asesinar a alguien, sabemos de la Palabra escrita que el espíritu que nos habla no es el Señor sino el diablo.55 Esto es porque el mandato que el espíritu maligno nos ha dado es totalmente contrario a la Palabra de Dios, y sabemos que Dios nos condenaría al Infierno por cometer pecados tan malos y condenables.56 Por eso es que es tan importante que los bebés en Cristo se sujeten "bajo tutores y curadores [maestros] hasta el tiempo señalado por el Padre" para que entren al ministerio (Gá. 4:1-2). Hasta que seamos llenos de la Palabra de Dios por el Espíritu, no tenemos nada de Dios que ofrecerle a otros. Por lo tanto, Dios le da a la iglesia, "unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos [en la enseñanza de la Palabra] para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Ef. 4:11-12). Estos tienen que ser sumergidos enteramente en la Palabra de Dios, el Espíritu de Dios. Son calificados para ser navegados de momento a momento por el Consolador, el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que está adentro. Jesús dijo, "Yo soy…la Verdad…" (Juan 14:6).

Dios, el Todopoderoso fue capaz de satisfacer su propio propósito en el cuerpo humano de Cristo, que fue el primero de muchos Dios-hombres. Cristo es la principal piedra del ángulo del cuerpo o de la casa de Dios, y hay muchas otras piedras o Dios-hombres vivos debido a la vida de Dios que vive dentro de sus vidas.57 Esta red de vasos que obran en la tierra hoy en día están llenos del mismo Espíritu de Dios que llenó a Cristo.58 Ahora Cristo, el último Adán, se ha convertido en el Espíritu Santo, el Padre, el Espíritu dador de vida, y la Deidad entera.59 En Cristo "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad [Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo], y vosotros estáis completos en El, que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col. 2:9-10).

Cuando Cristo entra en nuestro espíritu, El trae con El al Padre por el Espíritu Santo. El Padre siempre ha estado y siempre estará en Cristo y con Cristo.60 Esta Deidad completa mora dentro de los espíritus de todos aquéllos en quienes Cristo con el Padre ha entrado por el Espíritu Santo. Esto verdaderamente es salvación, según la Palabra de Dios. Esta es verdadera transformación o ser cambiado a una nueva criatura.61 Una criatura que una vez era poseída por el diablo, ahora es poseída por Dios Todopoderoso.62 Esto es un matrimonio verdadero, divino, y santo.63 Dios ha ordenado que cada matrimonio Cristiano entre el hombre y su mujer sea así.64 Tenemos que dejar nuestras vidas pecaminosas anteriores, incluyendo a madres, padres, amigos, y conocidos impíos, para cumplir el mandato del Señor.65 Esto es porque El es Dios Todopoderoso. Es nuestro servicio razonable puesto que El murió por nosotros, nos lavó en Su sangre preciosa que nos limpia de pecado, nos ha dado dones indecibles, incluyendo la vida inmortal, y ahora vive y obra en nosotros.66 Si queremos ser contados dignos del Señor, tenemos que escuchar cuidadosamente a las Palabras de Jesús: "El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí" (Mt. 10:37). De nuevo, esto es porque El es Dios nuestro Creador, nuestra resurrección, nuestro Salvador, nuestro regulador, y nuestra guía.67 Vivimos por Su unción dentro de nosotros y a través de nosotros. Somos uno y caminamos juntos porque estamos de acuerdo que Dios está en lo cierto y el resto del mundo está equivocado.68 Estos vasos humanos, con Dios Todopoderoso viviendo, obrando, y navegando sus palabras y hechos, planean su curso diario, y regulan sus vidas por la fusión del Espíritu de Dios a sus espíritus humanos. Jesús dijo, "No me ha dejado solo el Padre, porque Yo hago siempre lo que le agrada" (Juan 8:29).69
Ningún hombre puede ver a Dios y vivir.70 Tenemos que morir y ser resucitados para verlo y entenderlo. Cuando estamos muertos y resucitados a Su vida, entonces no sólo podemos ver los misterios de Dios, sino incluso ver a Dios Mismo, la Palabra.71 El propósito entero de Dios es utilizar al hombre como el vaso o recipiente en el cual El Mismo se administra.72

