PROSPERIDAD

Por Tony Alamo

Antes de ser salvo, lo que me desinteresaba más del Cristianismo eran aquéllos que predicaban un mensaje falso de prosperidad, "hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1 Ti. 6:5-6).

Cristo y Sus discípulos no estaban ni aún están interesados en absoluto en las riquezas de este mundo.1 El Apóstol Pedro atestiguó que él no tenía plata ni oro. Está escrito en el libro de los Hechos, capítulo tres, versículos dos a ocho: "Un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios." Pedro, dirigido por el Espíritu Santo, sabía que él era piadoso aunque no tenía plata ni oro. El tenía confianza que la Deidad Trinidad estaba continuando Su encarnación en la tierra dentro de él.2 Escuchó al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo decirle, "Vamos a sanar a ese hombre. Queremos que esto sea registrado en el Nuevo Testamento para que otros discípulos en el futuro sepan y entiendan la vida de la Iglesia, la vida del cuerpo, que en realidad es la vida prosperosa.

Isaías 7:14 clarifica que el primer paso principal que Dios tomaría hacia nuestra prosperidad verdadera, nuestra salvación, sería la Palabra de la Encarnación de Dios que apareció en el Nuevo Testamento.3 El segundo paso principal en el plan de Dios hacia nuestra salvación es el Hijo de Dios caminando en esta tierra.4 Esto es la continuación de la Encarnación de la Palabra en la tierra.5

Tenemos dos mundos diferentes. Uno es el mundo condenado de Adán que está atado en esclavitud a Satanás.6 El otro mundo es la creación eterna en Cristo.7 Este es el mundo donde vemos la actividad del Espíritu Santo de Dios.8 Jesús dijo que no podemos vivir en ambos mundos. Si pudieramos, podríamos tener dos señores. Jesús dijo, "Ninguno puede servir a dos señores" (Mt. 6:24). Sólo hay dos señores. Uno es carnal y condenado, y el otro es espiritual y eterno.9 Uno es temporal, Adán, y el otro es eterno, Cristo, la plenitud de la Deidad.10 No tuvimos ninguna alternativa en haber nacido en la raza de Adán de la carnalidad y la condenación. Según la Biblia, hay sólo un escape del mundo carnal y condenado de Adán: es por la muerte.11 Entramos al mundo de Cristo de la inmortalidad por un nacimiento espiritual.12 Esta es nuestra entrada a la familia de Dios. Este nacimiento nos da una esperanza viva por la resurrección de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, de entre los muertos. "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos" (1 P. 1:3).

Habiéndote unido con El por "la semejanza de Su muerte," estás unido con El por la semejanza "de Su resurrección" (Ro. 6:5). La muerte de nuestras maneras, nuestra voluntad, pone a fin nuestra relación con el mundo anterior13 mientras que la resurrección nos trae a un contacto vivo con el nuevo mundo.14 Este es el Dios Trinidad viviendo en la tierra dentro de nosotros.15 El Apóstol Juan nos dijo, "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn. 2:15-16). Los predicadores de prosperidad te mandan a amar al mundo y las cosas que en él están. Amados, por los cuales Cristo murió, su mensaje no es del Señor sino del diablo.16

En Juan 8:23, Jesús reprende fuertemente a los judíos impíos que viven conforme a este mundo, no conforme al mundo venidero. Lo mismo se aplica a estos predicadores impíos de la prosperidad de este mundo. Sus Palabras son muy fuertes: "Vosotros sois de abajo, Yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, Yo no soy de este mundo" (Jn. 8:23). "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer" (Jn. 8:44), que son "los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida" (1 Jn. 2:16). El Señor le está diciendo a los judíos impíos que el lugar de origen de ellos es de abajo, mientras que el de El es de arriba. Tu lugar de origen es de este mundo, mientras que el Mío no es de este mundo. Mi pregunta es, ¿de dónde se originó el mensaje de los falsos profetas? Hay tantos falsos profetas hoy en día que necesitamos ir a la Biblia para determinar el origen de cada mensaje que se nos predica.17 "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Jn. 3:6).

