SANTIDAD

Por Tony Alamo

La mente mundana está en guerra con Dios.1 Dios lo dice, y la experiencia nos enseña la misma lección. La mente mundana es la enemiga de Dios. Dios lo dijo y la experiencia nos dice la misma cosa. La gente del mundo tienen mentes vanas.2 Dios lo dice, y la experiencia nos dice la misma cosa. Según Dios, “el hombre natural [carnal, no salvo] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Co. 2:14).3 La experiencia nos enseña la misma lección. La gente del mundo está alienada de la vida eterna de Dios, no sólo por su ignorancia de Dios, sino porque sus corazones han sido cegados por las muchas filosofías, teorías, supersticiones, fantasías, religiones falsas, doctrinas falsas, y un número de otras enseñanzas falsas que han sido enviadas al mundo por los poderes malignos desde la caída del hombre en Edén.4 “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Co. 4:4).

Satanás desea mantener las mentes de la gente del mundo cegadas.5 Por eso es que él ha aumentado sus engaños en estos últimos días.6 Él también sabe que va a abrir completamente el Infierno, y se quiere llevar todas las almas que pueda.7 Satanás está lleno de ira, “sabiendo que tiene poco tiempo,” y está demostrando su odio airoso contra Dios, la Palabra de Dios, y contra todos aquellos en quienes Cristo vive y está obrando (Ap. 12:12).

Una de las muchas maneras que sabemos que es el fin del tiempo y que se le ha dado poder a Satanás para “hacer guerra contra los santos, y vencerlos” (Ap. 13:7) es que el sistema satánico del mundo está haciéndolo un crimen capital, así como un crimen federal distribuir literatura Cristiana y cargar una Biblia en ciertos lugares, tal como en nuestro propio sistema escolar aquí en los Estados Unidos. ¿Por qué ha hecho esto el sistema satánico del mundo? Porque la Biblia es el único libro en el mundo que tiene en él la luz de Dios para alumbrar las mentes y los corazones obscurecidos de los seres humanos perdidos de modo que puedan alcanzar aquella luz y ser salvos.8 Satanás no quiere que ninguna alma sea salva. La Palabra de Dios dice claramente que cualquier otra enseñanza es falsa, mundana, satánica, y sin vida eterna, luz, ni salvación.9 Cristo no vino al mundo para condonar ninguna cosa falsa, tal como las religiones falsas.10 Él vino al mundo para traer Su poder, Su verdad, Su luz y salvación por la Palabra de Dios.11 La falacia no puede hacer nada bueno. En particular, la falacia no puede salvar almas. Cristo le advierte a todos que cualquier persona tratando de entrar al Reino del Cielo por cualquier otra manera que por Él, por cualquier otra manera que por tener la vida y el poder de Cristo en ellos, “ése es ladrón y salteador” (Juan 10:1).12

El trabajo de los poderes de las tinieblas es ocultar la vida de Cristo del mundo.13 La semana pasada oí a uno predicando acerca de otro Jesús, un Jesús que no conozco en absoluto puesto que el Jesús que predicaba éste no está en la Biblia. Él predicaba que Jesús era rico, un magnate, un Jesús adinerado con un traje costoso, sin costura y púrpura, con una propiedad costosa y grande, y bolsos de dinero, tanto dinero que otro hombre tuvo que ayudar a cargarlo. Tales enseñanzas como esta no son solo absurdas, sino evidentemente herejías condenadoras.14 2 Corintios 8:9 dice que Jesús “se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con Su pobreza fueseis enriquecidos.”15 Santiago 5:11 dice, “El Señor es muy misericordioso y compasivo.”

BUENA IRA / MALA IRA

Los ministros de Satanás, con sus herejías, desearían que los Cristianos fuesen pacifistas dóciles. Le dicen a los Cristianos que si se enojan, incluso con Satanás, son del diablo, y no sólo deberían estar avergonzados de sí mismos, sino también ver a un siquiatra por tal “maldad.” Sin embargo, la Palabra de Dios declara que Dios “hace… a Sus ministros llama de fuego” (He. 1:7), y que Sus ministros deberían vengarse, “para castigar al que hace lo malo” (Ro. 13:4). Las armas de los ministros de Dios “no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas [malas, espirituales]” (2 Co. 10:4). Los ministros de Dios sólo usan la espada, que es el Espíritu, la Palabra de Dios para ejecutar su ira contra los malvados.16 ¡Tenemos que ser como Cristo!17 ¡Cristo es Dios!18 ¡Dios se enoja!19 Dios está enojado con el diablo, con la maldad, con aquellos que odian a Dios y a Su pueblo, y con todos los que predican tal contradicción a Su Palabra.20 Las escrituras nos ordenan: “AIRAOS [contra Satanás y todo lo que sea malvado en el mundo21], pero no pequéis [estando enojados o desafiantes contra la Palabra de Dios o contra de aquellos en que Cristo está morando y obrando. Si lo haces, esto seguramente traerá la ira de Dios sobre ti]” (Ef. 4:26). Fe en la Palabra de Dios es nuestra vida.22 Por Su Palabra también podremos mantener nuestro don de vida eterna, si renovamos nuestras mentes y nuestros espíritus con Su Palabra diariamente.23 La Palabra de Dios es nuestra luz y nuestro guía, permitiéndonos caminar a través de este mundo de tinieblas sin pecado y adorarlo en la belleza de santidad.24

También se nos manda a no enojarnos con nuestro hermano en el Señor A MENOS QUE HAYA CAUSA de estar enojados con él.25 “Pero Yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano SIN UNA CAUSA será culpable de juicio” (Mt. 5:22). ¡Estos maestros, predicadores, y evangelistas falsos nunca permitirían que te enojaras con tu hermano o lo reprendieras si estuviera haciendo algo satánico! La Palabra de Dios nos ordena: “Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Ti. 4:2). Paciencia significa que nunca podemos cansarnos de reprender y redarguir la doctrina falsa mientras enseñamos sana doctrina. Además, estos maestros, predicadores, y evangelistas falsos nunca te permitirían enojarte con el diablo u odiarlo, aunque la Palabra de Dios declara, “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal” (Sal. 97:10).26 Romanos 12:9 declara, “Aborreced lo malo, seguid lo bueno.” Jesús nos dice “Ninguno puede servir a dos señores [significando que no podemos servir a Dios si vamos a servir a cualquier otra cosa, tal como Satanás o su sistema mundial satánico, cuya economía se basa solamente en el dinero]; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro” (Mt. 6:24).

Está escrito que tenemos que demostrar nuestro odio hacia el diablo resistiéndolo. Santiago 4:7 declara, “Resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Efesios 4:27 dice, “Ni deis lugar al diablo,” lo cual significa que no podemos darle ningún espacio a aquellos que son del diablo, tal como a sus falsos profetas y maestros. Tenemos que tener celo respecto a ello, porque si no lo tenemos, Cristo nos vomitará de Su boca.27

Esta literatura es la verdadera enseñanza de la verdadera Palabra de Dios. Si desdeñas la Palabra de Dios, no te has metido en problemas conmigo; te has metido en problemas con Dios.28 Discútelo con Dios. Dios no cambiará Su Palabra por nadie.29 Jesús dijo, “Porque el que se avergonzare de Mí y de Mis Palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles” (Mr. 8:38).

Si guardamos estos mandamientos de amar a Dios y odiar los poderes de las tinieblas, seremos salvos.30 Tenemos que odiar el mal, odiar la iniquidad, y odiar el diablo, así como Dios odia el mal, la iniquidad, y odia el diablo.31 Somos ordenados a ser como el Señor.32 Está escrito en Proverbios 6:16-19, “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina Su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente [tal como los inocentes que son abortados por millones cada año], el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.” Nosotros que una vez eramos culpables de todas estas cosas que Dios odia también tenemos que odiar nuestras vidas anteriores de pecado.33

¿TESOROS EN LA TIERRA?

Otra falsa doctrina que los falsos profetas predican hoy es que Jesús vino para que pudiéramos tener enormes cuentas bancarias, casas nuevas, coches nuevos, y muchos otros tesoros terrenales en este lado de la eternidad, aunque el verdadero Jesús dice, “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt. 6:19-21).

Mi esposa, que pasó a estar con el Señor el 8 de abril, 1982, me advirtió de los muchos falsos profetas que están ahora en el mundo, grandes y pequeños. Muchos, dijo ella, se unieron al clero no para servir al Señor, sino para el prestigio y para una posición respetada en la comunidad. Dios me llamó. Él te llama a venir al ministerio para decir la verdad, vivir en el Espíritu, y vivir para el Reino del Cielo, no para vivir en este mundo malvado y perverso.34 Él quiere que estemos en el mundo pero no ser parte “del mundo” (Juan 17:16).35 Tenemos que estar en el mundo para ser Su Cuerpo, la continuación de Su encarnación, con un propósito y solo un propósito, el cual es producirle Su Novia a Él.36 Su Novia es Su Cuerpo, Su Iglesia.37 Es la acumulación de muchos millares de almas humanas que no serán sacudidas por cualquier otro evangelio, cualquier otra doctrina, o cualquier otro Jesús que no sea la doctrina evangélica y el Jesús de la Biblia.38

Preferiría morir que ser un religioso falso. Preferiría morir que cambiar la Palabra franca y directa de Dios a algo tan asqueante, dulce y falso que incluso aleja de la salvación a la verdadera gente que Cristo está llamando. Yo le di la espalda a mil millones de dólares para entrar al ministerio. No lo hice porque yo era una buena persona. Lo hice porque Dios me aterrorizó. Había tanto temor de Dios en mí cuando Dios me aterrorizó, que el antiguo yó se murió. Lo único que vive en mí ahora es Cristo.39 Como el Apóstol Pablo, considero todo lo que he rechazado en el mundo “como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo [y tener Su vida]” (Fil. 3:8).

Antes de ser salvo, generé mil millones de dólares para otras compañías, así como millones para mí mismo. Los Beatles y los Rolling Stones me ofrecieron cincuenta por ciento de sus ganancias totales si los manejaba. Solo esto, me dicen, llegaría a un total de más de mil millones de dólares. Me ofrecieron tantos bienes lucrativos que sería imposible recordarme de todos. Me consideraban y todavía me consideradan número uno en el mundo como experto de marketing. Si estuviera tan consciente del dinero que predicaría solamente mensajes de prosperidad, tal como que Jesús nos salvó para que pudiéramos tener enormes tesoros mundanos, sería más honorable para mí regresar nuevamente al mundo a ganar dinero que predicar tales contradicciones a la Palabra de Dios.

Moisés tuvo la oportunidad de tener un gran tesoro mundano, y escogió “antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” (He. 11:25-26). Así mismo me he sentido yo desde el primer día que Dios se me introdujo. Nunca me he arrepentido de haber renunciado las cosas del mundo. Preferiría sufrir aflicciones con la gente de Dios que gozar todos los placeres del pecado por una época.40 Así que si Dios me hace pobre como Pedro41 o rico como Salomón,42 yo, como Pablo, “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:11-13).

El Señor no murió en la cruz, resucitó y luego ascendió al Reino de Dios para que pudiéramos permanecer los hijos de Satanás, los hijos de este mundo.43 Él no hizo todo esto para que ahorráramos para nosotros mismos “tesoros en la tierra,” para que compráramos los coches más grandes, viviéramos en las mansiones más lujosas, o para que proveyéramos dinero para que nuestros hijos atiendan colegios y universidades prominentes y promiscuas que enseñan todo en oposición a la Biblia (Mt. 6:19). Jesús lo dijo en estas palabras: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida [la vida eterna de Dios] más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?...No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles [los perdidos] buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán” (Mt. 6:25-26, 31-34). Buscar primero el Reino del Cielo significa que primero tenemos que buscar que Cristo viva y obre en nosotros para ganar almas, es decir, producir Su Novia por medio de nosotros.44 Si constantemente buscamos a esta Novia Suya, Él milagrosamente producirá o agregará para nosotros todas estas cosas.

He diseñado y fabricado ropa, vendiéndolas para hacer dinero para ayudar a extender el evangelio, el Reino del Cielo, aquí en la tierra. Sé que son las ropas más finas del mundo. Dios permitió que el diablo tomara de nosotros esa fuente de ayuda, así como millones de dólares en propiedades que le pertenecían a la iglesia. Muchos hijos e hijas que yo había engendrado a Cristo por medio del evangelio cayeron porque le tuvieron más temor al diablo que al Señor. El rey Salomón declaró por el Espíritu, “Teme a Dios [no a Satanás], y guarda Sus [de Dios] mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Ecl. 12:13). Apocalipsis 21:8 declara, “Los cobardes [aquellos que temen a Satanás] e incrédulos [aquellos que no creen en Dios para temerle y guardar Sus mandamientos] …tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre.” El Señor ha abierto muchas otras puertas a través de muchos otros en el ministerio para que Su obra pueda seguir adelante, multiplicándose mientras que el Señor da el aumento.45 Estoy tan alegre que es Dios que proporciona las finanzas para nosotros.

Este trabajo de convencer a los hombres a que crean en la Palabra de Dios más bien que en los pensamientos de Satanás tiene que ocurrir en la conciencia humana y mente a la hora de regeneración, a la hora de salvación, en el mismo momento de arrepentimiento.46 Tenemos que tener un cambio de mentalidad antes de que podamos ser salvos.47 La definición de arrepentimiento verdadero es “un cambio completo de mentalidad.”48 Antes de convertirnos en los hijos de Dios, todos nuestros pensamientos, nuestras mentes, nuestro intelecto, y nuestras maneras son tinieblas.49 Antes de ser nacidos de nuevo del Espíritu, nuestras mentes tienen que experimentar un cambio drástico y radical.50 Jesús dijo, “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada” (Mt. 10:34). Esto es drástico y radicalmente diferente a lo que se oye de la mayoría de los púlpitos del mundo hoy en día. No obstante, éste es el verdadero Jesús que habla. La Palabra de Dios es nuestra espada con la cual luchar contra los poderes de las tinieblas.51

Las mentes obscurecidas del mundo están gastando mil millones de dólares en esperanza de traer paz en la tierra, pero no hay paz en la tierra para los que están perdidos.52 Estamos en el medio de la más poderosa de todas las batallas.53 La Palabra de Dios la llama la batalla de Armagedón.54 La batalla de Armagedón es una guerra espiritual. Es la guerra entre Dios y Satanás para el alma del hombre.55

La Biblia declara que los días en que vivimos son mucho más malvados que en los días de Noé y de Sodoma y Gomorra.56 Mira alrededor de ti y ve por ti mismo. Éstos son los últimos días.57 Dios dijo, “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt. 24:22). Este es el tiempo de la angustia de Jacobo.58 Necesitamos buscar a Dios y oír de Él.59 El antiguo profeta Daniel, hablando de esta última hora del tiempo, dijo, “Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en libro [el libro de la vida, aquellos que son salvos]” (Dn. 12:1).

Eso es lo que Dios me dijo cuando primero me visitó en la oficina de Beverly Hills. “Pónte de pie [y supe que Él quería decir como hombre] y dile a la gente en este cuarto [ahora sé que Él estaba hablando de todo el mundo en todo lugar] que Jesucristo va a regresar a la tierra de nuevo. Dile que comiencen a decirle a otros la misma cosa [y yo sabía que Él quería que ellos también se pusieran de pie como hombres y le dijeran a la gente del mundo el mismo mensaje], o seguramente morirás y pasarás la eternidad en el Infierno.”

Esto era drástico y radicalmente diferente a cualquier otra cosa que jamás había pensado hacer o que he sido mandado hacer. Estos pensamientos no eran míos. No hay manera de que yo hubiera podido pensar tales cosas ya que nunca había oído tales cosas. Venían de Dios en el Cielo, desde afuera de mi cuerpo. Estaban dirigidas a mi mente, mi corazón, mi alma, y mi ser entero. Dios adicionalmente me verificó que era Él y que Él era muy real metiendo y sacando mi espíritu rápidamente para dentro y para fuera de mi cuerpo humano. Todo el rato me mostraba cosas, mostrándome que había un Cielo y un Infierno, y mostrándome que yo era un pecador y estaba perdido. Me dejó saber que si Él decidía sacar el espíritu de mi cuerpo y mantenerlo fuera de mi cuerpo, mi alma sería enviada instantáneamente a un Infierno ardiente.60 Estoy excesivamente agradecido por el temor duradero que me dio ésto, y estoy excesivamente agradecido por Su paciencia en tratar con alguien tan espiritualmente ciego como lo era yo.

Huelga decir, esta experiencia drástica y radicalmente cambió mi manera entera de pensar junto con mi manera entera de vivir. Antes de esta experiencia, no temía nada — hombre ni bestia. Y, por supuesto, no temía a Dios porque no creía que Él existía. Pensaba que si en realidad existía, yo no le tendría temor. Esto es causa de la falsa doctrina que había oído diciendo que Él era todo amor con árboles de Navidad, luces, un viejo gordo con un vestido rojo, un bebé, un pesebre, y un viejo sentado en el cielo, tan viejo que ni podía ver ni oír bien, un viejo que solo quería que fuéramos ricos y que jamás condenaría a nadie.61 Satanás verdaderamente me tenía engañado por sus falsos maestros y predicadores. Figuré que si lo que ellos decían acerca de Él era verdad, nadie tendría ninguna preocupación de entrar al Cielo. Apenas tenías que decir una oración, continuar lo que estabas haciendo, y esperar “la bella luz blanca al fin del túnel,” la cual no es nada más que una ilusión del diablo para engañar más al mundo.62 La gente que todavía está enseñando tales cosas aún no ha conocido a Dios. Oyen solamente de Satanás. Sus mentes son las fortalezas del diablo.63 Él los ha convencido que Dios es diferente al Dios de la Biblia.64 Qué tonto fui en creerles, y qué tonto eres tú en creerles también.

EL MUNDO ESTÁ CONFUSO

¿Porqué no te haces una pregunta: quién está pensando por ti? ¿Tú mismo? ¿Dios? ¿o son los poderes de las tinieblas, el diablo? Si eres tú el que piensa por ti, entonces eres solo tú quien te guía. La Palabra de Dios nos dice que nosotros ni sabemos qué orar.65 No sabemos qué hacer. No sabemos adónde ir. No sabemos nada sin Dios, ni podemos hacer nada sin Él.66 Porque la Palabra de Dios y Sus pensamientos son nuevos para nuestra mentalidad, necesitamos estudiar Su Palabra y Sus pensamientos, haciéndolos nuestros para que podamos tener la vida de Dios.67

Si los poderes de las tinieblas son los que pensaban por ti antes de que te convirtieras en un Cristiano, y continuaste dejando que Satanás pensara por ti después de que te convertiste en un Cristiano, estos pensamientos no fueron los tuyos. Sin embargo, tú escoges hacerlos tuyos. Fue tu voluntad adoptarlos. Tu mente está contra las Escrituras de Dios, Su Verdad, Su Palabra. Si estás predispuesto contra siquiera una de las escrituras de Dios, eres demasiado intolerante para entrar al Reino de los Cielos.68 Esta clase de persona de mentalidad cerrada ya ha decidido por sí mismo, sin la ventaja de la Palabra de Dios, cuál es la verdad, y cuál verdad de la Palabra de Dios aceptará como la verdad. Rechazan la verdadera verdad de Dios porque mucha de la verdad de Dios no se mezcla bien con su versión de la verdad, sus ideas.

Cuando la mente de una persona está sin Cristo, cuando la mentalidad de una persona está tan obscurecida y sin renovación, sufrirá muchas experiencias mentales que disturbará, tal como la incapacidad de recibir la Palabra de Dios. Adicionalmente, su mente constantemente estará abarrotada y zumbando con todo tipo de pensamientos e ideas incontrolables, tales como sueños lascivos, ensueños, imágenes, imaginaciones, pensamientos digitales que lo llevan de una cosa a otra o de un lugar a otro, y otras confusiones de Satanás también como sus propias ideas confusas, la pérdida de memoria, y la incapacidad de concentrarse. Se obsesionará con prejuicios sobre muchas escrituras que no le gustan en la Palabra de Dios, que causará que se vuelva aún más confuso y muy perdido.69 Puesto que ha rechazado las escrituras de Dios, Dios lo rechazará a él70 a menos que él comience a rechazar a Satanás y recibir cada Palabra de Dios. Sus pensamientos se retardan o se interrumpen debido a millones de distracciones espirituales de Satanás y las influencias impías del mundo.

Especialmente frecuentes hoy en día son los pensamientos salvajes que son puestos en acción por los espíritus malvados, causando que mucha gente se haga daño a sí misma y a otros. Vemos en las noticias que algunos aún le hacen daño a sus propios hijos, sus amados, y a los amigos de sus hijos en la escuela. No me refiero solo a los muchos asesinatos que vemos continuamente. También me refiero a los que venden drogas que alteran la mente, los que sobre estimulan a los niños con deseos y comportamiento sexual e ilícito, y los que enseñan evolución, que totalmente está contra la verdad, la historia, y la genética de Dios. Todos hemos visto estas cosas diariamente durante los años. Todas son tinieblas de Satanás usadas para cegar las mentes de toda la gente del mundo.

Si todos los que han recibido tales tinieblas desean cambiar, si desean poder en Dios, si desean permanecer fuera del Infierno, y si desean entrar al Cielo, tendrán que tener un cambio de mentalidad.71 Tendrán que venir a Cristo para que Él pueda renovar sus mentes y corazones.72 Entonces podrán tener la vida, las obras, y el poder de Dios obrando en y a través de ellos para que puedan reinar con Cristo aquí en la tierra y en el Cielo para siempre.73

Mucha de esta gente quien Satanás ha causado que cometiera tales atrocidades, tales pecados, luego dicen, “No puedo creer que hice estas cosas. Nunca he hecho algo semejante en mi vida.” Sin embargo, cometieron el crimen, el pecado. Continuarán haciendo estas cosas cada vez que Satanás los ordene porque evidentemente él es su amo, su dios.74 Él seguirá siendo su amo y dios hasta el día que lo odien, le den la espalda, y vengan a Cristo. Todos los que estén tan cargados obedezcan a Cristo, el cual dice, “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar...vuestras almas” (Mt. 11:28, 29). Lo hacen porque sin Cristo no tienen ninguna vida eterna, ningún poder sobre cualesquiera de los caprichos de Satanás, ningún poder sobre los pensamientos de Satanás, y ningún poder sobre las acciones que él los ordena a hacer.75 No soportan la tentación en sus mentes de hacer lo que los espíritus malvados continuamente los convencen a hacer. Cuando uno esté seguro de que todo en la Palabra de Dios es verdad, nunca se confundirá. Esto es porque él confía en la capacidad de Dios de instruirle y dirigirle cada momento de cada día.76

Ahora hay gran esperanza para ustedes los Cristianos que tienen un amor para servir a Dios en su corazón pero que todavía no han podido tener victoria sobre sus mentes. Nunca debes considerarte impotente con respecto al dilema que tienes. Si estás experimentando algunos de los síntomas de una mente no renovada, de la cual acabo de mencionar, y si es tu intención ser consagrado enteramente a Dios, entonces déjame decirte, la Palabra de Dios promete que puedes ser librado completamente de todo esto.77 Dios le ha dado a cada persona del mundo un poder. Este poder se le ha dado a cada uno, sea salvo o no. Este poder es el poder de la “propia voluntad.”78 Es decir, Él nos ha dado el poder de escoger la vida o la muerte, lo bueno o lo malo, Dios o Satanás, el Cielo o el Infierno, una mente renovada o la vieja mente no renovada, un corazón renovado o el viejo corazón no renovado.79

Si es tu voluntad ser consagrado completamente a Dios, hazlo ahora. No vaciles. Hazlo tu voluntad hacerlo ahora, y si aceptas a Cristo como tu Señor, tu Amo, tu Salvador, tu Dios, y tu Rey, te consagrarás del mundo a Dios por medio de Cristo.80 Nada podrá detenerte de llegar al Cielo y ser librado de Satanás a menos que tú mismo cambies tu voluntad, a menos que cambies tu mente para hacerlo. Tu voluntad y tu mente son uno y lo mismo. Dios no te forzará a hacer ésto.81 Tienes que escoger hacerlo. Tu destino depende de ti y de nadie más. Tú tienes que hacer esa decisión continuamente todos los días.82 Solo “el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt. 10:22). Fe en todo lo que Dios nos dice es nuestra victoria.83

Dios pone ante vosotros “la vida [eterna] y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida [eterna y todas las bendiciones de Dios]” (Dt. 30:19). Escoge todo lo que Dios tiene para ti ahora diciendo esta oración:

Oración

Mi Señor y mi DIOS, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que JESUCRISTO es el Hijo del DIOS viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre para el perdón de todos mis anteriores pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4y que Él está sentado a la diestra de DIOS en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración.5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón, Señor JESÚS. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor JESÚS; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, la Biblia, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso sé que Tú me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor JESÚS, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

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Tony Alamo Christian Ministries is a division of Music Square Church, Inc. © Propiedad literaria septiembre, 2001 Todo derecho reservado Pastor Mundial Tony Alamo ® Registrado septiembre, 2001


Notas del :

1 Gn. 3:15, 6:5, Sal. 2:1-5, Pr. 14:12, 15:9, 26, Is. 59:7, 65:2-3, Mt. 6:24, 12:30, Ro. 5:9-10, 8:6-9, 1 Co. 10:21, 2 Co. 10:5, Fil. 3:18, Tit. 1:15-16, Stg. 4:4-6, 1 Jn. 2:15-16 vuelva

2 Sal. 39:5-6, 94:11, 119:113, 127:1-2, Ecl. 6:11-12, Jer. 4:14, Mt. 6:27-33, Lc. 12:16-21, Ro. 1:18, 21-22, 1 Co. 3:18-20, Ef. 4:17-19, Col. 2:18, 1 Ti. 6:3-5, 2 Ti. 3:1-5, 7-8 vuelva

3 Ecl. 8:16-17, Mt. 6:23, Jn. 1:4-5, 10-11, 3:18-21, 2 Co. 4:3-4 vuelva

4 Ro. 1:18, 21-22, Ef. 2:12, 4:17-18, 5:6-7, Col. 1:21-23, 1 Ti. 1:6-7, 6:20-21, 2 Ti. 2:14-18, 20-21 vuelva

5 Mt. 13:19, Jn. 1:5, 3:19, 8:44, 2 Co. 4:3-4, 11:3, 13-15, Gá. 2:4, 1 P. 5:8, Ap. 12:9 vuelva

6 Dn. 7:21-22, 12:4, Mt. 7:22-23, 24:21-24, 37-39, Mr. 13:19, Jn. 10:10, Hch. 20:29-30, 2 Co. 4:4-5, 10:4-5, 11:13-15, Ef. 6:11-16, 1 Ti. 4:1-3, 2 Ti. 2:26, 3:2-5, 1 P. 5:8-9, 1 Jn. 2:18-19, 4:1-3, 2 Jn. 1:7, Ap. 2:10, 12:9, 12, 13:6-8, 20:1-4, 7-10, 1 Ts. 5:22 vuelva

7 Mt. 7:13-14, Lc. 13:23-24, Ap. 14:10-11, 20:11-15 vuelva

8 Dt. 8:3, Sal. 12:6, 19:7-11, 119:9, Pr. 6:20-23, Mt. 7:24, Jn. 5:24, 6:63, 8:31-32, 15:3, Hch. 20:32, Ef. 5:26, 2 Ti. 3:15-17 vuelva

9 Jn. 1:1, 14, 3:19, 8:12, 9:5, 12:35, 46, 2 Co. 4:4, 6, 1 Jn. 2:8 vuelva

10 Mt. 4:23, 5:17, 10:34, Jn. 1:14, 17, 4:34, 9:39, 14:6, 18:37, Ef. 4:17-21 vuelva

11 Is. 7:14, 9:6, Mt. 1:23, Jn. 1:14, 10:10, Ro. 8:11 vuelva

12 Mt. 7:21-23, Jn. 10:7-8, 14:6 vuelva

13 Mt. 23:15, Jn. 8:44, 10:10, 2 Co. 2:11, 4:2-4, 11:13-15, Ef. 6:11-12, 1 P. 5:8, Ap. 12:12 vuelva

14 1 R. 17:10-16, Zac. 9:9, Mt. 6:19-21, 19:16-29, Cap. 24, Mr. 10:17-25, Lc. 6:24-25, 1 Co. 4:11-13, 2 Co. 8:9, Fil. 2:7-8, 1 Ti. 6:4-11, 17-19, Stg. 2:6-7, 5:1-5, Ap. 18:4-24 vuelva

15 Is. Cap. 53, Mt. 5:5, 6:19-21, 13:44-46, 19:21, Mr. 6:7-9, Lc. 12:33-34, 16:20-25, Jn. 6:5-7, Hch. 3:2-6, Fil. 2:6-8 vuelva

16 Mt. 10:7-8, Mr. 16:15, Lc. 4:18, 9:2, Ef. 6:13-17, 2 Ti. 4:2, He. 4:10-12 vuelva

17 Mt. 5:48, Jn. 17:23, Ro. 6:4, 1 Co. 2:16, Fil. 2:3-8, 1 P. 1:15-16, 1 Jn. 3:5-7 vuelva

18 Mt. 1:18-20, 23, Jn. 10:30, 37-38, 1 Co. 1:24, 2 Co. 4:4, Ef. 3:9, 19, Col. 2:9-10, 1 Jn. 5:7, 20 vuelva

19 Dt. 29:18-20, Sal. 7:11-16, 21:8-13, Ez. 43:8, Mi. 5:15, Nah. 1:2-6, Hab. 3:12, Zac. 1:14-18, Ro. 1:18-19, Ap. 14:9-10 vuelva

20 Ex. 15:4-10, Nú. 11:1, 10, 25:2-3, 32:13, Dt. 9:7-8, 17-20, 29:18-20, 26-28, 32:16, 21, Jue. 2:12-14, 1 R. 11:6-11, 2 R. 17:18, 2 Cr. 34:21, 24-25, Sal. 5:5, 7:11-16, 21:8-13, Pr. 6:16-19, Is. 1:4, 13:6-20, Lam. 4:11, Ez. 43:8, Os. Cap. 5, Am. 5:21, Mic. 5:15, Nah. 1:2-6, Hab. 3:12, Sof. 2:2-3, Zac. 8:17, Mal. 2:16, Lc. 14:16-24, Ro. 1:18-19, Ef. 5:6, Col. 3:5-6, Ap. 6:17, 14:9-10 vuelva

21 Gn. 30:2, Ex. 11:8, 32:19, Lv. 10:16-17, Neh. 5:6-7, Mt. 6:24, Ef. 4:26, Ap. 3:16 vuelva

22 1 Cr. 16:22, Sal. 7:11, 34:21-22, 35:19-20, 44:7, 68:1-2, Pr. 1:28-33, 5:11-13, 8:36, Jer. 44:4-15, Mic. 3:1-4, Lc. 1:71, 6:22, Jn. 7:7, 15:18, Ro. 1:18, 12:19, Ef. 5:6, Col. 3:5-6, 1 Jn. 3:13, Ap. 6:17 vuelva

23 Mt. 6:11, 16:24-26, Mr. 8:34-36, 10:21, Lc. 9:23, 11:3, Hch. 17:11, Ro. 12:1-2, 1 Co. 15:31, He. 3:12-13, 2 Ti. 2:15 vuelva

24 1 Cr. 16:29, Sal. 29:2, 96:9, 110:3, Ef. 5:27, 2 P. 3:14 vuelva

25 Gn. 27:41, 37:3-4, 49:6-7, Sal. 35:19-20, 86:17, Pr. 29:10, Mt. 5:22, 24:9-10, Lc. 6:22-23, Jn. 7:23, 15:18-25, Ro. 13:4, 1 Jn. 3:11-15 vuelva

26 Job 1:1, 2:3, Sal. 139:21-22, Pr. 8:13, Am. 5:15, Lc. 16:13, Ro. 12:9, 1 P. 3:10-11 vuelva

27 Mt. 5:13, 12:33, Ap. 3:16, 19 vuelva

28 Lv. 26:13-25, 27-39, Nm. 15:31, Dt. 7:10, 28:15-68, 2 Cr. 36:16, Pr. 1:7, 22-33, 8:36, 13:13, 15:10, Is. 5:24, 30:12-14, Ez. 20:13, Am. 2:4-5, Jn. 12:48 vuelva

29 Sal. 111:7-8, 119:89, 144, 152, 160, 138:2, Is. 40:8, 55:11, Mal. 3:5-6, Mt. 5:17, Mr. 13:31, He. 13:8, 1 P. 1:23-25 vuelva

30 Dt. 7:9, 28:1-14, Sal. 97:10, Mt. 19:17, Jn. 14:15-20, 15:10-11, 1 Jn. 2:2-5, 3:22-24 vuelva

31 Neh. 5:5-9, 13:4-9, 14-29, Job 1:1, 8, Sal. 5:5, 7:11, 26:5, 31:6, 97:10, 101:3, 119:104, 128, 163, 139:22, Pr. 8:13, 6:16-19, Am. 5:15, Mt. 6:24, Ro. 2:5-9, 9:13, 13:3-4, 1 P. 3:10-12 vuelva

32 Ez. 36:25-27, Jn. 3:5-6, Ro. 8:1-14, 1 Co. 2:16, Gá. 6:8, Fil. 2:5, Col. 3:9-11, 1 P. 4:1, 2 P. 1:3-11, 1 Jn. 3:2 vuelva

33 Sal. 97:10, Pr. 8:13, Am. 5:14-15, 1 Co. 6:9-11, 2 Ti. 3:2-5 vuelva

34 Ro. 8:28-30, 9:21-26, 1 Co. 1:30, Gá. 5:13, Ef. 4:1-4, 1 Ts. 2:11-12, 4:1-12, 1Ti. 6:11-14 vuelva

35 Jn. 8:23, 15:19, 17:11-18, Ro. 8:4-10, Tit. 2:11-14, Stg. 1:27, 4:4, 1 Jn. 5:18 vuelva

36 Jn. 14:17-20, 23, 15:1-8, 17:21-23, Ro. 7:4, 1 Co. 3:9, 2 Co. 5:17-21, 6:16-18, Ef. 2:18-22, Col. 1:27-29 vuelva

37 Mr. 2:19, Ro. 12:4-5, 7:4, 1 Co. 6:15, 12:12-14, 2 Co. 11:2, Ef. 5:23-32, Ap. 19:7, 21:2-3 vuelva

38 Jn. 10:3-14, 26-29, Ap. 14:4 vuelva

39 Job 28:28, Mt. 10:28, 2 Co. 5:11, He. 10:31, 12:29 vuelva

40 Mt. 19:27-29, Mr. 8:34-37, Ro. 8:18, 35-39, 2 Co. 4:17-18, 2 Ts. 1:4-5, 1 P. 4:12-13, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

41 Hch. 2:44-45, 3:6, 4:32-35 vuelva

42 1 R. 5:7-18, 9:25-28, 10:1-12, 22-29, 2 Cr. 1:7-12, 9:10-28, Ecl. 2:4-10 vuelva

43 Is. 53:1-9, Mt. 19:28-29, Lc. 23:33-56, 24:1-7, 44-51, Hch. 3:15, 10:38-43, 13:28-39, 2 Co. 5:17-21, Ef. 2:12-22, 4:14-24, 1 Ti. 2:5, He. 2:17-18 vuelva

44 Pr. 11:30, Ecl. 12:13, Mr. 16:15, Jn. 15:2, 4-5, 8, 1 Co. 3:5-9, 2 Co. 11:2, Ef. 2:13-22, 4:1-13, Col. 1:23-29 vuelva

45 Mr. 4:20, 1 Co. 3:6-9 vuelva

46 Mr. 9:23-24, 16:15-18, Jn. 6:28-29, Ro. 10:9-11, 13-15, 17, 12:1-2, 15:6, 1 Co. 2:16, 2 Co. 4:1-6, 8:12, 10:4-5, Fil. 2:5-8, 1 Ti. 4:1-2, Tit. 1:9, He. 10:22, 1 Jn. 2:8-11, 5:3-5 vuelva

47 Mt. 18:3-4, Lc. 14:26-27, Jn. 6:47, Ro. 8:6-8, 2 Co. 5:17, Ef. 4:22-24 vuelva

48 Jn. 5:24, 6:39-40, Hch. 3:19, Ro. 8:7-8, Ef. 4:22-24 vuelva

49 Lc. 4:18, Jn. 3:19-20, 8:12, Hch. 26:18, Ro. 8:7-8, 1 Co. 2:8, 14-15, 2 Co. 4:3-4, Ef. 2:1-3, 4:18, 5:8, Col. 1:13, 1 P. 1:14, 2:9, 1 Jn. 2:4, 9, Ap. 3:1 vuelva

50 Jon. 3:4-10, Jn. 3:5, Ro. 8:4-11, 13-14, 2 Co. 5:17, Gá. 6:15, Ef. 5:8, Stg. 4:4, 1 P. 2:9-10, 1 Jn. 2:3-5 vuelva

51 Ef. 6:11-17, He. 4:11-12 vuelva

52 Dt. 11:26, 28, 28:20, Pr. 3:33, Is. 3:11, 48:22, 57:20-21, Mt. 10:33-38, Ro. 1:18, 1 Ts. 5:3 vuelva

53 2 Co. 10:3-6, Ef. 6:10-18, Ap. Cap. 12, 13:7, 17:14, 19:11 vuelva

54 Ap. 16:12-16 vuelva

55 Ef. 6:10-18, 1 P. 5:8, Ap. Cap. 12, 13:1-8, 17:14, 19:11 veulva

56 Jer. 30:7, Dn. 12:1, Mt. 24:21-22, 37-39, Ro. 1:18-32, 2 Ti. 3:1-9, 13, 2 P. 3:3-7 vuelva

57 Dn. 12:1-4, Jl. 2:28-31, Mt. 24:3-27, 1 Co. 7:29, 2 Ts . 2:2-4, 2 Ti. 3:1-5, Stg. 5:8-9, 1 P. 4:7, 2 P. 3:3-11, Ap. 8:7-13 vuelva

58 Jer. 30:7 vuelva

59 1 Cr. 28:9, Is. 40:31, Jer. 29:13, 33:3, Mt. 7:7-8, 24-25, Jn. 15:7, Ro. 10:17, Ef. 6:10-18, He. 4:16 vuelva

60 Is. 66:24, Lc. 13:27-28, 16:23-26, Ap. 19:20, 20:10, 13-15, 21:8, Señales del Tiempo, Huesos Secos, El Siervo del Señor, Los Peces Gordos, y Derritiendo los Corazones Fríos vuelva

61 Ex. 22:24, Dt. 4:24, Ro. 1:18, Ef. 5:6, Col. 3:6, 2 Ti. 4:3-4, He. 10:31, 2 P. 2:1-3, 12-22, Ap. 6:15-17 vuelva

62 Mt. 13:30, 40, 43, 49-50, Lc. 13:25-28, 2 Co. 11:14, He. 9:27, 10:27, 31, 2 P. 3:7, Ap. 20:11-15 vuelva

63 Mt. 15:14, 2 Co. 3:4, Ef. 2:2, 12, 4:17-18, 2 P. 1:19, Ap. 21:8 vuelva

64 Dt. 4:24, Mt. 10:28, Jn. 15:6, Ro. 2:4-11, 1 Co. 6:9-10, He. 6:4-8, 10:26-29, 12:25-29, 1 P. 4:17, 2 P. 2:4-9, Ap. 21:8 vuelva

65 Ro. 8:26 vuelva

66 Pr. 1:1-4, 7, 22-23, 3:5-8, 4:11-13, 18-19, 6:22-23, Mt. 26:41, Jn. 6:63, 14:6, 15:4-5, 16:13-15, Ro. 5:6-11, 7:24-25, 8:1-14, 26-31, 37, 1 Co. 2:1-14, 2 Co. 3:5, 2 Ti. 3:14-17, Stg. 4:13-15 vuelva

67 Is. 55:6, 8-9, Mt. 5:6, Lc. 6:21, Ro. 10:17, Ef. 3:16-20, Fil. 3:12-14, Col. 2:6-7, 3:1-2, 16, 2 Ti. 2:15, He. 5:13-14, 11:6, 1 P. 2:2-5, Ap. 3:20 vuelva

68 Mr. 8:38, 16:16, Jn. 3:36, 12:48-50, 2 Ti. 2:12, 3:15-17, Tit. 3:10-11, 2 P. 1:19-21, Ap. 22:18-19 vuelva

69 Mr. 16:16, Ro. 1:21-32 vuelva

70 Pr. 1:23-32, Jer. 6:19, Os. 4:6-10, Mt. 10:33, Jn. 12:48, 2 Ti. 2:12, He. 6:4-8, 2 P. 2:1-6, 9, 1 Jn. 2:22-23, Jud. 4-7 vuelva

71 Jon. 3:4-10, Mt. 18:3, Jn. 3:5, 8:10-12, Hch. 2:38, 3:19, 26:18, Ro. 8:4-11, 13-14, 12:1-2, 13:11-14, 1 Co. 15:22, 2 Co. 5:17, Gá. 6:15, Ef. 5:8, Col. 3:9-10, Ap. 2:5, 16-17, 3:2-3, 18-19 vuelva

72 Sal. 51:10, Ro. 12:1-2, 1 Co. 6:11, 2 Co. 4:16, 5:17, Ef. 4:21-24, Col. 3:8-11, Tit. 3:3-6, 1 P. 1:22 vuelva

73 Jn. 17:21-23, 26, Ro. 8:11, 14, 17, Gá. 2:20, 2 Ti. 2:11-12, 1 Jn. 3:24, Ap. 3:20-21, 5:8-10, 20:6, 22:3-5 vuelva

74 Is. 61:1, Jn. 8:34, 38-41, 43-47, Ro. 5:6, 6:16, 2 Co. 4:4, Gá. 5:1, He. 2:14-15, 2 P. 2:19 vuelva

75 Ecl. 9:3, Jn. 6:63, 14:6, 15:5, 17:2-3, Hch. 1:8, Ro. 3:10-18, 7:14-25, 8:1-14, 37, 1 Co. 2:14, He. 2:14-15 vuelva

76 Sal. 23, 119:105, Is. 26:3, Jn. 10:11, 14-17, 14:16-17, 16:7-13, Ap. 22:16 vuelva

77 Is. 26:3, Mt. 11:28-30, 14:35-36, Jn. 5:24, 6:27-29, 8:31-32, 36, 15:5, Hch. 16:30-31, Ro. 8:11 vuelva

78 Dt. 11:26-28, 30:19, Jos. 24:15, Pr. 1:29, Is. 7:15, Mt. 6:24, 2 Co. 8:12, 1 P. 5:1-2 vuelva

79 Dt. Cap. 28, 30:19, Sal. 97:10, Is. 7:15, Am. 5:14, Mt. 6:24, 13:44-46, 19:21, 21:28-32, 22:37, Mr. 10:17-21, Lc. 13:3, 2 Co. 6:14-18, Ef. 4:27-32, Fil. 3:7-11, 14-15, He. Cap. 11, Stg. 4:7-8, Ap. 20:4 vuelva

80 Lc. 9:23-24, 5:24, 6:47, Hch. 3:19, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, Ef. 5:25-27, Stg. 1:27, 1 P. 1:15-16 vuelva

81 Dt. 30:15, 19, Jos. 24:15, Ap. 22:17 vuelva

82 Lc. 9:23, 21:36, Jn. 8:31, 15:9-10, Hch. 14:21-22, Ro. 11:22, Gá. 2:20, Col. 1:21-23, 2 Ts . 1:11, 1 Ti. 4:16 vuelva

83 Hab. 2:4, Lc. 18:8, Ro. 1:17, Gá. 3:11, Ef. 2:8, 1 Ti. 6:12, He. 10:23, 1 P. 1:9, 1 Jn. 5:4 vuelva


Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

12. Mt. 28:18-20, Jn. 3:5, Hch. 2:38, 19:3-5 vuelva

13. Dt. 4:29, 13:4, 26:16, Jos. 1:8, 22:5, 2 Ti. 2:15, 3:14-17, Stg. 1:22-25, Ap. 3:18 vuelva