Dios creó todo, lo cual incluye el tiempo, el espacio, y la eternidad.73 Nada le interesa a Dios más que administrarse a estos seres humanos y ser administrado por estos seres humanos a otros seres humanos. "Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación [de humanos redimidos]" (1 Co. 1:21). Su propósito completo es primeramente administrarse El Mismo dentro de la humanidad para que sean Su novia, entonces renovar Su Espíritu en ellos diariamente por la obediencia a Su Palabra para que rebose de ellos en otros, permitiendo que estos otros también sean miembros del cuerpo o la novia de Cristo. De esta manera, Dios puede administrarse El Mismo en más y más seres humanos hasta que el último miembro sea injertado en Cristo, la Vid o el Novio de la novia.74 Todos los miembros permiten activamente que Dios Mismo se administre en ellos y por ellos en otros.75 Esta es la razón por la cual cada fuerza satánica en el universo ataca a cada persona que ha tenido a Dios administrado en ellos y están administrando a Dios activamente en otros por Dios Mismo en ellos.76

En toda la creación de Dios—el tiempo, el espacio, y la eternidad, hay un blanco al cual Dios le tira. En el mismo centro de ese blanco está la parte más intensa de la voluntad de Dios. Ese centro más importante de Su obra es administrarse El Mismo en la humanidad, creando un pueblo nuevo—Dios-hombres y mujeres, por Su redención, transformación, y regeneración. Dios dentro de nosotros nos da ambos Su vida y Su energía para hacer esta obra. Su vida en nosotros nos vigoriza, es decir, se penetra en nosotros, dentro de nosotros, y a través de nosotros a otros continuamente. En otras palabras, el Dios Trinidad está dentro de nosotros hoy como nuestra propia vida.

Dentro de esta vida de Dios que está adentro de nosotros también está la ley interna, la ley viviente de Dios para nuestras vidas. Estas dos leyes nos están navegando continuamente por dentro. "Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré Mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a Mí por pueblo" (He. 8:10). La ley viviente de la vida nos regula desde adentro por ese mismo Espíritu de unción. Si estamos buscando más y más de la vida de Dios, El nos ungirá continuamente por dentro.77 Por ungirse El Mismo en nuestros espíritus, el desarrollo de Su vida se aumenta en nuestros espíritus para que más de Sus obras puedan ser producidas por El a través de nosotros. De nuevo, esto se alcanza solamente por Su vida corriendo constantemente dentro de nosotros y luego a través de nosotros en otros para Su último propósito de ganar recipientes humanos en quienes vivir, obrar, y ser Su novia. "Pero la unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en El" (1 Juan 2:27). Esto nunca es un problema para aquéllos que verdaderamente son miembros vivos del cuerpo de Cristo.

Los que no tienen la vida de Dios continuamente corriendo dentro de ellos y a través de ellos en otros tienen que arrepentirse. Jesús dijo, "Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca" (Ap. 3:16). Es decir, El lo vomitará fuera de Su vida eterna, inmortal, e interminable. Aquéllos que no tienen el flujo continuo de la vida de Dios adentro de sus espíritus y a través de sus espíritus en otros, parecen estar bien algunos días, pero son vencidos por Satanás en otros días. Si Dios está en usted, El no vive en usted algunos días y luego muere en usted en otros. Dios no puede morir.78 Los que le sirven están constantemente ungidos con Su vida, y otros se ungen a través de ellos por Su vida.

Dios nos ordena a que seamos perfectos.79 El nunca nos ordenaría a que fuéramos perfectos si fuese imposible serlo.80 La belleza de la santidad y de la perfección se encuentra solamente a través de la vida de Dios que vive en nosotros. Sólo entonces podremos trabajar profesionalmente con El en Su obra administradora de vida.81 El es nuestra vida, nuestra fuerza y nuestro poder.82 Sin El, no podemos hacer nada de valor eterno y piadoso.83 Caminar en la vida de Dios es "toda la armadura de Dios" (Ef. 6:11).

Cuanto más rápido nos rendimos totalmente a Dios que vive en nosotros, más corto será el tiempo necesario para forjarnos en la imagen de Dios. Todo depende de nuestra confianza en la capacidad de Dios y nuestra buena voluntad a entregarnos a la vida de Dios que vive en nosotros. Mateo 13:41-42 declara, "Enviará el Hijo del Hombre a Sus ángeles, y recogerán de Su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes."

El reino de Dios no es de este mundo.84 Nosotros que estamos llenos del Espíritu de Dios somos embajadores enviados al mundo por Dios para administrarle la vida de Dios a otros.85 Dios le advierte a los Cristianos a negarse a sí mismos.86 El se repite Sí Mismo – niéguese, niéguese, niéguese. Deje que Su vida y la ley de Su vida lo dirija para que así pueda vivir dentro de las fronteras de Su ley y de Su único propósito. Niéguese al mundo por la vida de Dios viviendo en usted. No podemos negarnos a este mundo sin la vida de Dios viviendo dentro de nosotros.87

Jesús dijo, "El que en Mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden." (Juan 15:6). Esto sucede cuando las personas no viven la vida de la cruz y no están interesados en el único propósito de Dios por venir a este mundo como hombre, un Dios-hombre. Serán destruidos todos los que no se alinean con Dios y están contra Su único propósito, el cual es conseguirse una novia para Sí Mismo, el cuerpo de Cristo, que es Su templo y Su hogar.88 Dios dice, "El que no es conmigo, contra Mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama" (Mt. 12:30).

La Palabra de Dios dice que debemos contar el costo antes de tomar nuestra decisión de ir con Cristo.89 Escudriñe a fondo qué será el costo para tener vida eterna en la Palabra. Entonces cuente lo que será el costo para vivir una vida según su propia voluntad en vez de la de Dios. Escudriñe en la Palabra qué será aquella recompensa para usted. Cuéntelas como lo hizo Abraham, Isaac, Jacobo, Moisés, Josué, Jared, Enoc, Noé, Elías, Eliseo y el resto del pueblo de Dios, y luego "escogeos hoy a quien sirváis" (Jos. 24:15).

Clámele sinceramente a Dios por perdón de sus viejos pecados. Clámele a El para que Su vida con poder sobre los deseos del mundo pueda vivir en usted y vencer cada impedimiento que tenga.90 Permita que El obre Su obra eterna en usted y por usted a otros a través de la vida de El viviendo en usted. Si usted deja que El viva en usted en este mundo, El lo dejará vivir eternamente en el Cielo.91 Si usted le pide a Cristo por la verdadera salvación, es decir, la vida de Dios que viva y obre dentro de usted, ayudándole a obrar las obras de El en vez de las suyas; y si usted le pide a Cristo que ponga orden en su vida por medio de la unción del Espíritu Santo, El, Jesús con el Padre por el Espíritu Santo, entrará en usted, y luego se mezclará El Mismo, Su misma vida, el Espíritu, dentro de su propio espíritu humano.92 Con la vida de Dios mezclada dentro de su espíritu, su limitado espíritu humano con su corta duración de vida llegará a ser inmortal.93 Usted será salvo y será uno en matrimonio con Cristo, el eterno Espíritu Santo de Dios que abarca todo y que vivirá en usted con Su sabiduría y poder que no tiene límite, y con una eternidad de vida que no tiene fin. Esta es la plenitud de la salvación.94

Usted primero tiene que convertirse en un bebé en Cristo. Por obedecer la Palabra de Dios, que es Dios, la vida y la obra de El llegan a ser más poderosas dentro de usted. La regulación de El en usted se hace más segura. Usted podrá oír Su voz con más claridad y obedecer, sabiendo con certeza exacta que está haciendo Su voluntad. Usted se convertirá en una nueva criatura, un Dios-hombre. Esta criatura jamás existía hasta que Cristo vino a la tierra como hombre con la vida de Dios en realidad viviendo en El. Ahora que Cristo es el Espíritu que da vida, El se envía a Sí Mismo, el Consolador, dentro de los espíritus de aquéllos que se entregan a El, haciéndolos Dios-hombres y mujeres cuando El, el Padre, y el Espíritu Santo entran en sus espíritus humanos.95 Entonces se convertirán en uno con Dios por la vida de Dios que vive en ellos. Serán "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa [una nación de Dios-hombres y mujeres, un pueblo que le pertenece exclusivamente a Dios]..." (1 P. 2:9). Ya no serán meras personas, sino que usted se convertirá en un ser con El porque El ha mezclado Su vida dentro de su espíritu. Usted se convertirá en un Dios-humano como lo fue Jesús cuando vino al mundo como hombre con Dios dentro de El. Usted será una vida con Dios así como el cuerpo humano de Cristo estaba con Dios en El en el momento de Su nacimiento hasta este mismo día en la eternidad del Cielo. El es la cabeza, y nosotros somos su cuerpo.96 Usted será un Dios-hombre o mujer cuando la vida de Dios entra en su espíritu.

El Cristo que resucitó de la muerte a la vida terminó la obra de Dios en Su cuerpo humano.97 Ese cuerpo visible humano de Cristo con el Padre y el Espíritu dentro de El, también se vio visiblemente subiendo de la tierra al reino del Cielo en una nube por más de quinientas personas.98 De nuevo, El Padre siempre estaba con Cristo y siempre estará con Cristo. Cristo admitió que El, como nosotros, era un ser humano, tanto un hombre como Dios: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que Yo soy" (Juan 8:28). Pablo confirma esta declaración. "Fue hecho el primer HOMBRE Adán alma viviente; el postrer Adán [el hombre Cristo], espíritu vivificante" (1 Co.15:45). Una vez más, el Apóstol Pablo declara en 1 Ti. 2:5, "Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre."99

Cristo ahora es el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.100 El puede ahora enviarse El Mismo, el Espíritu de resurrección que da vida, dentro de nuestros espíritus, haciéndonos Dios-hombres y mujeres--conquistadores, cumplidores de cosas piadosas en este mundo impío.101 Nos hacemos más que vencedores en El por Su vida que vive en nosotros.102 El entró al Cielo como el primer Dios-hombre, y así será siempre en el reino de los Cielos. Dios ahora es Dios-hombre, uno con los hombres redimidos, salvos y regenerados.103

Tenemos dos alternativas. Podemos recibir la vida y las obras de Dios en nosotros, o podemos rechazar Su vida eterna, Sus obras, y Su poder para nosotros.104 Esto es lo que significa cuando la Biblia dice, "no por obras [nuestras obras]" (Ef. 2:9). Sus obras dentro de nosotros y a través de nosotros se pueden lograr solamente por cedernos a El para que podamos ser uno en El y colaborar con El.105 Recuerde, vamos a ser juzgados por nuestras obras.106 Es decir, seremos juzgados por las obras que permitimos que Dios hiciera en nosotros, y por las obras que no permitimos que El hiciera en nosotros porque rehusamos unirnos con El en Su obra de repartirse El Mismo dentro de nosotros y a través de nosotros a otros. Si Dios no está obrando dentro de nosotros, entonces no estamos haciendo la obra de Dios, estamos haciendo la obra del diablo.

¿Dejará que Dios viva en usted, obre en usted, le ponga orden, y lo unja para Su único propósito? Si su voluntad es que El more en usted, obre con usted, y lo diríja diariamente para lograr Su voluntad, entonces diga esta oración:

Oración

Mi Señor y mi Dios, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre por el perdón de todos mis pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4 y que Él está sentado a la mano derecha de Dios en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración. 5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón Señor Jesús. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor Jesús; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor Jesús, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


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© Propiedad literaria septiembre, 1999, Todo derecho reservado Pastor Mundial Tony Alamo ® Registrado septiembre, 1999
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Notas del "Lleno ":vuelva arriba

1 Jn. 4:14, 14:16-20, Hch. 1:8, Ro. 8:1-16 vuelva

2 Job 23:10, Is. 13:12, Zac. 13:9, Mal. 3:16-17, Mt. 10:38-39, 1 Co. 1:18, Ef. 2:13-22, Fil. 2:8-10, Col. 1:18-23, 2:13-14 vuelva

3 Mt. 10:38-39, 16:24-26, Mr. 10:17, 21, Lc. 14:27, 33, Jn. 12:25-26, Ro. 8:13, 1 Co. 1:18, 2 Co. 4:10-11, Gá. 2:20, 5:24 vuelva

4 Ro. 6:3-13, 8:10-11, Fil. 3:7-11, Col. 2:12, 3:1-4 vuelva

5 Ro. 6:4-11, 2 Co. 13:4 vuelva

6 Jn. 6:53-58, 63, Ro. 6:22, Gá. 6:8 vuelva

7 2 S. 14:14, 1 Cr. 29:15, Job 14:1, Sal. 89:47-48, 103:15-16, Col. 1:16-17, Ap. 4:11, 10:6 vuelva

8 Gn. 6:3, Sal. 102:25-26, Is. 51:6, Jn. 1:3-4 vuelva

9 Dt. 32:40, Sal. 9:7, Is. 51:6, He. 1:10-12 vuelva

10 Ro. 6:6-11, Fil. 3:7-11, Col. 2:9-15, 3:1-10, Stg. 1:25 vuelva

11 Ro. 8:10-13, 1 Co. 15:31, 2 Co. 4:14-18, Gá. 2:20, 2 Ti. 2:11-12 vuelva

12 Ro. 6:4-13, 8:1-13, 2 Co. 3:17-18, 5:17-19, Ef. 2:1-6 vuelva

13 Ro. 8:4-13, Ef. 2:13-22, He. 9:14, 1 P. 22-23, 2:1-5 vuelva

14 1 Co. 3:1-2, Ef. 4:11-16, Fil. 3:11-14 vuelva

15 Is. 28:10, Lc. 9:23, 1 Jn. 2:3-6, Ap. 14:3-4 vuelva

16 Jn. 7:37-39, 2 Co. 4:16, Ap. 21:6 vuelva

17 Ef. 3:17-19, 4:11-15, 5:26-27, Col. 2:9-10 vuelva

18 2 Co. 4:10, Ef. 4:6, 5:30, 32, Fil. 1:20 vuelva

19 Mt. 5:14, Jn. 15:4-5, 8, Col. 1:23-29 vuelva

20 Sal. 4:8, 84:5-7, Pr. 3:23-26, Jn. 1:16, 8:12, Ro. 8:26 vuelva

21 Jn. 15:7-8, Fil. 1:9-11 vuelva

22 1 Co. 15:31 vuelva

23 Ro.12:2, Fil. 3:18-19, Col. 3:1-3, 2 Ti. 2:4, Tit. 2:12, Stg. 4:4, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

24 Jer. 31:33, Mt. 22:9, Mr. 16:15-16, Jn. 14:23, 17:11, 18-26, 1 Co. 3:16-17,. Ef. 5:25-32, Ap. 3:20 vuelva

25 Ro. 8:37-39, 2 Co. 12:9-10, 1 Jn. 4:4 vuelva

26 Mt. 26:41, Ro. 6:11-14, 8:13-15, Ef. 6:10-18, 1 Jn. 5:20 vuelva

27 Jn. 5:24, 6:40, 8:31-32, 12:25, 44-50, Ro. 2:7, 6:22-23, Gá. 6:8-10, 1 Ti. 4:8 vuelva

28 Jn. 3:18, Hch. 16:31, Ro. 10:9 vuelva

29 Jn. 1:1, 14, Ap. 19:13 vuelva

30 Jn. 5:14, Ro. 8:13, He. 10:18, 26-27 vuelva

31 Rp. 5:8-9, 1 Co. 3:16-17, 2 Co. 6:16-18, Ef. 1:7, He. 13:20-21, 1 Jn. 1:7 vuelva

32 Is. 1:16-20, Ez. 36:25-29, 1 Co. 3:16-17 vuelva

33 Pr. 11:20, Mt. 9:16-17, 2 Co. 6:14-18 vuelva

34 Jer 31:33-34, Mr. 12:30, Lc. 10:27, Ro. 3:24-25, He. 10:16-17 vuelva

35 Ro. 8:37, 16:25, 2 Co. 13:4, Ef. 2:22, 3:20, 1 Jn. 3:9, 5:18 vuelva

36 Sal. 143:10, Mt. 7:21-23, Ro. 12:2, 2 Co. 6:14-18 vuelva

37 Jn. 3:5-8, Ro. 8:14, Gá. 5:16-25 vuelva

38 Dt.18:13, 2 S. 22:31-33, Sal. 18:32,. Mt. 5:48, Ef. 4:11-13, Fil. 1:9-11 vuelva

39 Mt. 1:18, 20-23, Jn. 14:16-28, 16:7 vuelva

40 Mt. 1:21, Jn. 14:6, Ro. 6:3-5, 1 Co. 15:20-22, 2 Co. 5:15 vuelva

41 Ro. 6:6-11, Gá. 2:20, 5:24 vuelva

42 Col. 2:13, 2 Ts. 2:13-14, Tit. 3:5-7, He. 10:16-17, 1 Jn. 3:9 vuelva

43 Ro. 6:4-6, 11-13, 8:11, Gá. 5:24, Col. 1:21-23, 2:11-12, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

44 Jn. 15:9-11, Ef. 2:10, 19-22,. Jn. 2:24-25 vuelva

45 He. 12:14, Ap. 21:27, 22:14-15 vuelva

46 Ef. 3:16-19, Col. 2:9-10, 1 Jn. 2:20-26 vuelva

47 Ec. 3:1, Jn. 14:26 vuelva

48 Mr. 13:11, Ro. 8:25-26, 1 Co. 1:5 vuelva

49 Jn. 3:8, 1 Co. 2:12-16 vuelva

50 Ro. 8:1-14, Gá. 5:16-25 vuelva

51 Sal. 119:105, Pr. 2:6-8, 12:28 vuelva

52 Ro. 12:3-8, 1 Co. 12:27-29, Ef. 4:11-15, 2 Ti. 3:14-17, 1 P. 2:2, 2 P. 3:17-18 vuelva

53 1 Co. 2:10-16, 2 Ti. 2:15 vuelva

54 Jn. 14:26, 1 Jn. 4:1-3 vuelva

55 Gn. 9:5-6, Ex. 20:13-17, Nú. 35:16-21, Mt. 5:27-28, Ef. 5:3, 5 veulva

56 Nú. 35:31, Mt. 19:18-19, Col. 3:5-6, 1 P. 4:15, 1 Jn. 3:15, Ap. 21:8 vuelva

57 Mt. 21:42, Hch. 4:10-12, Ef. 2:19-21, 1 P. 2:4-8 vuelva

58 1 Co. 12:12-13, 2 Co. 4:5-14 vuelva

59 1 Co. 15:42-47 vuelva

60 Jn. 8:29, 10:30, 38, 14:10-11, 16:7, 32 vuelva

61 2 Co. 5:17 vuelva

62 Ef. 2:1-19 vuelva

63 Ef. 5:23-32 vuelva

64 Gn. 2:24, Ex. 20:14, Dt. 5:18, 22:22-24, Pr. 12:4, 31:10-31, Am. 3:3, Mt. 5:27-28, 1 Ti. 5:14, Ap. 21:2-3, 27 vuelva

65 Mt. 10:35-37, 12:47-50 vuelva

66 Ro. 12:1, 1 Jn. 2:25, Ap. 1:5-6 vuelva

67 2 S. 22:3, Sal. 48:14, Is. 40:28, 43:15-16, 45:21, Os. 13:4, Lc. 2:11, Jn. 4: 42,11:25, 16:31, Hch. 5:30-31 vuelva

68 Job 9:12, 28:28, Sal. 111:10, Pr. 8:13, 9:10, Jn. 10:1-18, 14:6, 15:5, Ro. 3:4, 1 Co.1:23-25, Stg. 1:17, 1 Jn. 1:5 vuelva

69 Jn. 1:1-4, 14, 14:7-11, Ap. 1:8, 19:11-13 vuelva

70 Ex. 33:20 vuelva

71 Jn. 1:1, 14, Ap. 19:13 vuelva

72 Ef. 1:10, 3:16-19, 4:11-16, Col. 1:25 vuelva

73 Neh. 9:6, Sal. 33:6-9, 74:16-17, Is. 44:24, 1 Co. 8:6 vuelva

74 Jn. 10:15, 15:5-7, 2 Co. 5:17-21, He. 2:9-13 vuelva

75 Ro. 1:15-16, 10:15, 1 Co. 1:17-18, 9:16-17, Tit. 2:14 vuelva

76 Dn. 7:25, Ef. 6:11-13, 1 P. 5:8-9, Ap. 12:12, 13:6-7 vuelva

77 Sal. 145:15, Pr. 8:17, Jer. 29:12-13, Mt. 7:7-8, Jn. 4:10-14 vuelva

78 Is. 40:28, He. 1:10-12 vuelva

79 Dt. 18:13, Mt. 5:48, 2 Co. 13:11, 2 Ti. 3:17 vuelva

80 1 Cr. 16:29, 2 Cr. 20:21, Sal. 96:9, Is. 52:7, Mt. 19:21, Jn. 17:22-23, Ro. 10:15, Ef. 4:11-15, 5:27, Fil. 3:14-15, Col. 1:28, 4:12, 1 P. 1:15-16, 18-19, 2:9, Ap. 21:27 vuelva

81 Ro. 8:1-4, 12:2, 9-21, 1 Co. 14:40, 2 Co. 13:11, Gá. 5:16, 25, Ef. 4:27, 1 Ti. 6:19, 2 Ti. 2:15, 3:17, He.13:21, Stg. 1:4, 4:7, 1 P. 1:16-23, 5:8, 2 P. 3:14-15, Ap. 3:16 vuelva

82 Ef. 1:19-20, 3:20, Fil. 4:13, 2 Co. 10:4, 12:9-10 vuelva

83 Jn. 15:4-5 vuelva

84 Jn. 18:36 vuelva

85 Mr. 16:15, 2 Co. 5:20, 2 Ti. 4:2 vuelva

86 Lc. 9:23, Fil. 3:7-11, Tit. 2:12 vuelva

87 Mt. 16:24, 1 Jn. 5:4 vuelva

88 Jn. 15:4, 8, Ro. 12:4-5, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, 12:27, 2 Co. 6:16, Ef. 1:20-23, 4:4-6, 5:23, 30-32, Fil. 3:20-21, Col. 1:18, He. 2:10, Ap. 3:12, 21:2 vuelva

89 Lc. 9:62, 14:27-28 vuelva

90 1 Jn. 2:14-17, 4:4, 5:4 vuelva

91 Ro. 8:13-18, Gá. 4:4-7, 1 Jn. 2:24-25, Ap. 2:7 vuelva

92 Jn. 14:12-23, Ap. 3:20 vuelva

93 Jn. 3:15-16, 6:54-58, 10:27-28, Ro. 6:23, 1 Jn. 5:11-12 vuelva

94 Ef. 3:16-19, 1 P. 1:3-9 vuelva

95 Jn. 14:11-21, 26, 16:7 vuelva

96 Ro. 12:5, 1 Co. 12:12-14, Ef. 5:23 vuelva

97 Jn. 12:23-34, 17:4-5, 19:30 vuelva

98 Mr. 16:19, Hch. 1:9, 1 Co. 15:4-6 vuelva

99 Mt. 18:11, Jn. 14:6, He. 2:7-18, 4:14-15 vuelva

100 Jn. 14:16-20, 15:26, 17:21-23, 1 Jn. 5:7 vuelva

101 Jn. 14:12-14, Ro. 12:21, 1 Co. 3:16, 1 Jn. 2:14-15, 4:4, 5:3-5 vuelva

102 Jn. 16:33, Ro. 8:37 vuelva

103 Jn. 17:21-23 vuelva

104 Jos. 24:15, 2 Cr. 15:2 vuelva

105 Mt. 11:29-30, Jn. 15:4-6, Ro. 6:11-23, 1 Co. 3:9, 2 Co. 6:1, Ef. 1:10-11 vuelva

106 Ez. 36:19, Mt. 25:31-46, Lc. 13:24-28, 1 Co. 3:8, 13-15, Stg. 2:10-13, Ap. 11:18, 20:12-15 vuelva

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Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

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