"ESPERA"

Por Tony Alamo

Muchos ministros nunca han predicado ni una palabra equivocada en todo su ministerio. Aún así, nunca han dicho la verdad acerca de la necesidad y la importancia del bautismo del Espíritu Santo, el cual es la salvación completa. El mensaje más importante de hoy en día, no sólo para las iglesias sino también para el mundo, es el mensaje de Cristo Mismo de esperar hasta que recibamos la promesa del Padre, el "poder desde lo alto," el cual es el bautismo del Espíritu Santo, antes de poder entrar al ministerio del Dios Altísimo (Lc. 24:49).1

Algunos de los ministerios más eminentes del mundo continúan predicando contra el bautismo del Espíritu Santo, el cual es el poder de Dios a la salvación.2 Dicen que ya no está disponible, que sólo lo era para los apóstoles y para aquéllos que ministraban en los días de los apóstoles. ¿Quién en sus cabales le prestaría atención a lo que enseña una iglesia si contradice la Palabra de Dios? Tenemos que recibir y predicar las escrituras que nos dicen para quién es reservado el bautismo del Espíritu Santo. ¿Para quién dice la Biblia que es el bautismo del Espíritu Santo? Dios, en Su Palabra, dijo que el bautismo del Espíritu Santo era para los apóstoles, los cuales eran todos judíos, para sus hijos, los cuales eran todos judíos, "y para todos los que están lejos [los gentiles3]; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare [esto significa cada hijo de Dios a través de todos los siglos]" (Hch. 2:39).

Mi pregunta a ustedes las iglesias que predican tal herejía, es, "¿Han sido llamados? ¿Son ustedes hijos de Dios?" Si dicen, "Pues claro que si hemos sido llamados, y somos hijos del Señor," entonces díganme, ¿por qué están predicando aquello que es contrario a lo que fue enseñado por Jesús nuestro Señor y Salvador, y todos los apóstoles? Una vez más, el Apóstol Pedro enseña que el Espíritu Santo es "para cuantos el Señor nuestro Dios llamare" (Hch. 2:39). Y ¿por qué no has recibido la promesa del Padre, el poder desde lo alto, que obviamente es el bautismo del Espíritu Santo?

Efesios 2:13-14 es la escritura que revela que los gentiles son aquéllos "que están lejos." "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido cercanos por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación." Aquí, el Apóstol Pablo le está hablando a una de las muchas naciones gentiles, a los griegos de Efeso.

Los ministerios más eminentes de hoy en día no tienen la promesa del Padre ni el poder de Dios viviendo en ellos para ministrar. No son el ministerio de Dios.4 Son los ministerios de la carne. Si hubieran sido bautizados del Espíritu Santo, se hubieran convertido en instrumentos del Espíritu Santo, ganadores de almas. Cientos de millones de almas no se hubieran unido a estas iglesias, pero hubieran sido salvas, nacidas de nuevo de agua y del Espíritu.5 Pero están operando en la carne. No tienen la promesa del Padre, el bautismo del Espíritu Santo. Si primeramente no somos bautizados del Espíritu Santo y después renovados continuamente en el bautismo del Espíritu Santo para que nuestra carne pueda ser mortificada cada día, no estamos dispuestos a pagar el precio para este bautismo de salvación y poder. Si no somos bautizados del Espíritu Santo, seremos responsables ante Dios por cada alma que pudo haber sido salva por medio de nosotros pero no lo fue porque no obtuvimos primero la salvación para nosotros mismos. Quizás eres un predicador que nunca en tu vida has predicado una palabra equivocada; pero si nunca has predicado la verdad con respecto al bautismo del Espíritu Santo, sobre la salvación completa, serás responsable por cada alma que pudo haber sido salva y convertida en un instrumento de Dios pero no lo fue porque retuviste la verdad con respecto al poder de Dios, que es la salvación del Señor.6

La guerra que hacemos contra Satanás tiene que ser hecha por el Espíritu de Dios, Su poder, y Su vida viviendo en y a través de nosotros, no por nuestra carne.7 Jesús dijo, "Separados de Mí [con el Padre por el Espíritu viviendo en ti] nada podéis hacer" (Juan 15:5). Los ministerios que no han esperado la promesa del Padre, el poder desde lo alto que, una vez más, es el bautismo del Espíritu Santo, "profesan conocer a Dios, pero con hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra" (Tito 1:16). Son reprobados, o rechazados por Dios, porque no es Él el que hace las obras en ellos. Tienen "apariencia de piedad [con sus ceremonias, voces afectadas, música, canciones, y otros sonidos carnales], pero [niegan] la eficacia de ella" (2 Ti.3:5). Una vez más, la guerra entre Dios y Satanás por las almas de los seres humanos es una guerra hecha por el Espíritu del Dios Trinidad viviendo en nosotros contra el espíritu de Satanás.8 No se puede luchar o ganar por aquellos ministros agotados, presumidos y no regenerados que todavía están llenos de pecado.9

Primero, "es necesario [para nosotros] nacer de nuevo" de Agua, que es simbólico de nuestra fe en la Palabra de Dios y nuestra obediencia a ella.10 Después de ésto, tenemos que dar un paso más adelante, así como hicieron Cristo y los apóstoles. Tenemos que nacer de nuevo del Espíritu. Esto significa que tenemos que ser bautizados con el Espíritu Santo y fuego antes de poder entrar al ministerio de Cristo y ser usados por el Señor.11 El mandato para todos nosotros es no sólo ser nacidos de nuevo de Agua, sino ser nacidos de nuevo del Espíritu.12 No podemos ser salvos simplemente aprendiendo la Palabra de Dios, que es el Agua.13 Tenemos que creer en la Palabra, la cual nos manda a ser bautizados con el Espíritu Santo y fuego antes de poder ser salvos, y cuanto más para entrar al ministerio de Dios.

Primero tenemos que aprender y creer en la Palabra de Dios hasta que la sepamos completamente. Luego, tenemos que ser bautizados en agua, H20, el agua que bebemos y en que nos bañamos, antes de recibir el bautismo del Espíritu Santo, así como hizo Cristo antes de entrar a Su ministerio público a la edad de treinta años, y como hicieron los apóstoles en el día de Pentecostés.14

Aunque Cristo fue engendrado por el Espíritu Santo, Él también tuvo que convertirse en un bebé humano y crecer gradualmente a un niño.15 El tercer capítulo de Lucas nos dice de Su genealogía humana. "Entre tanto que el Heredero [Cristo Mismo], es niño [mientras que aún no está listo para Su ministerio público], en nada difiere del esclavo [nosotros que tenemos que esperar como tuvo que esperar Él], aunque es Señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores [como tenemos que estar nosotros] hasta EL TIEMPO SEñALADO POR EL PADRE [hasta la hora de Su madurez, después de Su bautismo de agua en el río Jordán por Juan el Bautista, cuando fue bautizado del Espíritu Santo]" (Gá. 4:1-2). "Y estando en la condición de hombre, se humilló a Sí Mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil. 2:8).

A través de este proceso, Él tuvo que aprender la Palabra de Dios y obedecerla, así como tenemos que hacer nosotros para poder recibir el Espíritu de la Palabra incorporada dentro de ella, que es Dios.16 Después de que nos convertimos en los hijos de Dios, nosotros, como Jesús, tenemos que humillarnos como lo hizo Él y estudiar la Palabra detalladamente hasta que Cristo la Palabra sea formado completamente en nosotros.17 Esto nos prepara para la obra que fuimos llamados a hacer.18 Tenemos que tener a Cristo con el Padre por el Espíritu viviendo y obrando en nuestros cuerpos humanos para ser testigos que la encarnación de la Palabra está en nuestros cuerpos, los cuales son los templos de Dios.19 Millones han entendido este proceso y se han sometido a él. Desobedecer este proceso, que Cristo nos ordena a cumplir, le costará a una persona su salvación.20 Es pecado desobedecer el proceso de Dios porque éste es el proceso que tenemos que llevar a cabo para ser salvos.21 Jesús dijo, "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5). Desobedecer o rebelarse contra cualquier Palabra de Dios es pecado, y nadie con pecado en su alma entrará al reino del Cielo.22Tenemos que estar sin mancha o tacha para entrar al reino del Cielo.23 Y nadie puede dejar de pecar sin creer y obedecer la Palabra, siendo bautizados del Espíritu Santo y renovados por el Espíritu diariamente.24

Romanos 8:2 habla de la ley del Espíritu. Declara que tenemos que caminar en el Espíritu para no ser condenados.25 "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es" (Reina-Valera, 1960). "La carne da a luz a la carne, pero el Espíritu da a luz al Espíritu" (Juan 3:6, traducido del griego original).26 Es imposible para nosotros dejar de pecar sin someternos al proceso del plan de Dios de salvación que ciertamente depende de que seamos bautizados del Espíritu Santo y fuego.27 Tener paz en la tierra es tener paz con Dios.28 "Los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos" (Is. 57:20-21). Los impíos son aquéllos que no creen en Dios, no guardan Sus mandamientos, rechazan el bautismo del Espíritu Santo y enseñan contra él.

Si Cristo necesitaba ser ungido con el bautismo del Espíritu Santo antes de entrar a Su ministerio público, y si los apóstoles necesitaban el bautismo del Espíritu Santo antes de entrar a su ministerio público, ¿cuánto más necesitamos nosotros en estos últimos días ser bautizados del Espíritu Santo antes de entrar a nuestros ministerios públicos? Jesús recibió el bautismo del Espíritu Santo de esta manera: Después de ser bautizado por Juan y subiendo del agua, el "Espíritu de Dios [descendió] como paloma, y [vino] sobre Él. Y hubo una voz de los Cielos, que [dijo]: Este es mi Hijo amado, en Quién tengo complacencia" (Mt. 3:16-17).

Otra escritura que comprueba no sólo que Cristo tuvo que ser bautizado del Espíritu Santo, pero que fue bautizado del Espíritu Santo, está en los Hechos 2:33. Aquí, Pedro por el Espíritu Santo dijo que Jesús por lo tanto fue "exaltado por la diestra de Dios HABIENDO RECIBIDO DEL PADRE LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO." Pedro, en las siguientes palabras, continúa enseñándonos que el bautismo del Espíritu Santo era la promesa del Padre para las miles de almas que fueron testigos del bautismo del Espíritu Santo derramado del Cielo sobre los apóstoles y los discípulos en el día de Pentecostés: "[Jesús después de Su ascensión al Cielo] ha derramado esto que vosotros veis y oís" (Hch. 2:33). Pedro está diciendo aquí que la promesa es la promesa del Espíritu Santo, o el bautismo del Espíritu Santo, el cual es la promesa mencionada en los Hechos 1:4-5, 2:33, y 2:39. Pedro, que fue ungido por el Espíritu Santo, les dijo, "Arrepentíos, y bautícese [por agua] cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y [entonces] recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa" (Hch. 2:38-39). Es claro en este pasaje que la promesa es la promesa del bautismo del Espíritu Santo.

Después que Jesús recibió el bautismo del Espíritu Santo, el Espíritu Santo lo dirigió en Su ministerio público llevándolo primeramente "al desierto, para ser tentado por el diablo" (Mt. 4:1).29 En los Hechos 10:38 dice, "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder [el bautismo del Espíritu Santo] a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él."

En la sinagoga, Cristo confesó el cumplimiento de que recibió la promesa del Padre, el poder desde lo alto, que otra vez era el bautismo del Espíritu Santo. Él hizo esto mientras leía la escritura del libro de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor" (Lc. 4:18-19, Is. 61:1-3). Otra vez, en Hebreos 1:9 dice, "Has amado la justicia [Jesús], y aborrecido la maldad; por lo cual Dios, Tu Dios, Te ha puesto sobre Tus compañeros ungiéndote con el aceite de alegría más que a Tus compañeros."30

La frase "puesto sobre Tus compañeros ungiéndote con el aceite de alegría" significa que el Señor fue bautizado del Espíritu Santo, el poder de Dios desde lo alto, al principio de Su ministerio público mientras que Sus compañeros, los discípulos, no fueron bautizados del Espíritu Santo "el aceite de alegría" hasta el día de Pentecostés, aproximadamente tres años y medio más tarde.31 Cuando Cristo ascendió al Cielo, se convirtió en el Espíritu Santo, el Padre, así como el Consolador.32

Mientras Cristo caminaba físicamente con Sus discípulos en la tierra, era imposible para Él entrar y vivir en ellos espiritualmente con el Padre por el Espíritu. Esto es porque Cristo todavía estaba en Su cuerpo físico o humano. Él tuvo que dejar Su cuerpo, volver a entrar en él tres días más tarde, resucitar, ser transformado eclesiásticamente, ascender al Cielo, convertirse en el Espíritu Santo con el Padre, el Consolador, para derramarse Él Mismo con el Padre por el Espíritu en todos Sus apóstoles y discípulos, así como en cada hijo de Dios durante cada era. Sólo después de Su ascensión al Cielo, y sólo después que se convirtió en el Espíritu Santo, el Padre, y el Consolador, es que fue capáz de enviarse a Sí Mismo, con todo el poder que poseía para testificar y hacer milagros, dentro de Sus discípulos, así como en cualquier persona que sería obediente al proceso de Dios de salvación para ellos como lo es delineado en la Palabra.33 El proceso de Dios para la salvación es exactamente el mismo hoy como lo fue ayer.34 Nada ha cambiado. Todo el mundo tiene que ser nacido de nuevo "de Agua y del Espíritu" para primero llegar a ser un hijo de Dios, y luego entrar al reino de los Cielos.35

Aunque los discípulos de Cristo creían en la Palabra, que es Dios, ellos todavía necesitaban recibir el bautismo del Espíritu Santo, significando que necesitaban ser bautizados con el poder desde lo alto antes de que Cristo con el Padre por el Espíritu pudieran ser derramados en ellos, testificar en ellos y a través de ellos, así como hacer otros milagros a través de ellos.36 Si no hubieran esperado en Jerusalén hasta que fueran vestidos con poder, no hubieran podido ser salvos. Cristo mandó a Sus discípulos a que no salieran de Jerusalén sino que "ESPERARAN" "la promesa del Padre [antes de que pudieran entrar a Su ministerio]...Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados del Espíritu Santo dentro de no muchos días" (Hechos 1:4-5). Si no hubieran esperado, hubieran sido pecadores, desobedientes, rebeldes. No hubieran podido ser salvos y nunca hubieran podido guardar los mandamientos de Dios sin el poder desde lo alto, el mismo poder con el cual fue ungido Jesús.

Sus discípulos fueron obedientes. Sí esperaron y fueron ungidos con ese mismo poder dado a ellos cuando recibieron el bautismo del Espíritu Santo.37 Ellos ahora no sólo eran nacidos de nuevo de agua, sino también del Espíritu. Entonces fueron salvos, nacidos de nuevo "de Agua y del Espíritu," y completamente preparados para su ministerio público (Juan 3:5).

Jesús dijo, "Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo" (Hch. 1:8). Él no dijo "antes" de que el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros. Él dijo "cuando" haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Si no tienes el bautismo del Espíritu Santo, no tienes a Cristo con el Padre por el Espíritu viviendo en ti. En otras palabras, no tienes Su poder, el Consolador. Jesús lo hace claro y simple. Si no le vas a creer a Jesús, la Palabra de Dios, entonces no eres salvo.38 Si no crees que tendrás poder después de que el Espíritu Santo venga sobre ti, entonces no crees en la Palabra de Dios, el Agua, y no tienes Su poder, el bautismo del Espíritu Santo. Por lo tanto, no eres salvo.39 Una vez más, sólo somos salvos creyendo en la Palabra de Dios, que es Cristo Mismo.40 Entonces tenemos que estar llenos del Espíritu de Dios, Su poder desde lo alto, el Dios Trinidad.

Si Cristo, los apóstoles, sus hijos, los que están lejos, y todos aquéllos que son llamados por Dios para estar en el ministerio de Cristo tienen que ser bautizados con el Espíritu Santo y fuego antes de entrar al ministerio de Dios; entonces ¿quienes son los que predican contra estas Palabras verdaderas de Dios y Su poder sino el mismo diablo?41 Hoy en día, no vemos la manifestación del gran poder de Dios porque aquéllos que se suponen estar en el ministerio de Dios, como Eva, han creído otra doctrina condenable de Satanás en vez de las Palabras de Verdad, la Palabra de Dios y Su poder.42 Juan el Bautista le dijo a la nación entera de Israel, "Yo a la verdad os bautizo [a todos los creyentes] en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mt. 3:11).

La Palabra de Dios es Dios.43 La Palabra de Dios encarnada es Cristo.44 La Palabra de Dios es la semilla de Dios.45 Tiene que ser sembrada por el Espíritu en almas humanas a través de hombres que están llenos del bautismo del Espíritu Santo.46 La Palabra de Dios también es el agua espiritual de la Biblia que hace que el Espíritu de Dios, o la vida de Dios, crezca después que la Palabra espiritual, la semilla, ha sido sembrada en la gente,47 no sólo por hombres espirituales, sino ahora también por mujeres espirituales.48 Jesús dijo, "Las palabras que Yo os he hablado son Espíritu y son vida" (Juan 6:63). Jesús también dijo, "Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que Os he hablado" (Juan 15:3).

Siendo nacido de nuevo de agua no significa ser bautizado en H20, el agua que bebemos y en que nos bañamos. Lo que si significa es creer en toda la Palabra de Dios con todo nuestro corazón. Decir que creemos en la Palabra de Dios pero no en que Su poder puede vivir en nosotros es negar el método de Dios para ser nacidos de nuevo ambos de agua y de Espíritu. La primera pregunta que le hicieron los apóstoles a los pequeños grupos de Cristianos que encontraron aquí y allá fue, "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?"49 En los Hechos 19:2, los creyentes les dijeron, "Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo." Aunque creían en la Palabra, la salvación de estos nuevos Cristianos todavía no estaba completa porque sólo habían nacido de nuevo de agua. Habían nacido de nuevo del Agua, la Palabra, pero no del Espíritu. Cuando el Apóstol Pablo los oyó, él los bautizó en H20, el agua que bebemos y en que nos bañamos. Entonces "habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espírtitu Santo" (Hch. 19:6). Inmediatamente fueron llenos con el bautismo del Espíritu Santo. La evidencia era que hablaron en lenguas.50 El Apóstol Pablo no hubiera sido un apóstol si hubiera dejado la compañía de estos Cristianos nuevamente nacidos sin estar positivamente seguro que había ocurrido la realización más importante y necesaria de su salvación.

Es evidente que algunos de ellos no continuaron en el Señor sino que se endurecieron.51 Aquéllos que han cometido un acto así de malvado como éste, nunca pueden ser restaurados al arrepentimiento.52 Los Hechos 19:9 muestra que aunque todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, varios se endurecieron y cayeron, comprobando la falsedad de "una vez salvo, siempre salvo." Estos Cristianos estaban completamente salvos; sin embargo, cayeron por una razón u otra. Todos aquéllos que enseñan la falsa doctrina de "una vez salvo, siempre salvo" están cargados con pecado porque no tienen el poder desde lo alto, el bautismo del Espíritu Santo.53 Tienen corazones que aman el pecado. Han escogido creer una mentira. Predican que el pecado y la corrupción pueden entrar y si entrarán al reino de los Cielos, cuando la Palabra de Dios dice claramente, "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?" (1 Co. 6:9). Tenemos que estar sin mancha y tacha, totalmente sin pecado en nuestras almas, para entrar al reino del Cielo.54 Tenemos que estar completamente limpios, completamente puros, y tan blancos como la nieve.55 El Apóstol Juan dijo, "El que practica el pecado es del diablo" (1 Juan 3:8). Hay cientas de escrituras que dicen las mismas verdades, tal como la verdad que una tercera parte de los ángeles del Cielo cayeron.56 Dios no permitirá en el Cielo a nadie que no cree y obedece cada porción de Su Palabra, que es verdad.57

Jesús dijo, "Muchos [ministros incompletos, impotentes que hicieron lo que le parecía en vez de seguir el camino de Cristo] me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad" (Mt. 7:22-23). Aquí, Jesús le está advirtiendo a aquéllos que no creen en la Palabra y por eso no han recibido la promesa del Padre, el bautismo del Espíritu Santo, diciendo que Él nunca los conoció, significando que ellos nunca fueron salvos. ¿Cómo puedes ser un hijo de Dios y no conocerlo a Él? (Mt. 7:23).58 Si creyeran en el bautismo del Espíritu Santo, no predicarían contra él. Por lo tanto, ellos ni creen en la Palabra de Dios. Esto significa que ellos no son nacidos de nuevo de Agua o del Espíritu.

Una vez más, la Palabra de Dios claramente nos manda a "ESPERAR" antes de entrar al ministerio hasta que tengamos el bautismo del Espíritu Santo, "la promesa del Padre," "el poder desde lo alto" (Lc. 24:49, Hch. 1:4). "Si el Espíritu de Aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, Él que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros" (Ro. 8:11). "¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados [rechazados de Dios]?" (2 Co. 13:5). Si no estás resucitado a la vida de Cristo por el Espíritu de Dios, ¿cómo puede el Espíritu de Dios, que no está en ti, hacer cualquier cosa por Dios en el mundo? Una vez más, ¿cómo podemos ser salvos, ser nacidos de nuevo, sin tener el Agua, que es la creencia total en la Palabra, y el Espíritu del poder, el Espíritu de Cristo con el Padre, el Consolador, que es el bautismo del Espíritu Santo?59

Los discípulos de Cristo estuvieron con Él aproximadamente tres años y medio. Ellos vieron cada milagro que Él hizo y oyeron todas las Palabras que Él habló.60 Estos once hombres eran los únicos en todo este mundo perecedor que poseían el conocimiento de la verdad salvadora.61 Cristo los había ordenado y comisionado a ser Sus testigos por el mundo entero, "en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hch. 1:8).62 Pero antes que Cristo les permitiera cumplir esta comisión, Él los ordenó a "ESPERAR" hasta que recibieran la promesa del Padre, el poder desde lo alto, que obviamente era el bautismo del Espíritu Santo.63 La Palabra de Dios nos dice que el ministerio de Dios no se logra por el poder o la fuerza del hombre, "sino con Mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zac. 4:6).

Algunos pueden discutir, diciendo que los discípulos en Mateo capítulo diez, versículo ocho, tenían el poder de "Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, [y] echad fuera demonios" antes del día de Pentecostés. Efectivamente les fue dado el poder o don temporario de hacer todas estas cosas, así como un burro en Números 22:28-30 fue dado el poder o don temporario de hablar en lengua humana. Sin embargo, esto no significaba que ellos o el burro tenían el don de la vida inmortal de Dios, o que Cristo con el Padre por el Espíritu vivía en ellos. Sansón y muchos otros en el Antiguo Testamento recibieron dones de poder condicionales y temporarios cuando el Espíritu Santo bajaba sobre ellos en una u otra ocasión. Sin embargo, el bautismo espiritual, el cual permitiría que el Espíritu, la Deidad Trinidad entera, viviera en ellos permanentemente bajo la condición de obediencia, todavía no había sido dada. Aún no habían sido completamente convertidos, nacidos de nuevo del Espíritu. Jesús le dijo a Pedro, "Una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (Lc. 22:32). Cristo estaba hablando de la conversión que ocurrió más adelante en el día de Pentecostés, cuando Pedro y los otros fueron bautizados con el Espíritu Santo y fuego, así completando la condición de salvación, siendo nacidos de nuevo "de Agua y del Espíritu" (Juan 3:5).

La conversión completa de todos aquéllos en el Antiguo Testamento, que creían en la venida de Cristo y en todo lo que Él haría, ocurrirá "en un momento, en un abrir y cerrar de ojos" en el Día de la resurrección y del Juicio (1 Co. 15:52).

Si cada uno que entrará al reino del Cielo tiene que tener la promesa del Padre y estar vestido con el poder desde lo alto, que es el bautismo del Espíritu Santo, entonces ¿cómo pudieron entrar al reino del Cielo los patriarcas del Antiguo Testamento, o los otros millones de creyentes de ese tiempo sin recibir el bautismo del Espíritu Santo? Es obvio que el bautismo del Espíritu Santo no fue dado hasta el día de Pentecostés, después del ministerio público, la muerte, la resurrección, y la ascensión de Cristo al Cielo. Aquéllos en el Antiguo Testamento que creían en Cristo fueron nacidos de nuevo de agua, pero ¿cuándo llegaron a ser nacidos de nuevo del Espíritu para que pudieran entrar al Cielo? Evidentemente lo fueron. Pero ¿dónde en la Biblia encontramos la respuesta? Dios me ha mostrado. Le mostraré las respuestas de la Biblia en mi siguiente publicación, en agosto de 1999.

Jesús es el comandante del universo entero, así como sobre los mismos elementos.64 Cuando Él, la Palabra, habló, los mundos fueron hechos.65 Él Mismo, la Palabra, sostiene el mundo y el universo.66 ¿Por qué no podemos tener fe en una Palabra tan poderosa como esta Palabra, en un Espíritu tan poderoso como Su poderoso Espíritu Santo? Dentro de muy poco, en el Día del Juicio, Su Palabra llamará de los muertos a cada ser humano que haya muerto, y se levantarán al juicio.67 Él, la Palabra, dijo que Él sabe todo lo que jamás hemos hecho y lo que estamos haciendo ahora mismo.68 ¿No debería nuestra conducta ser gobernada por Su poder viviendo en nosotros para que podamos tener la confianza de saber que iremos al Cielo y no al Infierno?69 Sólo podemos tener confianza, que nos trae alegría, felicidad, y paz, cuando creemos completamente en la Palabra de Dios y somos obedientes a ella.70 Los desobedientes no tienen confianza verdadera.71 ¿Cómo puede una persona tener la paz de Dios si no está segura que irá al Cielo? Y ¿cómo puedes ir al Cielo si no has nacido "de Agua y del Espíritu"? No puedes. Una vez más, Jesús dijo, "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5).

Hace muchos años, mi difunta esposa, Susan, fue llena con el bautismo del Espíritu Santo en una de las grandes iglesias denominacionales. Le pidieron que saliera de la iglesia después que ella recibió la promesa de Dios, el poder desde lo alto. El ministro que le pidió que se fuera se convirtió en un borracho y un operador de elevadores en un viejo edificio arruinado. Más tarde murió, una alma humana perdida. El mundo ha visto a muchos ministros impotentes e imaginarios de cada denominación hacer lo mismo. Estos supuestos ministros no creyeron en la Palabra de Dios. No recibieron el bautismo del Espíritu Santo. Realmente no eran salvos, nacidos de agua y del Espíritu. Estos ministros imaginarios hacen que Dios le parezca débil al mundo. El mundo debe leer la Biblia en vez de escucharle a estos ministros de las tinieblas.72 Entonces podrán ver lo poderosas que pueden ser sus vidas después de unirse con el Dios Trinidad por su creencia en la Palabra, y luego son bautizados con el Espíritu Santo y fuego para que el Dios Trinidad pueda vivir y obrar en ellos y a través de ellos.73 La Biblia está llena de los testimonios poderosos de aquéllos que han sido completamente salvos.74

El mundo entero está sobrecargado, desalentado, derrotado, y sin esperanza porque la gente ha creído las palabras de desaliento que vienen de los ministros imaginarios.75 Estos supuestos ministros predican un mensaje de desesperanza, diciendo que somos sólo carne y no podemos ser bautizados del Espíritu Santo.76 Dicen que este bautismo era sólo para los apóstoles. Con razón que la gente no se creen ser más que animales. Si no pudieramos estar unidos a Cristo con el Padre por el Espíritu, seríamos peores que animales. La mayoría de los ministerios de hoy en día no están unidos a Cristo con el Padre por el Espíritu porque no han sido nacidos "de agua y del Espíritu" (Juan 3:5). Es decir, Cristo no los bautizará con el Espíritu Santo y fuego porque no creen en la Palabra de Dios. El Consolador, que es la vida entera de la Deidad, no puede vivir en ellos para darles la inmortalidad de Dios. No tienen el poder de convertirse en los hijos de Dios. "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre [la Palabra de Dios77], les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). Esta escritura dice que a las personas que primeramente creen se les dará el poder para convertirse en los hijos de Dios, o el bautismo del Espíritu Santo. Estos supuestos ministros están procurando luchar una guerra espiritual sin la Deidad o el poder de Cristo viviendo en ellos.78 Por eso es que el mundo ha visto a tantos ministros impotentes renunciar y apostatarse de Dios ante sus propios ojos. Muchos ministros sin duda han estado ignorantes del contenido de esta literatura tomada de la Biblia. Por lo tanto, pueden obtener arrepentimiento y poder si reciben al Señor y Su plenitud.

Cristo anima al mundo entero: "Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar [permanentemente a]…vuestras almas" (Mt. 11:28-29).79 Después que el Dios Trinidad, el Consolador, entra en nosotros cuando recibimos el bautismo del Espíritu Santo, Él también desea conducirnos en cada buena obra Suya.80 El camino a nuestro desarrollo completo en Cristo tiene que comenzar primero en nuestra creencia de la Palabra entera de Dios. Deja que Cristo comience Su vida en ti ahora recibiendo el Espíritu, la vida de Él contenida dentro de Su Palabra. Asegúralo que tu fe en Su Palabra crecerá más y más cada día.81 Entonces recibe el bautismo del Espíritu Santo, la promesa del Padre, el poder desde lo alto, buscándolo.82

No tenemos que esperar para orar por el bautismo del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo fue dado en el día de Pentecostés y ha sido regalado continuamente a todos los que creen en la Palabra y la reciben.83 Sólo tenemos que esperar hasta que lo recibamos antes de entrar al ministerio de Cristo. Tú puedes recibir tu salvación ahora mismo si crees en la Palabra.84 Cualquiera puede recibir el bautismo del Espíritu Santo, el cual los proveerá con salvación completa en este mismo momento.

Primero, tienes que creer en toda la Palabra de Dios para que puedas ser nacido de agua. Entonces, con agradecimiento, tienes que pedir y recibir la promesa del Padre, el poder desde lo alto, para que puedas ser nacido de nuevo, no sólo de agua sino también del Espíritu. "Que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" (Gá. 3:14).85 Todos somos "hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús [la Palabra]" (Gá. 3:26). Cada uno tiene que recibir la salvación por fe. "Que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios [el bautismo del Espíritu Santo]" (1 Co. 2:5). "El justo por la fe vivirá" (Gá. 3:11).86 Todas las cosas de Dios son recibidas por fe.87¿Por qué no recibes el principio de tu vida eterna ahora mismo diciendo esta oración?

Oración

Mi Señor y mi DIOS, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que JESUCRISTO es el Hijo del DIOS viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre para el perdón de todos mis anteriores pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4y que Él está sentado a la diestra de DIOS en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración.5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón, Señor JESÚS. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor JESÚS; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, la Biblia, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso sé que Tú me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor JESÚS, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


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Notas del :

1 Sal. 27:14, Is. 40:31, Jn. 14:16-20, 26, 15:26, 16:7, Hch. 1:4-5, 8, Gá. 5:5vuelva

2 2 Ti. 3:5, 4:3-4 vuelva

3 Gá. 3:14 vuelva

4 Hch. 13:2, 6:3, Ro. 15:16, 2 Co. 3:5-6, 6:1, 3-7 vuelva

5 Jn. 3:3, 5 vuelva

6 Ez. 3:17-21 vuelva

7 2 Cr. 32:8, 2 Co.10:3-5, Ef. 6:11-18, 1 P.5:8-9 vuelva

8 Ef. 6:11-18, Ap. cap. 12, 13:7, 17:14, 19:11-21 vuelva

9 Jn. 6:63, 15:5-6, 2 Co. 3:5 vuelva

10 Jn. 3:5, 7, Gá. 3:22, 2 Ti. 3:15, He. 10:22, 11:6, Stg. 2:22, 1 P.1:9 vuelva

11 Lc. 24:47-49, Hch. 1:8 vuelva

12 Jn. 3:5 vuelva

13 Is. 55:10-11, Mt. 13:19-23, Jn. 15:3-5, Ef. 5:26-27, He. 10:22, 1 P. 1:23 vuelva

14 Lc. 3:21-23, 24:49, Hch. 2:1-4 vuelva

15 Lc. 2:7, 11-12, 40-47, 52, 3:21-23, He. 2:16 vuelva

16 Lc. 2:49-52, Hch. 5:32, Fil. 2:8, He. 11:6, Jud. 20 vuelva

17 Pr. 6:20-23, Mt. 7:24-25, 13:23, Lc. 11:28, Jn. 8:31-32, Hch. 17:11, Ro. 10:17, 15:4, Ef. 4:13-15, 2 Ti. 2:15, Stg. 1:21-22, 25, 1 P. 2:2, 2 P. 3:18 vuelva

18 Mr. 16:15-16, Lc. 3:16-17, 14:23, 2 Ti. 2:15, 21, 1 P. 3:15 vuelva

19 Jn. 14:16-20, 23, 15:4-8, 17:18, 21-23, 1 Co. 6:19-20, 15:10, Gá. 2:20 vuelva

20 Ro. 1:18-19, Ef. 5:6-11, Col. 3:6, Tit. 1:16, 1 P. 2:7-8 vuelva

21 Mt. 24:13, Ro. 5:19, Col. 2:12, 1 P. 1:9 vuelva

22 1 Co. 6:9-10, Gá. 5:19-21, Ef. 5:5, He. 12:14 vuelva

23 Ef. 5:27, 2 P. 3:14 vuelva

24 Mt. 26:41, Lc. 22:40, Ef. 4:13-15 vuelva

25 Ro. 8:1-14 vuelva

26 Jn. 3:6-8 vuelva

27 Zac. 4:6, Mt. 3:11, Jn. 10:1, 9, 11:25-26, 14:6, 15:5, Ro. 8:6-11, 37 vuelva

28 Jn. 14:27, Ro.5:1-11, 15:13, Fil. 4:7 vuelva

29 Mt. 26:39, Lc. 4:1, Jn. 3:34, 4:34, 5:19-23, 27, 30, 6:38-40, 8:28-29, 9:4, 12:49-50, 14:10-12, 17:1-6, 12, He. 5:8-9 vuelva

30 Sal. 45:7 vuelva

31 Lc. 3:21-22, Hch. 2:1-4 vuelva

32 Jn. 7:38-39, 10:30, 12:23-24, 14:16-21, 16:7-8, 17:21-23, 1 Jn. 5:7 vuelva

33 Jn. 12:24,16:7-8, Hch. 2:33, Ef. 1:17-23 vuelva

34 Sal. 33:11, Ec. 3:14, Mal. 3:6, He. 13:8 vuelva

35 Jn. 3:5, 7 vuelva

36 Hch. 2:37-43, 3:2-8, 4:4, 31, 33, 5:12, 14-16, 6:7-8, 9:17-22, 1 Ts. 1:5 vuelva

37 Hch. 1:8, 2:1-4 vuelva

38 Pr. 13:13, Is. 5:24, Mr. 16:16, Lc. 8:12, Jn. 3:18, 36, 8:47, 12:48, 1 Co. 1:18, 2 Ts. 2:12, 2 Ti. 4:3-4, He. 2:1-3, 3:12, 18-19, 4:6, 11-12, 2 P. 3:15-16, Ap. 21:8 vuelva

39 Stg. 2:26 vuelva

40 Jn. 1:1, 14, Hch. 15:11, 16:31, 2 Ti. 3:15-17, 1 Jn. 5:11-13, Ap. 19:13 vuelva

41 Mt. 13:19, 38-39, Jn. 8:44, Hch. 2:38-39, 1 Ti. 5:15 vuelva

42 Gn. 3:1-6, 11-19, 1 Ti. 2:14, 4:1-2, 2 Ti. 4:3-4 vuelva

43 Jn. 1:1, Ap. 19:13 vuelva

44 Mt. 21:9, Lc. 2:11, Jn. 1:14, Gá. 4:4-5, Fil. 2:5-11, 1 Ti. 2:5-6, 1 Jn. 1:1-3 vuelva

45 Mt. 13:19-24, 1 P. 1:23, 1 Jn. 3:9 vuelva

46 Zac. 4:6, Lc. 8:5-15, Jn. 15:26, 1 P. 1:23vuelva

47 Is. 55:10-11, Mt. 13:19-23, Jn. 15:3-5, Ef. 5:26-27, He.10:22, 1 P.1:23 vuelva

48 Jl. 2:28-29, Hch. 2:18 vuelva

49 Hch. 19:2, 6, 8:14-17 vuelva

50 Is. 28:11, Mr. 16:17, Hch. 2:1-4, 19:2-6, 1 Co. 14:21 vuelva

51 Mt. 13:3-7, Jn. 6:65-66, 1 Ti. 4:1, 2 Ti. 4:10, He. 3:12-13 vuelva

52 Mt. 5:13, Lc. 9:62, 11:23-26, 15:6, Jn. 15:6, 1 Co. 10:1-12, Gá. 4:9, 5:7, 1 Ti. 1:19-20, 2 Ti. 2:12, He. 3:12-14, 4:1, 11, 6:4-8, 10:26-29, 38, 2 P. 2:20-22, 2 Jn. 9, Ap. 2:4, 3:2-3 vuelva

53 Esd. 8:22, Ez. 3:20, 18:26, 33:12-13 vuelva

54 Mt. 5:20, 6:19-20, 1 Co. 6:9-10, Gá. 5:19-21, Ef. 5:5, 27, 1 P. 1:4, 2 P. 3:13, Ap. 21:27 vuelva

55 Ec. 9:8, Dn. 12:3, Mt. 5:8, 12, Ef. 5:27, 2 P. 3:14, Ap. 7:13-14, 19:7-8 veulva

56 2 P. 2:4, Jud. 6, Ap. 12:3-4 vuelva

57 Sal. 9:17, 1 Co. 6:9-10, He. 2:1-4, Ap. 19:20, 20:15, 21:7-8 vuelva

58 Sal. 23, Is. 9:16, 56:10-11, Jer. 8:8-9, 23:21, 31-32, Mt. 15:7-9, 13-14, 23:13, Jn. 10:27-29, Ro. 8:9, 1 Ti. 1:7, Ti. 3:7, Tit. 1:10-11, 2 P. 2:1-3, 1 Jn. 2:3-4, 2 Jn. 9 vuelva

59 Jn. 3:3-5 vuelva

60 Lc. 1:2-3, Jn. 15:27, Hch. 1:21-22, 1 Jn. 1:1-2 vuelva

61 Mt. 10:27, Mr. 16:15-16, Lc. 24:46-48, Jn. 3:13-18, 15:16-27 vuelva

62 Mt. 28:19 vuelva

63 Lc. 24:49, Hch. 1:4 vuelva

64 Sal. 148:3-5, Mt. 8:24-27, 28:18, Col. 1:16-17, Ap. 4:11 vuelva

65 Gn. 1:2-19, Sal. 33:4, 6-9, Jn. 1:3, 1 Co. 8:6, Ef. 3:9, Col. 1:16-17, He. 1:2, 10, 11:3, Ap. 3:14 vuelva

66 Jn. 1:1-3, He. 11:3 vuelva

67 Jn. 5:28-29, 2 Co. 5:10, Ap. 20:11-13vuelva

68 1 Cr. 28:9, Sal. 33:13-15, 44:21, 139:1-4, Job 28:10, 24, 42:2, He. 4:13 vuelva

69 1 P. 1:15-23, 2 P. 3:10-14 vuelva

70 Dt. 1:26-28, 12:28, 28:1-13, Jos. 1:8, Pr. 3:26, 14:26, Lc. 11:28, Ef. 3:12, Fil. 1:25, 1 Jn. 2:28 vuelva

71 Gn. 3:16-19, Jos. 7:15-26, 1 S. 13:9-14, 1 R.13:1-26, Job 4:19-21, 20:5, 8, 18:14, 21:13, 27:8, 20-21, Sal. 37:1-2, 9-10, 49:6-7, 14, 73:3, 17-20, Pr. 28:1, Is. 57:20-21, Jon. cap. 1 vuelva

72 Pr. 19:27, Mt. 24:4, Hch. 20:29-31, 2 Co 11:4, 13-15, He. 13:9, Gá. 1:6-9, 1 Ti. 6:3-4 Pr. 19:27, Mt. 24:4, Hch. 20:29-31, 2 Co 11:4, 13-15, He. 13:9, Gá. 1:6-9, 1 Ti. 6:3-4 vuelva

73 Jn. 6:56-58, 14:19-21, 23, 15:5, 7-8, 17:11, 20-23, 26, Ro. 8:10, Gá. 2:20, 1 Jn. 4:12-13 vuelva

74 Mr. 16:19-20, Hch. 2:32-36, 5:30-32, He. 1:1-4 vuelva

75 Am. 8:11-12, 2 P. cap. 2 vuelva

76 Is. 8:20, Jer. 10:21, 12:10, Mt. 7:15, 15:9, 14, 2 Co. 11:3-4, 13-15, Gá. 1:6-8, 1 Ti. 4:1-2 vuelva

77 Jn. 1:1, Ap. 19:13 vuelva

78 2 Co. 10:3-5, Ef. 6:11-13 vuelva

79 1 P. 1:3-5 vuelva

80 Ro. 8:28, 2 Co. 9:8, Tit. 2:13-14, He. 13:20-21 vuelva

81 Ro. 10:17, Ef. 4:13-15, Col. 2:5-7, He. 6:1 vuelva

82 Mt. 21:22, Lc. 11:9-13 vuelva

83 Hch. 2:1-4, 4:31, 8:15-17, 9:17-18, 10:44-47, 11:15-18, 18:5-6, 19:4-6 vuelva

84 2 Ti. 3:15 vuelva

85 Gá. 3:22, He. 6:1, Stg. 2:22, Jud. 20 vuelva

86 Hab. 2:4, Ro. 1:17, He. 10:38 vuelva

87 Gá. 3:14, He. 11:1, 6, Stg. 1:6-7 vuelva

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Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

<

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

<

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva