EL CAMINO AL PODER

Por
Tony Alamo

El Espíritu de Dios declaró a través de Salomón, “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre” (Pr. 20:27). Durante el tiempo de salvación, regeneración, el Espíritu Santo (la vida de Dios) entra en el espíritu del hombre y lo vivifica a la luz y a la vida de Dios.1 Nuestro espíritu luego se convierte en la lámpara de Dios. Éste es el cumplimiento de la promesa de Dios para darle a aquellos de nosotros que recibimos la salvación un “espíritu nuevo,” mencionado en Ezequiel 36:26: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” Nuestro espíritu viejo y muerto es revivificado a la vida cuando el Espíritu Santo entra en nosotros por Dios sembrando Su Espíritu inmortal en nuestro espíritu muerto y temporal.2 La obra de Dios entonces nace en y a través de nosotros por nuestra comunión consciente con Él. Todas las obras del hombre serán probadas en el juicio.3 Serán pesadas en la balanza.4

Antes de ser salvos, nuestras almas carnales controlan nuestros espíritus muertos y carnales.5 Al mismo tiempo, nuestros seres egoístas y carnales reinan sobre nuestras almas carnales, y nuestras pasiones carnales gobiernan nuestros cuerpos carnales.6 Antes de salvación, el alma carnal del hombre es la vida de su cuerpo carnal. Al tiempo de salvación, el hombre recibe la propia vida de Dios en su espíritu y nace de Dios.7 Debido a esto, el Espíritu Santo se convierte en el gobernador del espíritu del hombre. El Espíritu de Dios también viene equipado con suficiente poder para controlar el alma así como el cuerpo.8 El Espíritu Santo puede gobernar todo el ser humano, compuesto de tres partes, porque la vida de Dios se hace la vida de todo el ser, el espíritu, alma y cuerpo del hombre. El espíritu, el alma y el cuerpo son restaurados al propósito original de Dios en todos los que nacen de nuevo del Espíritu.9

La gente pregunta, “¿Qué deberemos hacer para nacer de nuevo del Espíritu de Dios?” Primero tenemos que comprender que Jesús murió en nuestro lugar, significando en lugar de todos los pecadores.10 Él sufrió en Su cuerpo humano en la cruz por los pecados del mundo entero.11 Dios mira a la muerte de nuestro Señor Jesús como la muerte de toda la gente que haya nacido en el mundo.12 Su espíritu, alma y cuerpo humano y santo sufrió la muerte para cada ser humano impío, y nadie es santo antes de ser salvo.13 Pero se requiere que el hombre haga algo. Él tiene que tener suficiente fe para cometerse de espíritu, alma y cuerpo a la unidad o unión con la muerte y la resurrección del Señor Jesús. Es decir, él tiene que considerar la muerte del Señor Jesús como su propia muerte y la resurrección del Señor Jesús como su propia resurrección.14 Este es el verdadero significado de Juan 3:16. El texto original literal dice, “Todo aquel que EN Él cree [cree que está en Su muerte y en Su resurrección], no se perderá, sino que tendrá vida eterna.”

Para ser salvo, el pecador tiene que ejercer fe y creer completamente en el Señor Jesús.15 Al hacerlo, el pecador será unido a Él tanto en Su muerte como en Su resurrección, recibiendo la vida eterna. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a Quien has enviado” (Jn. 17:3). Esto nos da vida espiritual hacia la salvación o la regeneración.

Hay una gran diferencia entre Cristo muriendo en nuestro lugar por nuestros pecados anteriores, y nuestra muerte corporativa con Él la cual es nuestra buena voluntad para dejar que nuestra obstinación, nuestro estilo de vida y los cuidados del mundo sean amortiguados o amortecidos por Su Espíritu que corporativamente vive en nosotros ambos durante y después de nuestra salvación.16 Morimos donde Cristo murió, en Su cruz, para el perdón de nuestros pecados. La cruz con la cual Cristo nos ordena a tomar y seguirle es nuestra cruz de denegación propia, o nuestra mortificación de un estilo de vida que rebela contra la voluntad de Dios.17 Tenemos que aprender la diferencia pero jamás separar las dos clases de muerte. Ambas muertes son necesarias para permanecer en la resurrección de Cristo.18 Uno tiene que morir antes de poder resucitar de entre los muertos. “No me verá hombre [a Mí, Dios], y vivirá [un estilo de vida carnal, una vida obstinada]” (Ex. 33:20). Si una persona cree que el Señor Jesús murió como su substituto y desampara su obstinación y estilo de vida a la muerte de Cristo con el propósito de resucitar con Cristo en Su resurrección, aquel ya está unido con nuestro Señor Jesús en Su muerte. “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Ro. 6:2). Para mí, creer en la obra sustitutiva de nuestro Señor Jesús es creer que ya he sido castigado en el Señor Jesús por mis pecados anteriores, los pecados que cometí en mi antigua vida adámica. El castigo por mi pecado es muerte, pero el Señor Jesús sufrió la muerte por mí.19 Por lo tanto, yo he muerto en Él. No puede haber salvación de otra manera. Decir que Él murió por mí es decir que ya he sido penalizado por mis pecados anteriores y ya he muerto en Él. Cualquiera que cree en este hecho experimentará su realidad, es decir, dejará su viejo estilo de vida, su obstinación, y le dará la espalda a las maneras del mundo demoníaco.20

No podemos estar interesados simplemente en que Jesús pagó la pena por nuestros pecados anteriores. También tenemos que entender que podemos vencer el poder del pecado siendo incorporados con Cristo en Su resurrección.21 Estamos unidos a Cristo en Su muerte y en Su resurrección para la posesión común que Él comparte con todos aquellos que creen en Él.22 Aquellos que no están unidos con el Señor aún no han creído.23 Por lo tanto, no tienen ninguna parte en Él.24 ¿Crees que estás unido con el Señor en Su muerte y en Su resurrección? Ser unido en Su muerte y Su resurrección es experimentar todo lo que Él ha experimentado.25

En el tercer capítulo de Juan el Señor le dice a aquellos de nosotros que somos salvos cómo es que somos unidos en Él en Su resurrección y muerte: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [a Su muerte en la cruz], para que todo aquel que en Él cree [no solo cree que está muerto con Él, sino que también está vivo con Él en Su resurrección. Si lo hace, está escrito que], no se pierda, mas tenga vida eterna [porque están muertos en Su muerte por sus viejos pecados y eternamente vivos con Él en Su resurrección]” (Jn.3:14-15).

Cada creyente por lo menos se ha unido con Él en una muerte como la Suya. Entonces estamos unidos ciertamente a Su resurrección, la cual es la vida eterna en nosotros. “Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la de Su resurrección” (Ro. 6:5). Esto significa que el que cree que el Señor Jesucristo murió en su lugar, resucitó de entre los muertos, y ascendió al Cielo; el que cree que está muerto con Cristo y resucitado con Él en la novedad de la vida por el Espíritu de Dios en Él, verdaderamente ha nacido de nuevo del Espíritu y levantado en Cristo.26 Este es el significado del “nuevo nacimiento.”27

Estar muerto en la muerte de Cristo y levantado en Su resurrección es la transformación, el poder, y la puerta por la cual tenemos que pasar para entrar al Cielo.28 Cristo es la Puerta. Cristo le dice al mundo entero, “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí” (Jn. 14:6). Sus reglas declaran que tenemos que morir a nuestra propia manera de vivir para obtener Su vida eterna y Su estilo santo de vivir.29 El Señor ha explicado esto, pero los granjeros lo entienden más que todos. Para que crezcan las cosechas, las semillas se tienen que sembrar en la tierra, morir, y luego descomponerse para recibir la nueva vida que Dios les da para resucitar y dar luz en su nueva vida con aún más abundancia.30 En la parábola del sembrador, la Palabra de Dios, la cual es la semilla que se siembra, la Palabra de Dios, que es semilla, se siembra predicándola en el corazón o espíritu muerto de la gente.31 La semilla, la Palabra de Dios, es Espíritu y Vida.32 Cuando un hombre, la semilla de Adán, permite que su vida muerta y sin valor se disminuya, se descomponga y muera, la vida de Dios nacerá en este hombre que estaba muerto en sus pecados y delitos, dándole la vida de Dios por el Espíritu de Dios.33 La vida de Dios en él comenzará a cosechar con abundancia la vida de Dios en muchos otros con la predicación de la Palabra.34

Podemos ver que la buena Palabra de Dios se tiene que sembrar en los corazones de los hombres y ser recibida.35 Los hombres tienen que poner a muerte la vieja vida pecaminosa adámica, la vida de Adán, para que pueda ser reemplazada recibiendo la vida de Dios por medio de Cristo.36 Jesús dijo, “Las Palabras que Yo os he hablado son Espíritu [el Espíritu de Dios] y son vida [la vida de Dios]” (Jn. 6:63).

El reino de Dios se está estableciendo en la tierra en los corazones de la gente por la predicación de la Palabra.37 Hay muchos malvados en el mundo que pertenecen a un contra-reino, el reino de lo maligno, el cual es gobernado por su líder Satanás.38 En el Cielo, un tercio de los ángeles existieron como agencias malignas. Cuando sus acciones se maduraron hasta que todos los buenos ángeles del Cielo pudieron ver lo malvados que eran, la Deidad Trina los deportó a la tierra con su líder, Satanás.39 Dios no los deportó antes de esto para que los ángeles buenos no pensaran que Él era un Dios injusto. Estos malignos son culpables porque se sometieron a Satanás y llevaron a la humanidad en mal camino.40 Mientras que Cristo, morando y obrando en Su pueblo los sembradores, está ocupado sembrando Palabras de vida en el corazón muerto de la humanidad caída, los malvados que también viven en seres humanos están ocupados sembrando semillas de rebelión en los corazones de aquellos que recibirán la semilla de la muerte.41 Por eso es que la Palabra de Dios nos dice, “Ni deis lugar al diablo” (Ef. 4:27), sino “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Stg. 4:7). Recibe al Señor Jesucristo, “la Semilla” en tu corazón para que puedas tener vida eterna, la vida de Dios. La vida de Dios en nosotros nos da poder y dominio sobre nuestras mentes, espíritus, almas y cuerpos codiciosos. “Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Ro. 8:37). El poder de Dios en nosotros también nos da poder sobre el pecado, Satanás, el mundo, la muerte, el Infierno y el sepulcro.42 Nuestra carne no es rival para el poder de Dios en nosotros.43 Nuestra vida es cualquiera semilla sembrada en nosotros.44

El mundo está lleno de una variedad de distracciones inservibles para quitarte la concentración de las cosas más importantes, que son Cristo y dónde pasarás la eternidad. Ya que no podemos saber lo que viene de un minuto al otro, es excesivamente importante estar interesado solamente en Cristo, quien es el único camino a la vida eterna en el Cielo, y dejar a Cristo con Su Padre por el Espíritu vivir Su vida en nosotros. No sabemos si vamos a vivir otro minuto más, u otra hora, otro día, u otra noche.45 Jesús te está llamando. Él te dice, “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar...vuestras almas” (Mt. 11:28-29). Cree ahora que estás muerto con Cristo a tu vieja vida y propia voluntad. Cree también que estás vivo en Su resurrección y serás salvo. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hch. 16:31). Comienza ahora diciendo esta oración:

Oración

Mi Señor y mi Dios, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre por el perdón de todos mis pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4 y que Él está sentado a la mano derecha de Dios en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración. 5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón Señor Jesús. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor Jesús; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor Jesús, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


Literatura Alamo en español

Póngase en contacto con nosotros para más información o para literatura sobre otros temas que puedan ser de interés.

Ministerios Cristianos de Tony Alamo
P. O. Box 2948
Hollywood, CA 90078

Línea telefónica de veinticuatro horas para oración e información: (661) 252-5686

Los Ministerios Cristianos Mundiales de Tony Alamo proporciona un lugar para vivir con todas las cosas necesarias para la vida a todos aquellos en nuestras localidades estadounidenses que verdaderamente quieren servir al Señor con todo su corazón, toda su alma, mente, y fuerza.

Servicios en la Ciudad de Nueva York cada martes a las 8 P.M. y en otras localizaciones cada noche.
Favor de llamar al (908) 937-5723 para más información.

COMIDAS SERVIDAS DESPUÉS DE CADA SERVICIO

Solicite el libro del Pastor Alamo titulado, El Mesías, que muestra a Cristo del Antiguo Testamento revelado en más de 333 profecías.

Conviértase en un trabajador en la cosecha de almas siendo un distribuidor de la literatura del Pastor Alamo.
Toda nuestra literatura y los mensajes de audio son gratuitos, incluyendo el envío.

ESTA LITERATURA LLEVA EL VERDADERO PLAN DE SALVACIÓN (Hch. 4:12). NO LA TIRE, PÁSELA A OTRO.

Aquéllos de ustedes que están en otros países, les animamos a que traduzcan esta literatura a su lengua materna. Si la reimprimen, favor de incluir este derecho reservado y registro:

Tony Alamo Christian Ministries is a division of Music Square Church, Inc.

© Propiedad literaria marzo, 2001,

Todo derecho reservado Pastor Mundial Tony Alamo ® Registrado marzo, 2001


Notas del "EL CAMINO AL PODER ":vuelva arriba

1 Pr. 8:20, Ez. 11:19, Mt. 13:19-23, 24:13, Lc. 10:19, Jn. 1:12, 3:3, 6, 6:40, 53, 56, 63, 11:25, 14:6, 16-21, 26, 15:1, 4-6, Hch. 2:38-39, Ro. 8:1, 4, 11, 13-15, 31, 2 Co. 3:16-17, 6:16-18, Gá. 5:16, Ef. 2:1, 5-6, 12-19, Stg. 4:7-8, Ap. 2:7, 11, 3:20 vuelva

2 Ez. 47:1-12, Jn. 4:14, 20:21-22, Ro. 8:1-4, 2 Co. 4:16, Ef. 2:12-16, 1 Jn. 5:11-12 vuelva

3 Ecl. 12:14, Mt. 12:36-37, Ro. 14:10-12, 1 Co. 3:13, 2 Co. 5:10, 2 P. 2:9, Jud. 14-15 vuelva

4 1 S. 2:3, Job 31:6, Sal. 62:9, Dn. 5:27 vuelva

5 Jn. 3:6, Ro. 7:14-25, 8:1-2, 5-9, Gá. 5:16-21, Ef. 2:1-3, 11-12, 4:17-19, 22, Fil. 3:18-21, Tit. 1:15-16, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

6 Ro. 7:5, 8:5-8, 13-15, Gá 4:3-5, 5:16-21, 1 P. 2:11, 4:3-4, He. 12:14-15 vuelva

7 Jn. 1:12, 14:6, Ro. 8:14-16, Gá. 4:6-7, 1 Jn. 3:1-2, 5:1-5, 10-12 8. vuelva

8 Ro. 7:21-25, 8:1-4, 10-15 vuelva

9 Mt. 10:1, 28:18-20, Lc. 10:19, Ro. 8:31-32, 37, 2 Co. 3:6, Ef. 2:5-6, Col. 2:9-10, 2 Ti. 1:9, 1 Jn. 2:13-14, Ap. 2:11, 26-28 vuelva

10 Is. cap. 53, Mt. 20:28, 26:28, Lc. 22:19-20, Jn. 1:29, 10:11, 17-18, Ro. 3:23-26, 4:25, 1 Co. 15:3-4, 2 Co. 5:21 vuelva

11 Is. 52:14, Mt. 27:27-31, 34, 39-43, Gá. 3:13, He. 12:2-3, 1 P. 3:18, 1 Jn. 2:2 vuelva

12 Ro. 5:6-11, 15-19, Col. 1:14, 19-22, 2:9-15, He. 2:9-10, 10:10-12, 19-20, 1 Ti. 2:5-6, 1 P. 2:21, 24, Ap. 5:9 vuelva

13 Gn. 8:21, Sal. 14:2-3, Is. 53:6, 64:6, Jer. 17:9, Mt. 15:18-20, Ro. 3:23 vuelva

14 Ro. 6:2-13, 7:6, 8:10, 1 Co. 15:20-23, 2 Co. 5:14-15, Gá. 2:20 vuelva

15 Jn. 1:12, 3:14-18, 5:24, 6:29, 47, 11:25-26, 20:31, Hch. 16:31, Ro. 1:16-17, 10:9-10, Gá. 2:16 vuelva

16 Lv. 11:44, Lc. 9:23, Ro. 8:13, 1 Co. 1:30, 9:26-27, 2 Co. 4:16, 1 Ts. 4:3-5, 2 Ts. 2:13, 1 P. 1:15-16, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

17 Mt. 10:38-39, Lc. 9:23, 14:27, Ro. 8:13, Gá. 6:14, Col. 3:1-1 vuelva

18 Ro. 6:1-4, 7-12, 8:11-13, Fil. 3:8-11, 2 Ti. 2:11, 1 P. 1:3-5, 21 vuelva

19 Ro. 5:6-10, 6:10-11, 1 Co. 15:3, 2 Co. 5:15, 1 Ts. 5:9-10 vuelva

20 Fil. 3:8-11, Col. 1:21-23, Stg. 4:4, 1 Jn. 2:15-17 vuelva

21 Lc. 10:19, Jn. 16:33, 1 Co. 10:13, 1 Jn. 4:4, 5:4 vuelva

22 Ro. 6:5-11, 12:4-5, 1 Co. 12:12-13, Gá. 3:26-28, Ef. 5:29-30 vuelva

23 Jn. 17:20-23, 26, Ef. 1:13, Tit. 1:15-16, He. 4:3-6, 1 Jn. 5:10 vuelva

24 Mr. 16:16, Jn. 13:8, He. 3:19 vuelva

25 Mt. 5:11-12, 16:25, 20:21-23, 21:22, Lc. 21:12-19, Jn. 15:20-21, Hch. 7:55-60, Ro. 8:11, 16-18, 14:8, 2 Co. 5:17, Gá. 6:7-8, Fil. 3:8-11, Ap. 2:10 vuelva

26 Lc. 24:46-49, Ro. 6:3-5, 8:11, 1 Co. 15:52-54, Ef. 2:5-6, Col. 2:12 vuelva

27 Jn. 20:22, Hch. 1:8, 1 Co. 12:27-28, Ef. 4:11-15, Gá. 4:1-6, 19, 1 P. 2:2, 2 P. 3:18 vuelva

28 Jn. 10:1, 7-9 vuelva

29 Jn. 12:24, Ro. 6:5, 8, 11-13, 7:24-25, 1 Co. 15:31, 2 Co. 4:10-12, 2 Ti. 2:11-12 vuelva

30 Jn. 12:24 vuelva

31 Mt. 13:18-30 vuelva

32 Lc. 8:11, Jn. 1:14, 5:24, 6:63 vuelva

33 Jn. 6:63, 12:24, Ro. 8:10-11, 13-17, Gá. 4:4-7 vuelva

34 Lc. 14:23, Hch. 2:38-47, Ef. 4:11-16, 2 P. 3:18 vuelva

35 Mt. 13:18, 23-30, Lc. 8:11, 15 vuelva

36 Mt. 10:38-39, Lc. 9:23, 14:27, Jn. 3:14-18, 5:24, 10:10, Ro. 8:12-13, 10:9-13, Ef. 4:20-24, Col. 3:1-10, 1 P. 1:23 vuelva

37 Mt. 11:5-6, 24:14, Mr. 16:15, Hch. 2:38-41, 10:42-44, 26:15-18, Ro. 10:13-15, 1 Co. 1:17-18, 21, 3:9, Ef. 2:18-22, Col. 1:25-29, 2 Ti. 4:2 vuelva

38 1 S. 2:12, 1 R. 22:20-23, Is. 14:9-17, Dn. cap. 7, . 3:1, Mt. 5:10-12, 12:43-45, 13:3-9, 18-30, 25:31-34, 41, 46, Mr. 5:2-13, Jn. 8:23, 37-47, 10:10, 12:31, 14:30, Hch. 13:6-12, 26:18, 2 Co. 6:14-18, 10:3-4, Ef. 2:1-5, 6:11-16, Fil. 3:2-3, Col. 1:13, 1 Ts. 2:18, 2 Ts. 2:3-10, 3:2, 1 P. 5:8-9, 1 Jn. 2:13-19, 3:8-12, 5:18, Ap. 9:11, caps. 12-13 vuelva

39 Is. 14:12-17, Ez. 28:13-16, Lc. 10:18, Jud. 6, Ap. 12:3-4, 9, 12 vuelva

40 Mt. 24:4-5, 11, 24, 2 Ti. 3:13, Ap. 12:9 vuelva

41 Mt. 7:13-20, 13:24-30, 15:13-14, 23:1-9, 13-38, 24:11, 24, 2 Co. 11:13-15, 2 P. 2:1-3, 10-19, 1 Jn. 4:1-3, 5-6 vuelva

42 Jn. 17:21-23, Ro. 6:4-14, 8:37-39, Ef. 3:14-21, 6:10-12, Fil. 4:13, Col. 1:16-18, 2:13-15, He. 13:20-21, 1 P. 1:3-5, 1 Jn. 3:5-9 vuelva

43 Sal. 68:35, Is. 40:29-31, Ro. 8:10-11, 31, 37-39, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, 2 Co. 6:16, 1 Jn. 2:13-14 vuelva

44 Mt. 6:24, 13:3-8, 18-30, 25:32-46, Jn. 3:36, 4:14, 5:24-26, 6:27, 33, 35, 40, 47, 11:25-26, 20:31, Ro. cap. 6, 8:10, He. 3:6-12, 15-19, 4:1-11, 1 P. 1:23, 1 Jn. 1:1-2, 5:11-13, 18-20 vuelva

45 1 Ts. 5:2, 6, 2 P. 3:10-12 vuelva

vuelva arriba


Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

vuelva arriba