El mensaje que estos falsos profetas te predicarían es que tú no eres del Señor si no estás prosperando en plata, en oro, o en cierto negocio mundano. Jesús nos dice que el mundo nos odia porque nuestro origen es de arriba del mundo: "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece" (Jn. 15:19). El mundo nos odia porque predicamos la cruz. Jesús dijo, "Niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lc. 9:23). Permite que Cristo con el Padre por el Espíritu se dispense El Mismo a través de ti a otros. Permite que Dios viva Su vida en ti aquí en la tierra así como lo hizo Cristo. Esta es la continuación de la Encarnación de la Palabra.18

Jesús no nos usará para impresionar a la gente con riquezas. Tenemos que orar, "El pan nuestro de cada día [que significa ambos el pan espiritual del Cielo y el pan necesario para el funcionamiento de nuestro cuerpo], dánoslo hoy" (Mt. 6:11). Seguir a Jesús no es luchar por tener tanto o más que el vecino y mandar a nuestros hijos a universidades impías. La vida del cuerpo o de la Iglesia no es una que busca riquezas mundanas.19 Nuestro tesoro está en el Cielo. Jesús dijo, "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mt. 6:21).

Si una eternidad en el Cielo y ser herederos y coherederos con Cristo te parecen preciosos, maravillosos, y gloriosos, no buscarás riquezas en un mundo condenado.20 En vez, estarás acumulando tus tesoros en el Cielo. Jesús ordena, "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mt. 6:19-20). Si tú no eres de este mundo sino del reino del Cielo, estarás acumulando tesoros en el reino, buscando primeramente el reino de Dios en esta tierra y entonces dejando que Dios te añade todas las cosas.21

Jesús dijo, "NO os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles [los que no son salvos] buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, NO os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" (Mt. 6:31-34).

Caminar en el mundo espiritual es la regla.22 Constantemente tenemos que beber el Espíritu Santo hasta que estemos saturados para asegurar nuestra estada ahí. Cristo con el Padre por el Espíritu Santo tienen que penetrar, saturar, y empapar cada fibra de nuestros espíritus, nuestras almas y cuerpos con Su Espíritu Santo para que podamos estar en comunión con Cristo, gozar de Cristo, y ser uno con Cristo y el Padre por el Espíritu.23 Es un mandamiento que cada creyente sea bautizado en el Espíritu por el Dios Trinidad. "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o greigos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" (1 Co. 12:13).

Nuestra prosperidad es ser bautizados por el Espíritu Santo en un cuerpo, el cuerpo de Cristo.24 Si estamos conscientes de este detalle, todo lo que deberemos tener en este mundo se nos dará.25 Esta es una promesa del Dios viviente, y Su Palabra dice que es "imposible que Dios mienta" (He. 6:18). El Cristiano verdadero no considera las riquezas como si fuese la gloria de Dios. Ni aún la mayoría de la gente del mundo piensa que las riquezas de una persona son la gloria de Dios. Las riquezas de algunos han sido derivadas de Satanás; otros han trabajado por lo que tienen. El Cristiano verdadero recibe lo que tiene de Dios, buscando primeramente el reino de Dios. Mensajes acerca de la prosperidad mundana han causado que millones de personas no sean salvas.
Cuando somos bautizados en un cuerpo por un Espíritu, el Espíritu de Dios Trinidad, somos bautizados al cuerpo de Cristo. Cristo entonces es nuestra vida, y el Espíritu Santo es la realidad de Cristo.26 Todos tenemos que ser bautizados a este mismo cuerpo vivo por este mismo Espíritu Santo de modo que podamos expresar a Cristo en el mundo. Si le dijéramos al mundo que las mercancías y ganancias mundanas de este mundo condenado son iguales a la piedad o la gloria de Dios, tendríamos que decir que el culto más grande y más rico del mundo que ha matado a muchos millones de personas en su esfuerzo para detener el mensaje de Dios y gobernar al mundo, es la cosa más semejante a Dios y gloriosa de este mundo, o decir que los billonarios ateos son los individuos más semejantes a Dios en este mundo.

Cristo nos asegura a todos, "Mi reino no es de este mundo; si Mi reino fuera de este mundo, Mis servidores pelearían [con armas carnales] para que Yo no fuera entregado a los judíos; pero Mi reino no es de aquí" (Jn. 18:36). Cristo no nació en un palacio, sino en un pesebre.27 Según la carne, El era un niño humano, pero según el Espíritu, El era "Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Is. 9:6).28 El escogió nacer en un pesebre para mostrarle al mundo que la prosperidad verdadera no se puede encontrar en este mundo condenado sino sólo acumulando nuestros tesoros en el Cielo.29

Dios no mira nuestra apariencia exterior. El mira al corazón, al hombre interior.30 El Apóstol Santiago nos dice, "Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

"Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos [prosperosos] en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

"Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura [la ley del Espíritu]: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (Stg. 2:2-10).31

Dios dice claramente que habrá un nuevo Cielo, una nueva tierra, una nueva Jerusalén, y un nuevo universo.32 Si somos salvos, todo esto es nuestra prosperidad verdadera. Nos pertenece a nosotros que somos como Abraham, Moisés, y las otras luces del mundo.33 "Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón [su prosperidad eterna]. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible" (He. 11:24-27).

La Palabra de Dios dice que nuestra estada en este mundo presente es corta como un vapor,34 la hoja de la grama,35 y una sombra.36 Aquéllos que consideran la piedad como ganacias materiales no están usando el juicio de Dios sino el de Satanás.37 Cuando Dios dice, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mt. 6:33), El no quiere decir que nos darán el Puente de Brooklyn, el Jardín de Madison Square, una cadena de puestos donde se venden hamburguesas, o cualquier otra cosa. El quiere decir el universo entero.38

Dios asigna administradores para Su dinero que no consideran las riquezas mundanas como importantes.39 Los administradores de Dios, aquéllos que manejan los negocios de Dios, se les da dinero para la distribución de las necesidades del cuerpo de Cristo.40 Administradores son los que Dios confía con Sus finanzas. Dios sabe que éstos no serán corrompidos por el dinero, puesto que ellos mismos saben que no es suyo. Son encomendados con el dinero de Dios para que puedan hacer lo que dice el evangelio: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mr. 16:15).

Es verdad que muchos creyentes han sido bendecidos con riquezas mundanas; sin embargo, también es verdad que muchos más no han sido bendecidos con riquezas mundanas.41 Dios permite que ciertos hombres tengan riquezas, aquéllos que nunca estarían afectados teniendo las cosas de este mundo.42 La verdadera Iglesia es un cuerpo de Cristianos viviendo por el Espíritu en muchas localizaciones del mundo.43 Iglesias creadas por individuos, que no son nada más que edificios de varios tamaños, no son la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios está unida por un Espíritu, el Espíritu de Dios.44 La verdadera Iglesia de Dios es "un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos [cada persona que es salva]" (Ef. 4:4-6).

De nuevo, el Apóstol Juan nos dice, "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn. 2:15-16).

Si el Espíritu manda a no amar al mundo o las cosas del mundo, ¿cómo puede una persona del Señor que se considera un pastor ocuparse con las cosas de este mundo? 45 ¿Cómo pueden, si no son corruptos, estar enseñando doctrinas corruptas como aquélla que dice que la ganancia es la piedad?

Es una abominación para Dios, para mí, y para otros que son del Señor oír a los falsos profetas enseñar que no eres del Señor si no eres rico.46 Es una abominación oírles decir, "Mándame dinero, y Dios te mandará." Incluso mandan a sus hijos a universidades anti-Cristos, pensando que están haciendo lo mejor para ellos.

Pablo declaró, "Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia" (Fil. 4:12). Yo también lo sé. Job también lo supo.47 Todos los que son del Señor han dicho, "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21). Estos predicadores corruptos menosprecian la inteligencia del mundo.

Recientemente, como una fuente de finanzas para la iglesia, me hice un diseñador para la gente más rica del mundo, gente como el Sultan de Brunei, Rey Faisal de Arabia Saudita, el Rey Omar Bongo de Gabón, Africa, el tercer hombre más rico del mundo, y Jacqueline Onassis, así como muchos presidentes, muchos otros reyes, figuras de deporte, cantantes, y actores y actrices de película. Ningunas de estas personas profesaban a Cristo; aún así, son los individuos más ricos del mundo. Ellos, según los falsos profetas, serían la gente más santa del mundo. La gente que predica tal maldad no es rica en absoluto comparada a la gente a quienes le he diseñado y vendido ropa.

El origen de esta escritura es de arriba: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Ti. 6:9). Esta gente está dirigiendo a otros a deseos dañinos. "Son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mt. 15:14). ¿Cuántos de estos tristes hombres y mujeres hemos visto "crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio?" (He. 6:6) ¿Cuántos hemos visto que han pisoteado al Hijo de Dios [y Su verdadero mensaje de humildad], y han tomado por inmunda la sangre del pacto en la cual fueron santificados, haciendo afrenta al Espíritu de gracia? (He.10:29)

El Rey Salomón, al orar, buscaba primeramente el reino de Dios y Su justicia. El no le dio ninguna importancia a una vida larga, al dinero, la prosperidad, o grandes riquezas porque no significaban nada para él.48 Como él no pidió esas cosas, Dios le dijo, "Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en Mis caminos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos, como anduvo David tu padre, Yo alargaré tus días" (1 R. 3:13-14).

Ezequiel comenzó a vadear hasta los tobillos en la prosperidad verdadera, el río espiritual de la vida. El nunca retrocedió, sino que siguió adelante hasta que las aguas subieron a sus rodillas, luego a sus lomos. Entonces las aguas de la vida crecieron tanto que él ya no podía caminar en ellas. Eran tan profundas que él podía nadar en ellas y ser sumergido totalmente.49 Este gran torrente, este gran río de la vida, es tan inmenso que no se puede cruzar. Es decir, hay más que suficiente para que cada uno se llene eternamente por dentro y por fuera. Todo el mundo puede penetrarse, empaparse, sumergirse completamente, y ser remojado en ellas continuamente para su VIDA de prosperidad espiritual y eterna.50 Necesitamos estar saturados, penetrados, y empapados en el Espíritu continuamente para que podamos ser prosperosos espiritualmente toda una eternidad.51 Nosotros que somos los siervos del Señor necesitamos saber que las cosas que tenemos vinieron de Dios, no de cualquier clase de artimañas como las que usa la televisión para producir fondos.

Una vez más, la realidad del Espíritu es la realidad de Cristo en nosotros y con nosotros, con Su vida dándonos vida, crecimiento, y dirección en todo lo que sea Su voluntad para el adelantamiento del reino de Dios en esta tierra.52 La gloria de Dios no es ganancia mundana. La corona y la gloria de Dios es el bautismo del Espíritu Santo. Nuestra natación en este bautismo se llama caminar en el Espíritu, el río de la vida,53 las corrientes de la vida,54 y la fuente de la vida.55 Esta agua es Cristo, el Consolador,56 que es la plenitud de la Deidad viviendo, obrando, y aumentando en nosotros.57 Es nuestra fuerza, nuestra sabiduría, y nuestra esperanza de gloria.58 Cada uno que estará en el Cielo tiene que experimentar, gozar, y poseer esto diariamente, porque es el Espíritu inmortal precioso, maravilloso, glorioso de Dios, nuestro único medio de vida eterna con todas las riquezas de Dios, la única verdadera prosperidad.59 Tenemos que saber que la tenemos si vamos a vivir la verdadera vida Cristiana. Necesitamos a Cristo con el Padre por el Espíritu en nosotros.60 Nuestro santo Salvador, el Señor Jesucristo, necesitaba el Espíritu Santo en Su cuerpo mortal para realizar la vida de Dios en la tierra dentro de El.61 Somos la continuación de la vida de Dios en la tierra.62 Cristo, con el Padre y la vida del Espíritu Santo en nosotros, es la corona y la gloria que el mundo desea ver en estas últimas horas antes del pronto regreso de Cristo.

El mundo ha visto muchas de las riquezas del mundo, pasadas y presentes. La gente ha visto y oído de las vidas de los ricos y de sus finales amargos. Sus vidas ciertamente no manifiestan para mí la gloria de Dios, y ciertamente los multibillonarios que he conocido en mi vida tampoco manifiestan para mí ninguna gloria de Dios. El mundo necesita ver los obedientes discípulos de Cristo, no un cuarto lleno de sapos regodeándose de la cantidad de dinero que tienen o cuántos aviónes vuelan. Necesitan ver algo más que aún el funcionamiento del Espíritu en su regeneración, o su haber sido nacido de nuevo del Espíritu.63 El mundo necesita ver el Espíritu personal de Cristo con el Padre por el Espíritu Santo mientras se hace presente durante nuestro cada movimiento, cada obra, y cada palabra.64 Cada palabra que hablamos tiene que ser El hablando a través de nosotros.65 El ganar millones de almas a Cristo, que es traer mucho fruto, es la prosperidad de la cual habla la Biblia.66 Dios condena a esas multitudes que están dispuestos deliberadamente a ser engañados.67 Lo que el mundo necesita desesperadamente es el puro, dulce Espíritu del Señor reprendedor y a veces castigador obrando en nosotros y siempre continuando la Encarnación de la Palabra incorporada dentro de nosotros y morando en nuestros corazones en el poder de la naturaleza glorificada de Dios.68 El está exaltado sobre cada enemigo.69 Es el Espíritu de la vida de Cristo Jesús, la plenitud de la Deidad, que nos libra de la ley del pecado y la muerte.70 Trae a cada discípulo a la plenitud de Cristo ante la humanidad para que la humanidad pueda ver Su presencia dentro de ellos, mostrándole al mundo que están viviendo la vida victoriosa por la vida poderosa de Dios viviendo, obrando, y creciendo en ellos y a través de ellos.71

La gloria de Dios en nosotros nos ha dado poder contra el pecado, Satanás, el mundo, la carne, los deseos del mundo, la muerte, el Infierno, y el sepulcro.72 Este poder que está dentro de nosotros ciertamente no nos da la libertad para pecar, como te harían creer los falsos profetas.73 Nos ha dado libertad del pecado, que es la razón por la cual Cristo nos redimió.74

El amor es guardar los mandamientos de Dios.75 Somos reyes porque El gobierna desde adentro de nosotros.76 Somos reyes porque somos el templo donde vive el Rey de reyes, el Señor de señores, y somos sacerdotes porque el Sumo Sacerdote, Cristo, vive dentro de nosotros.77 Debido a que nos hemos puesto a Cristo, Su vida es la nuestra. Como nos hemos puesto la mente de Cristo, Su mente se ha vuelto en la nuestra.78 Todo esto se nos da en el Nuevo Testamento.79 Somos una nueva creación,80"linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios" (1 P. 2:9). Por lo tanto, "los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría [guardar el conocimiento de Cristo con el Padre por el Espíritu], y de Su boca el pueblo buscará la ley [la ley del Espíritu viviendo dentro de nosotros, que es la Palabra continuando Su Encarnación dentro de nosotros en quienes vive Cristo el Sumo Sacerdote]; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. Mas vosotros [Pero aquéllos predicando las falsas doctrinas así como la prosperidad del mundo] os habéis apartado del camino [Cristo es EL CAMINO81]; habéis hecho tropezar a muchos en la ley [la ley del Espíritu, predicando la prosperidad de este mundo condenado, no la prosperidad de acumular tesoros en el reino del Cielo]; habéis corrompido el pacto de Leví [la ley moral], dice Jehová de los ejércitos. Por tanto, Yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado Mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas" (Mal. 2:7-9).

El dinero es bueno cuando se usa para la obra del Señor. Sin embargo, "Raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Ti. 6:10). Si hay hermanos o hermanas que han sido engañados en oír y creer el mensaje falso de prosperidad mundana en vez de prosperidad espiritual en el mundo por venir, necesitan escuchar al Señor, que en amor nos manda a arrepentirnos.82 "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso" (2 Co. 6:17-18). Cristo nos advierte a que no seamos tibios acerca de ello, o nos vomitará de Su boca.83

Todos los mensajes del Señor han sido en amor, un amor que es el guardar los mandamientos de Dios.84 Recibamos todos el verdadero significado de la Palabra de Dios para que no tengamos que quemar en el Infierno eternamente.85 Adán, Eva, y toda la humanidad se alejaron de Dios por escuchar una mentira.86 Por esa razón, si vamos a pasar una eternidad en el Cielo, no podemos creer una mentira. Sólo podemos creer la verdad de Dios.87 El dijo, "Reconoce, pues, tu maldad," (Jer. 3:13) y arrepiéntete de tus pecados.88 Alcanza al Padre por oración ahora mismo para arrepentimiento, perdón, y regeneración de modo que puedas ser salvo. El no te rechazará si tú, con todo tu corazón, le sirves y lo adoras a El en Espíritu y en verdad. Si éste es tu deseo, entonces dí esta oración:

Oración

Mi Señor y mi DIOS, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que JESUCRISTO es el Hijo del DIOS viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre para el perdón de todos mis anteriores pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4y que Él está sentado a la diestra de DIOS en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración.5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón, Señor JESÚS. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor JESÚS; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, la Biblia, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso sé que Tú me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor JESÚS, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


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© Propiedad literaria junio, 1999, Todo derecho reservado Pastor Mundial Tony Alamo ® Registrado junio, 1999


Notas del :

1. Pr. 11:4, 28, 23:4-5, Mt. 6:19-21, 30-33, 13:22, 19:21-24, Lc. 12:15-34, 1 Ti. 6:9-11, 17, Stg 4:4, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

2. Sal. 145:18-20, Mt. 5:18, 10:5-8, 22, 24:13-14, Mr. 16:15-18, 20, 1 Co. 15:50-54, 2 Co. 5:17-20, 1 Ts. 4:15-18, Ap. 20:4 vuelva

3. Lc. 2:11, Jn. 1:1, 10-14, Hch. 4:10-12, Ro. 1:1-4, 8:3, Gá. 4:4-7, Fil. 2:6-11, 1 Ti. 3:16, Tit. 2:11-14, He. 2:9-10, 16 vuelva

4. Mt. 21:33-34, Jn. 14:20-23, 17:18, 21-23, 1 Co. 6:19-20 vuelva

5. Jer. 31:31-33, Mt. 28:19-20, Jn. 15:4-5, Ro. 8:1-4, 11, 2 Co. 6:16, Ap. 3:20 vuelva

6. Sal. 51:5, Ro. 3:9-12, 5:14, 8:20-22, 1 Co. 15:21-22, 45-48, Gá. 4:3, 5:1, He. 2:14-15 vuelva

7. 2 Co. 5:17, Gá. 6:15, Ef. 2:12-19, 1 Jn. 2:14 vuelva

8. Mt. 10:1, 7-8, 27:50-53, Mr. 1:23-27, 16:15-20, Lc. 10:19-20, Jn. 5:30, 14:12, Hch. 2:38-47, 3:6-10, 6:8, 8:6-8, 13, 12:5-11, 13:8-12, 19:11-12, 27:31-36, 44, 1 Co. 12:7-13, 28, He. 2:3- vuelva

9. Ro. 7:14, 8:6-11, He. 9:10-12 vuelva

10. 1 Co. 15:45-47, Col. 2:8-9 vuelva

11. Jn. 12:24-25, Ro. 6:3-11, 1 Co. 15:20-22, 15:31, Gá. 2:20, Col. 2:12, 3:3-4 vuelva

12. Jn. 3:3-7, Ro. 6:4-11, 23, Gá. 2:20, Ef. 2:1, 5-6, Col. 2:12-14, 1 P. 1:3, 23 vuelva

13. Ro. 6:6-8, Ef. 4:22-24, Col. 3:9-10 vuelva

14. Jn. 5:24, Ro. 6:3-14, 7:6, 11:25-26, 1 Co. 15:47-52, 2 Co. 4:14, 5:17-20, Gá. 2:20, Ef. 2:1, 5-6, Col. 2:10-13, 2 Ti. 1:10, 1 P. 1:3, 23, Ap. 20:6 vuelva

15. Jn. 15:4-5, Ro. 8:11, 2 Co. 6:16, Col. 1:27 vuelva

16. Jn. 8:44, 1 Ti. 4:1 vuelva

17. Mt. 7:15, 24:11, 24, 2 P. 2:1-2, 1 Jn. 4:1-3 vuelva

18. Ef. 2:4-10, Col. 1:23-27 vuelva

19. Mt. 6:19-21, Lc. 12:16-21, Jn. 18:36, 2 Co. 5:7, Col. 3:1-4, 1 Ti. 6:10, He. cap. 11, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

20. Ro. 2:7-9, 8:17-18 vuelva

21 Mt. 6:33, Lc. 17:33, Ro. 2:4-13, He. 11:6 vuelva

22 Ro. 8:1-4, Gá. 5:16, 25, Ef. 5:8 vuelva

23 Mt. 10:19-20, Hch. 2:3-4, Ef. 5:18-21, 6:18 vuelva

24 Mt. 3:11, 6:33-34, Lc. 12:19-31, Jn. 5:30, He. 11:13-16 vuelva

25 Sal. 37:3-5, Mt. 21:22, Jn. 16:24, 1 Jn. 3:22 vuelva

26 Jn. 6:63, 7:38-39, 14:16-21, 15:26, 16:7, Ro. 8:10-11, 2 Co. 3:6 vuelva

27 Lc. 2:7, 12, 16 vuelva

28 Is. 7:14-16, Mt. 1:23 vuelva

29 Sal. 23:6, 37:18, 27-29, Pr. 11:4, Is. 64:4, Mt. 6:33, 16:24-27, Mr. 10:21, Lc. 12:31-34, Ro. 2:6-7, 6:22-23, 8:3-8, 17, Gá. 6:8, Ef. 1:2-3, 2:6-7, 1 Ti. 6:19, He.10:34, 11:13-16, Stg. 2:5, 1 P. 1:3-4 vuelva

30 Dt. 10:12, 1 S. 16:7, 1 R. 3:6, 8:39, Sal. 7:10, 44:21, 51:17, 66:18, Pr. 23:26, Is. 29:13, Jer. 32:39, Dn. 10:12, Mt. 15:8, Ro. 2:28-29, He. 4:12 vuelva

31 Stg. 5:1-8 vuelva

32 Is. 65:17, 66:22, 2 P. 3:13, Ap. 3:12, 21:1-5, 9-27 vuelva

33 Fil. 3:13-14, He. 11:24-34 vuelva

34 Job 7:6, 9, Sal. 39:4-5, 78:39, 89:47-48, Stg. 4:14 vuelva

35 Sal. 90:5-6, 9-10, 102:11, 103:14-16, Is. 40:6-8, 51:12, 64:6 vuelva

36 1 Cr. 29:15, Job 8:9, 14:1-2, Sal. 102:11, 144:4, Ec. 6:12, 8:13 vuelva

37 1 Ti. 6:5-10 vuelva

38 Sal. 37:4-5, Ro. 8:16-17, 1 Co. 6:2-3 vuelva

39 1 Ti. 3:2-3, Tit. 1:7-9 vuelva

40 Hch. 6:2-5, 1 Co. 13:3, Ro. 12:10-13, 16:2, 1 Ti. 6:17-18, Tit. 1:7-9, 1 P. 4:9-10 vuelva

41 1 R. 17:1-16, Mt. 3:3-4, 21:5, Mr. 8:19-20, Lc. 5:11, Hch. 3:6, 2 Co. 8:9, He. 11:37-39 vuelva

42 Gn. 24:34-36, Dt. 8:18, 2 S. 12:7-8, 1 R. 3:5-14, Job 42:12-17 vuelva

43 Ro. 12:4-5, 1 Co. 10:17, 12:12-27, Ef. 1:22-23, 2:19-22, 4:11-16 vuelva

44 Sal. 46:4-5, 1 Co. 6:15-17, 19-20, 12:6-13 vuelva

45 Sal. 49:6-7, Mt. 10:39, Lc. 12:16-21, Fil. 3:17-19, Col. 3:1-4, Stg. 4:4, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

46 Pr. 6:12-13, 16-19, 12:19-20, 22, 19:5, Mr. 13:21-23, 2 P. 2:1-3, 1 Jn. 4:1, 3vuelva

47 Job 1:21, 13:15 vuelva

48 1 R. 3:5-10 vuelva

49 Ez. 47:3-5 vuelva

50 Gn. 1:7, Is. 49:9-10, 55:1-3, Ez. 36:25-29, Jn. 3:15-21, 4:13-14, 6:37, 40, 47, 51, 54-58, 7:37-39, 11:25-26, 17:17-23, Ro. 10:13, Ap. 21:6-7, 22:17 vuelva

51 Zac. 4:6, Mt. 21:21-22, 24:13, 25:1-13, Mr. 13:13, Lc. 21:36, Jn. 14:16-17, 17:21-23, Ro. 8:1-14, Ef. 3:16-20, 1 Ts. 5:17, 2 Ti. 2:15 vuelva

52 Mt. 6:10, Jn. 16:13, 1 Co. 3:7-11, Ef. 1:22-23, 2:16-22, 4:15-16, Col. 2:19 vuelva

53 Ez. 47:1-9, Ap. 22:1-2 vuelva

54 Sal. 46:4, Dn. 7:9-10 vuelva

55 Sal. 36:8, Jer. 2:13, 17:13, Ap. 21:6 veulva

56 Jn. 14:16-18 vuelva

57 Ef. 1:22-23, 3:18-19, Col. 1:19, 2:9-10 vuelva

58 Lc. 24:49, Hch. 1:8, Ro. 5:2, Col. 1:27 vuelva

59 Mt. 3:11, 6:13, 19:28-30, Mr. 3:14-15, Lc. 2:32, 3:21-22, 10:19, 24:49, Jn. 1:14, 14:26, 17:22-24, Hch. 4:8-14, Ro. 2:6-7, 10, 5:2-5, 6:4-5, 9:4, 23-24, 15:7, 17, 1 Co. 1:24-31, 2:7-8, 3:21-23, 4:7, 2 Co. 4:6, Col. 1:27 vuelva

60 Jn. 14:6, 23, 15:3-8, 17:21-23, 26, Ro. 8:1, 10, 2 Co. 5:17, 21, Gá. 2:20 vuelva

61 Mt. 3:16-17, 4:1, Lc. 2:49, 22:41-44, Jn. 5:19, 30, 36, 6:38, 7:28-29, 8:28-29, 9:4, 10:37-38, 14:31, 15:10, 17:1-4, 8, Hch. 10:38 vuelva

62 Ez. 36:27, Ro. 8:11, 1 Co. 3:16-17, 6:15, 19-20, 2 Co. 6:16, Ef. 5:30 vuelva

63 He. 6:1, Mt. 5:6, 48, 19:21, Jn. 15:3-4, 2 Co. 7:1, 13:9, 11, Ef. 6:11-18, Fil. 1:10-11, 2:5, 15, 3:12-16, Col. 1:28-29, 3:12-17, 4:12, 1 Ts. 3:10-13, 2 Ti. 3:16-17, 4:5, He. 5:13-14, 13:20-21, Stg. 1:4, 25, 3:2, 1 P. 5:10, 2 P. 3:18, 1 Jn. 2:4-6, 4:12, 5:18 vuelva

64 Pr. 11:30, Mt. 5:14-16, 10:32-39, Mr. 16:15-18, Lc. 12:11-12, 14:26-27, 33, Jn. 10:2-5, 9, 14, 16, 15:4-5, 8, 17:10, 13, 21-23, 26, 21:15-19, Hch. 1:8, Ro. cap. 8, 1 Co. 2:4-5, Gá. 2:20 vuelva

65 Mr. 13:11, 1 P. 4:11 vuelva

66 Pr. 11:30, Lc. 11:2, Jn. 3:16-17, 4:34, 15:5, 8, 16, 1 Ti. 1:15 vuelva

67 1 Ti. 4:1-2, 2 Ti. 4:3-4, 2 P. 2:1-3vuelva

68 Pr. 6:23, Jn. 14:23-26, 15:3-6, 16:7-11, 17:21-22, 26, Ro. 8:1, 10, 2 Co. 5:17, 21, 6:16-18, Gá. 2:20, 2 Ti. 4:2, 1 Jn. 3:6, 24, 5:12, 2 Jn. 9, Ap. 3:20 vuelva

69 Ex. 15:6-7, 1 S. 2:10, Sal. 66:3, 97:3, Is. 17:13, Jer. 20:11, He. 12:29 vuelva

70 Ro. 8:2-4, Gá. 1:4, 4:4-5, Col. 1:20-22, Tit. 2:14 vuelva

71 Jn. 14:20, 23, 15:3-5, 17:22-23, 26, Ro. 8:10, 1 Co. 6:19-20, 2 Co. 5:17-20, Gá. 2:20, 1 Jn. 3:24, 2 Jn. 9, Ap. 3:20 vuelva

72 Is. 25:8-9, Lc. 9:1, Jn. 17:1-2, Ro. 8:31, 37, 1 Jn. 4:4, Ap. 1:17-18 vuelva

73 1 Co. 6:9-11, He. 6:4-8, Stg. 4:7-8, 1 Jn. 3:8-10, 5:18, Ap. 21:8 vuelva

74 Jn. 8:34-36, Ro. 6:16-23, 8:2, Gá. 5:1, Tit. 2:14 vuelva

75 Jn. 14:15, 21, 15:10, 1 Jn. 2:5, 5:2-3, 2 Jn. 6 vuelva

76 Is. 61:6, Ro. 8:16-17, 1 Co. 3:16-17, 6:2-3, Ef. 2:5-6, Ap. 1:6, 5:10 vuelva

77 Jn. 14:16-21, Ro. 8:11, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, 2 Co. 6:16, Gá. 2:20, Ef. 2:5-6, 19-22, Col. 1:27, 2 Ti. 2:11-12, Ap. 1:6, 5:10, 17:14, 20:6, 22:3-5 vuelva

78 Ro. 7:25, 15:5-6, 1 Co. 2:16, Fil. 2:5-6, 2 Ti. 1:7, He. 8:10 vuelva

79 Jer. 31:31-33 vuelva

80 2 Co. 5:17, Gá. 4:4-7, Ef. 4:24, Col. 3:10, Tit. 2:14, Ap. 21:7 vuelva

81 Jn. 10:7, 9-10, 14:6 vuelva

82 Ez. 14:9, Mt. 3:2, 4:17, Mr. 1:15, 6:12, Lc. 13:3, 5, Hch. 2:38, 3:19, 8:22, 17:30, 26:20, Ap. 2:5, 16, 3:2-3, 19 vuelva

83 Ap. 3:16 vuelva

84 Jn. 14:15, 21, 23-24, 15:10, 1 Jn. 5:2-3, 2 Jn. 5-6 vuelva

85 Mt. 3:11-12, 8:11-12, 10:28, 13:41-42, 18:8-9, 25:41-46, Mr. 9:43-47, Lc. 16:23-26, 2 Ts. 1:8-9, Ap. 14:9-11 vuelva

86 Gn. cap. 3 vuelva

87 Jn. 14:6, 15:26, 16:13, 1 Ti. 6:17, 1 Jn. 5:10-12 vuelva

88 Mt. 3:1-2, Lc. 13:3, Hch. 2:38, 3:19, 8:22, 26:20, Ap. 2:5, 16, 3:19 vuelva


Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva