EL PECADO DE

INCREDULIDAD

Por
Tony Alamo

El Espíritu Santo, el cual es el Consolador, entró al mundo para vivir solo en aquellos que creen.1 El recibirlo se llama el Consolador, el Bautismo con el Espíritu Santo, la promesa del Padre que solo viene a los que creen.2 La obra del Espíritu Santo en nosotros es más para convencer al mundo de pecado, de la justicia del Señor, y del juicio del Señor, que consolar al mundo injusto,3 que incluye a los que han dejado de servir a Cristo. Aquellos que cometen este grande pecado se llaman anticristos.4

Si te preguntas de cuál pecado está el Espíritu Santo tratando de convencer al mundo, es el pecado de incredulidad.5 ¿Por qué es tan importante creer todo lo que nos dice la Palabra de Dios, la Biblia? Porque por creencia en la Palabra de Dios, la cual es Dios, somos salvos, y por incredulidad o duda somos condenados.6 Puedes preguntarte, “¿Querrá decir esto que tenemos que creer en toda la Palabra de Dios, la cual nos dice que tenemos que hacer lo que dice para escapar la condenación?”7 ¡Sí! Si creemos de otra manera estamos cometiendo el pecado de incredulidad de la Palabra de Dios y estamos condenados.8

El Espíritu Santo, el Bautismo con el Espíritu Santo, el Consolador, ha sido enviado al mundo por Jesús para convencer al mundo de pecado, de la justicia de Dios y el juicio de Dios. Nos advierte que tenemos que guardar los mandamientos de Dios.9 Dios la Palabra declara que Jesús es la completa Palabra de Dios.10

Una tarde en Beverly Hills, antes de ser salvo, el Señor me convenció sobrenaturalmente que yo era un terrible pecador, lleno de incredulidad de Su Palabra y dudando que Él aún existía.11 Me convenció sobrenaturalmente que Él era justo y de la severidad del juicio que algún día tendría que enfrentar no solo yo, sino el mundo entero.12 Algunos meses más tarde, durante mi conversión sobrenatural a Cristo, el Señor me visitó otra vez hablándome de la severidad del juicio sobre los ángeles malvados y los que fueron dirigidos por ellos. Vi la sombra de las llamas del Infierno en una chimenea negra y púrpura, y oí el llanto, la lamentación y el crujir de dientes de aquellos en el Infierno que habían sido juzgados y luego conducidos a sus llamas.13 Sentí el choque así como las frustraciones de las almas de aquellos condenados, y los oí hablar palabras llenas de profunda tristeza y sin esperanza en una desesperación amarga. Ningún ser humano es capaz de observar ese juicio severo que ha ocurrido y hecho permanente sin derretirse al verlo.14 ¿Qué persona hay cuyo corazón no es ablandado al oírlo, y cómo podrían los reinados de sus corazones no ser angustiados con tal cosa? Solo aquellos que habitualmente cometen el pecado de incredulidad contra lo que Dios dice pueden ser tan duros. Dios ha juzgado contra ellos, y los ángeles se han llevado arrastrados a estos malditos después de haber estado ante la presencia del Señor de espíritus. Puesto que el Señor de espíritus se ofendió con ellos, nunca jamás se pararán ante los ojos del Señor porque como nobles, se comportaron como les pareció bien en la tierra. Dios ha traído un juicio secreto sobre ellos para siempre.15 Continuará haciéndolo para todos los que se comportan inadecuadamente.

“El pecado es infracción de la ley [Su Palabra]” (1 Juan 3:4).16 ¿Guardas tú cada mandamiento? Si no, es porque no crees en la condenación que Dios promete que sufrirás eternamente por violar uno de Sus mandamientos. Si no crees en esta condenación, estás cometiendo el pecado de incredulidad. No hay otra manera de ser salvo sino por creencia, fe, en la santa Palabra de Dios.17

Júzgate a Ti Mismo

Si reexaminamos nuestras vidas hasta unas horas atrás, y luego nos juzgamos con la Biblia, como lo hará Dios en el Día de Juicio, sabremos inmediatamente si iremos al Cielo o al Infierno.18 Eso es, claro, si no cambiamos nuestra manera de vivir. Si nos juzgamos de esta manera, no habrán sorpresas en el Día de Juicio cuando estemos ante Dios.19

¿Has glorificado al Señor de espíritus? ¿Has glorificado al Señor permitiéndole hacer Sus obras ambos en y a través de ti? Veo al mundo secular y al supuesto mundo espiritual confiando en el cetro (su propia voluntad, su propia autoridad) de sus propias acciones y su propio dominio más bien que el de Dios, y su interés es en su propia gloria más que en la glorificación de Dios solamente.20

En el día de su sufrimiento y de su apuro, Dios no los salvará.21 Ni encontrarán descanso.22 Han confesado al Señor como fiel en todas Sus obras, en todos Sus juicios, y en toda Su justicia. En Sus juicios, Él no es aceptador de personas, y todos los delincuentes tienen que apartarse de Su presencia por cuenta de sus malas acciones.23 No se pueden contar todos los pecados del mundo, y todos son iguales que el pecado de incredulidad.24 En el Día de Juicio, ellos y el resto de los perdidos no arrepentidos del mundo se dirán, “Nuestras almas están saturadas con los instrumentos de nuestros crímenes,” pero esto no los prevendrá de descender a la matriz ardiente del Infierno. Todos los rostros de aquellos que han cometido el pecado de incredulidad estarán llenos de tinieblas y confusión ante el Hijo del hombre, de cuya presencia serán echadas, y la espada de la Palabra permanecerá ante ellos para castigarlos y expulsarlos eternamente.25

El Señor Dios de todo nos advierte que éste es el decreto y el juicio contra los príncipes, los reyes, los elevados, y todos aquellos que posean la tierra ante la presencia del Señor de espíritus.26 Tenemos que morir y pasar la eternidad en el Infierno a menos que dejemos que el Espíritu Santo nos convenza de nuestro pecado de incredulidad en la Palabra de Dios y luego arrepentirnos, así como hicieron los tres mil hombres que fueron convencidos de sus pecados después de oír la predicación del Espíritu Santo por medio del Apóstol Pedro.27 Todos clamaron, “Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:37-38).

Él nos dijo que el mismo poder viviría en todos aquellos que creen en la Palabra de Dios, la cual de nuevo es el Señor Jesucristo.28 “Cree en el Señor Jesucristo [toda la Palabra de Dios], y serás salvo” tiene el mismo significado que “Cree cada Palabra de Dios y serás salvo” (Hch. 16:31).29

La Palabra de Dios declara que Dios perdona todos nuestros pecados anteriores.30 De ninguna manera significa que Él nos perdona de los pecados del presente y del futuro, como predican hoy los ministros de Satanás en los púlpitos.31 La Biblia tampoco dice que Dios nos ama incondicionalmente.32 Jesús dijo, “Vosotros sois Mis amigos, SI hacéis lo que Yo os mando” (Juan 15:14). Esta declaración es condicional. Sin embargo, cuando constantemente practicamos una vida de infidelidad, una vida de incredulidad, y una vida de pecado, destruimos la única posibilidad de jamás creer que Dios tiene el poder de vivir y obrar en nosotros diariamente, al igual que mantener una vida resucitada en nosotros.33 Esta es la única vida que satisfará a Dios y causará un juicio favorable para nosotros.34

Casi Demasiado Tarde

El fin del mundo se ha acercado.35 Es espantoso para mí ver tantos cientos de millones de personas cometiendo el pecado de incredulidad. Están envueltos en los asuntos improductivos y los cuidados de este mundo, cosas como los deportes, cocinando y cenando, el conocimiento improductivo y mundano del internet y de otros medios, la clarividencia, la política, y pasatiempos peligrosos, etc.,36 cuando deberían estar interesados solo en las tribulaciones terribles en las cuales el mundo pronto será sumergido y en lo que inmediatamente seguirá, la venida del Señor y el juicio severo que nos espera a todos.37 Se maldecirán ellos mismos por participar en todos los asuntos que el mundo está envuelto hoy en día en vez de buscar al Señor por medio de Su Palabra en oración, y alistarse para encontrarse con su Creador y vivir eternamente con Él.38 Necesitan creer en Dios suficientemente para dejar que Él haga las obras de Cristo en ellos, ya que es casi demasiado tarde. Solo aquellos que creen en Dios y constantemente están dedicando sus vidas enteras a Él en vez de a sus carreras, pasatiempos, etc. sin sentido e improductivos, alcanzarán entrar al Cielo.39

Hoy en día veo a muchos Cristianos hablando acerca del poder del Espíritu Santo. No tienen derecho ni autoridad para hablar de tal poder si no están experimentándolo y poseyéndolo.40 Pablo dijo, “Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (1 Co. 2:4). ¿Cómo puede alguien convertirse en un Cristiano o caminar en el poder espiritual de Cristo si no cree en todo lo que está en la Palabra, la cual es el Espíritu Santo de Dios de todo poder y es nuestra vida eterna?41

Dios desea confiarnos con Su Palabra. Él quiere que lo dejemos dispensar la verdad al mundo a través de nosotros así como fue escrita con el significado correcto.42 La misión de Dios en y a través de nosotros solo se puede lograr si permitimos que Cristo con Su Padre por el Espíritu unja Sus Palabras en y a través de nosotros, tal como Él hizo en y a través de Cristo, y haga Sus poderosas obras en y a través de nosotros, así como las hizo Él en Cristo.43

La mayoría de los Cristianos confían en la obra de Cristo, pero no confían en la obra del Espíritu Santo, quien es el que tiene que trabajar en ellos de la misma manera que trabajó en Cristo.44 Jesús dijo que las Palabras que Él habló y las obras que Él hizo fueron por el Espíritu de Dios trabajando en Él.45 Este mismo Espíritu Santo de Dios está obrando continuamente en los espíritus de cada verdadero Cristiano para “el querer como el hacer, por Su buena voluntad” respecto a Su obra celestial ambos en y a través de nosotros (Fil. 2:13). De la misma manera que el aire, el agua, y la comida trabajan misteriosamente en nosotros para mantenernos vivos y físicamente fuertes, así también obra el Espíritu Santo misteriosamente en nosotros que creemos “el querer como el hacer, por Su buena voluntad” para mantenernos fuertes espiritualmente. Él mantiene nuestro hombre interno vivo y fuerte espiritualmente con Su Espíritu Santo alimentándonos, regándonos, y llenándonos con el aliento de la vida eterna de Dios, el cual nos alimenta espiritualmente y nos hace madurar46 hasta que seamos llenos del poder de Dios47 y de humildad48 para que Dios por nosotros pueda reprender “al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). Tenemos que creer que los Cristianos son los templos de Dios, Su mansión, Su casa.49 Él está viviendo en mí y está obrando en mí, como hizo en Cristo, ambos para el querer como el hacer, por Su buena voluntad.

Jesús nos dijo en las siguientes Palabras que Dios no solo viviría en el cuerpo humano de Cristo, sino también en los cuerpos de muchos otros seres humanos: “En la casa de Mi Padre muchas moradas hay [mansiones humanas,50 templos humanos,51 casas humanas.52 ¿Crees esto, o cometerás el pecado de incredulidad respecto a ello? Jesús dijo]; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho” (Juan 14:2). Jesús está diciéndole lo mismo al mundo que tiene que creer en la obra que el Espíritu Santo hizo en Su cuerpo humano y que continúa haciendo en los muchos miembros de Su Cuerpo53 durante cada edad desde el día de Pentecostés. Cree también que cuando te conviertes en un miembro del Cuerpo de Cristo, nacido de nuevo del Espíritu Santo de Dios, Dios el Espíritu Santo también estará viviendo y haciendo Sus poderosas obras tanto en y a través de ti, también como en y a través de miles de otros cuerpos humanos, templos, mansiones, casas santificadas que componen todo el Cuerpo colectivo de Cristo, del cual Cristo es la Cabeza. Jesús dijo, “El que en Mí cree, las obras que Yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque Yo voy al Padre” (Juan 14:12),54 y Él “mora con vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14:17).

Si eres un verdadero Cristiano, es importante que creas que todo el Dios Trino está en ti obrando, haciendo Su buena voluntad. “Si pecáremos voluntariamente [es seguro que somos culpable del pecado de incredulidad] después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (He. 10:26-27).

Muchos Cristianos, así como los que no son salvos o que están pensando en venir a Cristo, preguntan, “¿Cómo puedo confiar en el Señor? ¿Cómo puedo estar seguro que puedo confiar en el Señor para prevenir que jamás peque otra vez?” También preguntan, “¿Cómo puedo confiar de ahora en adelante, veinticuatro horas al día, cada día de mi vida, que el Señor me va a proteger, o que Él tiene la capacidad de protegerme de ser tentado por el pecado para que yo pueda gozar una comunión permanente y confortable con Él, para que Jesús pueda morar en mí, y para que yo pueda continuar confiando en Él para siempre y en cada Palabra que Él jamás haya hablado?” El momento que pensamos en hacer una pregunta tan dudosa, hemos cometido el pecado de incredulidad. Estamos descreyendo la obra del Espíritu Santo obrando en nosotros para “el querer como el hacer, por Su buena voluntad” (Fil. 2:13). Cuando la gente hace tales preguntas dudosas, no pueden continuar una comunión preciosa con el Señor Dios. Los pecadores que hacen este tipo de preguntas no pueden ser salvos, porque de nuevo, somos salvos por fe, no por duda. Recuerda, por duda somos condenados.55 Una vez más, la gente que hacen tales preguntas dudosas están buscando algún poder secreto para confiar en ellos mismos y sus propios espíritus humanos en vez de confiar en Dios el Espíritu Santo quien desea hacer Sus obras en y a través de ellos.56 La escritura dice, “Dios es el que en vosotros [no tú obrando en ti mismo] produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad [no tu buena voluntad]” (Fil. 2:13).

Si no creemos que Dios vive en otros seres humanos, otros templos, otras mansiones, u otras casas, como hizo en el cuerpo humano de Cristo, estamos cometiendo el pecado de incredulidad.57 Esto es porque solo estamos creyendo las obras específicas que el Espíritu Santo hizo en el cuerpo humano de Jesús, no la obra completa del Espíritu Santo, quien hizo Su misma obra en miles de otros que rindieron sus vidas y sus cuerpos a Su obra a través de cada edad desde el día de Pentecostés. Dios, el Espíritu Santo, también desea obrar en los cuerpos humanos de cada Cristiano lleno del Espíritu de cada edad para el querer como el hacer de Su buena voluntad. Estás cometiendo el espantoso pecado de incredulidad si no crees en las muchas escrituras que el Espíritu Santo ha inspirado que escriban los profetas acerca de la continuación de la encarnación de Cristo en aquellos de nosotros que somos la verdadera Iglesia, es decir, con respecto a la continuación de la encarnación de Cristo con Su Padre por el Espíritu que no sólo ha vivido en el Cuerpo humano de Cristo, sino también en los muchos miembros del misterioso Cuerpo de Cristo por cada época, algo que continuará hasta el fin del mundo.58

No hay nada dentro de nuestro espíritu humano en que podramos confiar con respecto a la estabilidad y el poder espiritual.59 Todo lo que es humano o tiene carne humana por dentro o por fuera está contra Dios o en enemistad con Dios.60 Esto significa que cada cosa humana no regenerada, que es contraria a Dios, en enemistad con Dios, o en guerra con Él, tiene que ser removida desde dentro de nosotros y ser reemplazada con el Espíritu de Dios.61 Cada cosa humana dentro de nosotros tiene que disminuirse constantemente hasta que desaparezca por completo62 y sea reemplazada por la vida maravillosa, eterna de Dios porque ninguna parte de nuestro ser anterior, no regenerado, incluyendo nuestra carne, nuestra sangre, y nuestra manera carnal y mundana, las cuales están completamente contrarias a Dios, entrarán al Reino de Dios.63 Nuestros ojos tienen que estar sólo en la obra de Jesús.64 Haciéndo esto, siempre sabremos lo bueno de lo malo y nunca cometeremos el pecado de la incredulidad.

Otra Herejía Expuesta

Los falsos profetas, predicadores y profesores mienten diciendo, “Nadie es perfecto. Es imposible ser perfecto.” No son predicadores de la fe sino que son predicadores pecaminosos de la incredulidad. Cientos de versículos en la Palabra de Dios nos dicen que tenemos que ser perfectos o no podremos entrar al Reino de los Cielos.65 No es difícil ser perfecto. Eva no tenía que coger la fruta del árbol y comérsela, y tú no tienes que cometer ningún pecado. Sólo dile no al pecado. Si no creemos que podemos ser hechos perfectos por el poder del Dios Trino viviendo en nosotros, estamos cometiendo el pecado de incredulidad. ¿Qué clase de Dios nos mandaría ser perfectos si no fuese posible? La Biblia nos dice, “Todas las cosas son posibles para Dios [viviendo en nosotros]” (Mr. 10:27).66 Jesús dijo, “Yo he vencido al mundo.” Nosotros también podemos hacerlo cuando permitimos que Cristo con Su Padre por el Espíritu vivan y obren en nosotros con Su poder (Juan 16:33).67 El Espíritu de Dios viviendo y obrando en nosotros mata o mortifica a cada lujuria carnal y deseo mundano.

Cristo es el único perfecto, y cuando nosotros estamos en Él, somos perfectos. Quizás no somos perfectos según los estándares de los hombres, del diablo, de los falsos profetas o de los falsos acusadores, pero según el Apóstol Juan, “Todo aquel que permanece en Él [Jesús, el Espíritu Santo] no peca; todo aquel que peca, no le ha visto [a Jesús], ni le ha conocido” (1 Juan 3:6). Hebreos 13:20-21 declara, “Y el Dios de paz...os haga APTOS [PERFECTOS] en toda buena obra para que hagáis Su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable de Él por Jesucristo.”68

Si estamos caminando en el Espíritu, somos aceptados en el Reino de los Cielos porque somos perfectos. Esto es porque en la vista de Dios somos perfectos, y sólo tenemos que ser perfectos para Dios. Mientras que exista el mundo, siempre habrán mentirosos y falsos acusadores. También siempre habrán los perfectos de Dios, aquellos que permiten que Cristo viva la vida de Dios en ellos. Cada persona que entrará al Cielo tiene que estar sin “mancha ni arruga ni cosa semejante, sino...[ser] santa y sin mancha,” o perfecta (Ef. 5:27).69 Los términos mancha y arruga citados en estos versículos de escritura son simbólicos del pecado, y nadie con pecado en su alma entrará al Reino del Cielo.

Aquellos que dicen cosas falsas contra los Cristianos para humillarlos, al igual que los que mienten de ellos con el propósito de arruinar su buena y perfecta reputación tienen que arrepentirse de este pecado de incredulidad y ser perfectos ellos mismos.70 Tienen que creer que es Dios, el Espíritu Santo, obrando en nosotros para el querer como el hacer de Su buena voluntad con respecto a nuestra salvación y la salvación de muchas otras almas humanas. Si por un momento nos ponemos a observar la obra del Espíritu Santo más bien que la obra de Jesús, estamos dudando en la obra del Espíritu Santo, quien constantemente está obrando en nosotros. Este es un pecado de incredulidad ya que si hacemos eso, estamos dudando que Él está constantemente obrando dentro de nosotros para el querer y el hacer de Su buena voluntad.71 No se puede decir lo suficiente que Él continuamente está obrando en nosotros. Verdaderamente lo está. Solo no dejes que ningún otro espíritu te convenza a hacer cualquier otra obra que no sea la obra perfecta y sin pecado que hizo Jesús.72 Mantén tus ojos en la obra de Jesús, y el Espíritu Santo honrará tu fe obrando en y a través de ti para el querer y el hacer todas las cosas que Él hizo y que agradaron a Dios, las cuales fueron las cosas que Él hizo y habló en el cuerpo humano de Jesús.73 Cuando vemos en la Biblia la obra de Jesús, estamos en el preciso lugar en que el Espíritu Santo quiere que estemos, y de nuevo, Él sin duda está haciendo Su obra en y a través de nosotros. Si no estuviéramos con nuestros ojos en las obras de Jesús y confiando en la obra del Espíritu Santo dentro de nosotros, la tentación sería más de lo que pudiéramos soportar.74

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Co. 10:13).

Estamos ahora en el fin del tiempo.75 Una de las últimas señales mostrando que se ha acercado el fin del mundo es que “será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt. 24:14). Esta profecía ha sido cumplida por medio del internet, de satélites, y por literatura evangélica escrita y distribuida al mundo entero en cada idioma, también como por cintas evangélicas en cada idioma enviadas a través del mundo. Estamos en el fin del tiempo. Sabiendo esto, ¿cómo puedes continuar viviendo una vida que no satisface a Dios, nuestro Creador? ¿Cómo puedes darle la espalda a tu única esperanza de escapar el Infierno? ¿Cómo puedes rechazar al único Salvador, el único Redentor que Dios ha provisto para la salvación de tu alma?76 Si confías en la obra de Jesús, confía también en la obra del Espíritu Santo y permite que él obre en ti el querer y el hacer de Su buena voluntad.

Cada ser humano en el mundo entero tiene que sufrir y morir porque Eva no le creyó a Dios.77 Ella le creyó a Satanás quien le dijo que era bueno pecar, es decir, desobedecer a Dios y descreer Su Palabra. Así que ella comió del árbol.78 Aunque no parezca algo grande para ti, es una ofensa seria para Dios no creerle. Para Dios, es una ofensa seria no creer incluso una Palabra que Él nos dice.79 Dios nos dice que todos los pecadores no arrepentidos morirán e irán al Infierno.80 Satanás y sus ministros dicen que no iremos al Infierno si pecamos. ¿Serás como Eva creyéndole a Satanás,81 o le creerás a Dios como hizo Cristo, los profetas, los apóstoles, y todos Sus discípulos? Dios es un Dios bueno,82 pero Él es un Dios severo, y otra vez, el juicio es severo.83 Para mí, esto es lo que lo hace bueno. Todo lo dice en serio.84 Si no le creemos a Dios, estamos terriblemente engañados. El mundo está engañado porque ha creído el mensaje de Satanás, el cual dice que si pecan no irán al Infierno, aunque no se arrepientan de sus pecados.85 Si tus ojos espirituales estuvieran abiertos, verías que millones están en el Infierno y millones de otros están en camino.86 Oirías, como oí yo en una visión de Dios, las voces de aquellos que ahora están allí gritando y rogando por otra oportunidad, sabiendo que no tienen remedio.87 Dios dice que no hay una segunda oportunidad. No hay reencarnación.88 “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran UNA SOLA VEZ, y después de esto el juicio” (He. 9:27).

Jesús dijo, “Mirad lo que oís” (Mr. 4:24). Aprende a cerrar tus oídos a las voces de los muchos espíritus malvados que seducen, de los cuales advirtió el Apóstol Pablo con respecto a la hora y el tiempo actual en que estamos viviendo.89 Oye solo la Palabra de Dios. Jesús dijo, “Las ovejas [los discípulos de Cristo] oyen Su voz [la voz de Jesús]...Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”(Juan 10:3, 5).

Si tu deseo es permanecer fuera del Infierno, entonces tendrás que dejar que la voluntad de Dios sea hecha en y a través de ti. No hay otra manera posible de entrar al Cielo.90 Pídele a Cristo con el Padre por el Espíritu que entre en tu corazón ahora para “el querer como el hacer, por Su buena voluntad” (Fil. 2:13). Entonces Él trabajará en ti como hizo en el cuerpo humano de Cristo, y como Él hace hoy en día en aquellos de nosotros que nos hemos convertido en hijos de Dios por la virtud de Cristo, la plenitud de Dios, habiendo entrado en nosotros que le permitimos vivir Su vida y hacer Sus obras tanto en y a través de nosotros. Esto solo puede suceder confiando en la obra del Espíritu Santo y en la obra de Cristo, la cual fue hecha por virtud del Espíritu Santo viviendo y obrando en Él. Cristo confió en el Espíritu Santo para hablar todas Sus Palabras y hacer todas las obras del Padre. Confía en Él ahora para que haga las mismas obras en ti. El primer paso es recibir a Cristo con Su Padre por el Espíritu en ti para que Él pueda comenzar obrando en ti el querer y el hacer de Su buena voluntad. Comienza ahora diciéndole esta oración a Él:

Oración

Mi Señor y mi Dios, ten misericordia de mi alma pecadora.1 Yo creo que Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente.2 Creo que Él murió en la cruz y derramó Su preciosa sangre por el perdón de todos mis pecados. 3 Creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo4 y que Él está sentado a la mano derecha de Dios en este momento, escuchando mi confesión de pecado y esta oración. 5 Abro la puerta de mi corazón, y Te invito en mi corazón Señor Jesús. 6 Lava todos mis pecados sucios en la preciosa sangre que Tú derramaste por mí en la cruz del Calvario. 7 Tú no me rechazarás, Señor Jesús; Tú perdonarás mis pecados y salvarás mi alma. Lo sé porque Tu Palabra, así lo dice. 8 Tu Palabra dice que Tú no rechazarás a nadie, y eso me incluye a mí.9 Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.Por eso, sé que me has escuchado, sé que me has contestado, y sé que soy salvo.10 Y Te doy gracias, Señor Jesús, por salvar mi alma, y Te mostraré mi agradecimiento haciendo como Tú mandas y no pecar más. 11

Usted acaba de completar el primer paso en una serie de cinco pasos que se requieren para recibir la salvación. Su segundo paso es negarse a sí mismo y aceptar la cruz cada día con el propósito de mortificarse, es decir, para darle muerte a su propia voluntad, a su ser autosuficiente, y al mundo con todos sus deseos. Todos estos tienen que ser bautizados en la muerte de Cristo. El tercer paso es su resurrección de la vida satánica de Adán a la vida libre de pecados de Cristo. El cuarto paso es su ascensión a una posición de autoridad para reinar por Dios en la tierra, y el quinto paso es reinar por Dios en la tierra hasta el fin con el propósito de traer el reino del Cielo a la tierra. Usted tiene que aprender la Palabra de Dios, luego someterse y hacer lo que la Palabra dice, para que la Iglesia y el mundo puedan ver pruebas de su sumisión a la Palabra de Dios, Su orden, y Su autoridad en usted y por usted.
Alabado sea el Señor. Que Dios lo recompense abundantemente.

Pastor Mundial Tony Alamo


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Notas del "EL PECADO DE INCREDULIDAD":vuelva arriba

1 Jn. 14:1-2, 26-27, 17:20-23, 1 Co. 2:10-13, Gá. 3:22, Ef. 1:12-14, 18-19, 4:13, Fil. 3:14-15, Col. 4:12, He. 3:18-19, 4:1-12, 13:20-21, 1 Jn. 4:16 vuelva

2 Lc. 24:48-49, Jn. 14:15-21, 26, 15:26-27, 16:7-8, 13-16, Hch. 1:4-5, 2:33, Gá. 3:22, Ef. 1:12-14, He. 3:18-19, 4:1-11 vuelva

3 Job 21:30, Sal. 5:11-12, 50:22, Pr. 11:23, Ro. 2:2-13, Jud. 14-15, Ap. 7:13-17 vuelva

4 Jn. 6:66, 1 Jn. 2:18-19, 22, 4:1-3, 2 Jn. 7 vuelva

5 Mt. 13:58, 17:19-20, Mr. 16:15-16, Jn. 3:17-18, 16:8-9, Ro. 8:14-15, 10:8-11, 2 Ti. 4:2-4 vuelva

6 Sal. 34:22, Mr. 16:16, Lc. 7:50, Jn. 3:18, 36, 8:24, 11:25-26, 16:7-8, Ro. 1:16-18, 2 Ts. 2:10-12, He. 3:12, 19, Jud. 5, Ap. 21:8 vuelva

7 Ex. 20:5, Dt. 7:9-12, Pr. 1:20-33, 19:16, Jn. 15:6, 10, 14, 1 P. 2:6-8, 1 Jn. 2:3-5, 14, 17, 24-25, 28-29, 2 Jn. 9, Ap. 22:7, 12, 14 vuelva

8 Mt. 10:14-15, Mr. 16:16, Lc. 8:5, 11-12, Jn. 3:18, 36, Ro. 1:18, 2 Ts. 2:8-12, He. 3:7-12, 4:1-3, 6, 10-13, Jud. 5, Ap. 21:8 vuelva

9 Lc. 24:49, Jn. 14:26, 15:26-27, 16:7-11, Ro. 6:1-13, Gá. 5:16, Fil. 2:13, 15, 4:13, He. 2:18, 13:20-21, 1 P. 1:3-5, 1 Jn. 3:5-9, 5:18-20 vuelva

10 Jn. 1:1-3, 10-11, 14, Ap. 19:13 vuelva

11 Testimonio de Tony Alamo: Señales del Tiempo, Huesos Secos, Siervo del Señor, Los Peces Gordos, y Derritiendo los Corazones Fríos vuelva

12 Job 21:30, Sal. 50:3-6, 96:13, Ecl. 12:14, Dn. 7:9-10, Mt. 3:12, 7:19-23, 11:21-24, 12:36-37, 13:30, 40-43, 49, 25:30-46, Jn. 12:48, Ro. 2:5-16 vuelva

13 2 S. 22:6, Sal. 9:17, 116:3, Pr. 15:24, Mt. 8:12, 10:28, 13:40-42, 49-50, 2:13, 24:50-51, 25:29-30, Lc. 3:17, 13:27-28, 16:25-28, Ap. 14:10-11, 16:10, 20:11-15 vuelva

14 Dt. 32:22, Sal. 68:2, Is. 13:6-11, 33:14, Mic. 1:3-4, Mal. 3:2, Mt. 13:41-42, 49- 50, 22:13, 24:48-51, 25:41, Mr. 9:48, Lc. 13:24-28, 16:19-31, Ap. 20:9-10, 21:8 vuelva

15 1:20-32, Mr. 12:38-40, Jn. 5:28-29, Ro. 2:4-9, 11-16, Gá. 6:7-8, 2 P. Cap. 2, Jud. 14-16, Ap. 18:2-24 vuelva

16 Gn. 4:7, Jn. 16:8-9, Ro. 5:12-14, 19, 14:23, Stg. 2:8-10, 1 Jn. 3:8, 5:16-17 vuelva

17 Mt. 4:4, Jn. 14:6, Hch. 4:12, 1 Co. 6:8-10, 15:50, Gá. 5:19-21, Ef. 5:5-6, He. 10:38, 11:6, 13:4, Stg. 5:15, Ap. 21:8 vuelva

18 Jn. 12:47-48, Hch. 17:30-31, Ap. 11:1 vuelva

19 Lc. 12:57, Ro. 2:1-3, 1 Co. 11:31-32, 2 Co. 13:5, Gá. 6:7-8 vuelva

20 3:5-6, Mt. 10:38-39, Jn. 12:43 vuelva

21 Job 8:20, Pr. 1:22-32 vuelva

22 Is. 33:14, Mt. 3:12, 13:41-42, 49-50, 25:41, 46, Mr. 9:43-44, 2 Ts. 1:9, Ap. 14:8-11, 20:10, 21:8 vuelva

23 Mt. 3:10, 7:19-23, 13:47-50, 22:2-14, 25:14-46, Lc. 13:24-30, Ro. 2:11, Ef. 6:9, Col. 3:25, 1 P. 1:17 vuelva

24 Gn. 6:5-6, Mt. 24:12, 2 Ts. 2:10-12, 2 Ti. 3:1-9, 13, He. 3:7-12, Stg. 2:10-11, Jud. 4-19 vuelva

25 Sal. 21:8-10, Is. 57:20-21, Jl. 2:6, Sof. 1:17, Mal. 4:1, Mt. 3:12, 25:32-33, 41-46, Jn. 12:48, He. 4:12-13, 2 P. 2:17, Jud. 12-15 vuelva

26 Job 26:12, Sal. 9:17, 12:3-5, 101:5, Pr. 6:16-19, 16:4-5, Is. 14:4-22, Mt. 23:4-12, Ro. 11:20-21, 14:11, 1 Co. 6:9-10, Fil. 2:9-11, 1 Ti. 6:17, 2 Ti. 3:2-7, He. 4:13, Stg. 5:5, Ap. 1:7, 16:13-14, Cap. 18, 19:11-21 vuelva

27 Hch. 2:14-47, 3:19, 2 P. 3:9-12, Ap. 2:5, 3:18-22 vuelva

28 Jer. 31:33, Jn. 1:1, 12, 6:63, 17:2-3, Hch. 1:8, Ro. 8:1-11, 2 Co. 6:16, Col. 2:9-15, Ap. 19:13 vuelva

29 Jn. 1:1, 14, 6:63, Hch. 4:12, Ro. 8:1-4, 10-11, 10:9, Ap. 19:13vuelva

30 Lc. 9:23, Jn. 5:14, 8:11, Ro. 3:24-25, 8:1, 1 Co. 9:27, 15:31, 2 Co. 5:15-21, He. 6:4-6, 10:26-27 vuelva

31 Ro. 6:6-14, He. 6:4-6, 9:27-28, 1 P. 3:18, 2 P. 2:19-22 vuelva

32 Dt. cap. 28, 31:16-17, Jos. 24:20, 1 Cr. 28:9, 2 Cr. 7:19-20, 15:2, Esd. 8:22, Sal. 5:5-6, 11:5, 45:7, Pr. 1:22-23, 6:16-19, Is. 1:28, Jer. 17:13, 18:10, Jn. 14:21-24, 15:10, 14, Ro. 11:19-23, 13:3-4, 1 P. 3:12 vuelva

33 Job 21:30, Sal. 50:3-6, 96:13, Ecl. 12:14, Dn. 7:9-10, Mt. 3:12, 7:19-23, 11:21-24, 12:36-37, 13:30, 40-43, 49, 25:30-46, Mr. 4:22, 16:16, Jn. 12:48, Ro. 1:21-32, 2:5-16, 2 Ts. 2:3-4, 12, 2 Ti. 3:6-7, He. 11:6, 2 P. 3:7, 10-12, 1 Jn. 2:18-25, Ap. 1:7, 6:15-17 vuelva

34 Sal. 101:6, Hab. 2:4, 2 Co. 5:7, Col. 1:10-13, He. 11:6, 1 Jn. 3:22 vuelva

35 Sal. 102:25-26, Is. 13:6-13, 24:19-20, 51:6, 65:17, Jl. 1:15, 2:30-31, Mt. 5:18, 24:3-14, 29-31, 35-39, He. 1:10-12, 2 P. 3:10-13, Ap. 6:12-17, 20:11, 21:1 vuelva

36 Mt. 4:7 vuelva

37 Mt. 24:21-22, 28-33, 37-51, Lc. 17:26-30, 33, 1 P. 4:17-18, 2 P. 3:9-17 vuelva

38 Mt. 16:24-27, 7:24-27, 25:1-13 vuelva

39 Lc. 9:23-25, 10:25-28, 14:15-24, Ap. 3:15-19 vuelva

40 Pr. 25:14, Mt. 7:21-23, 15:13-14, Lc. 24:49, Jn. 15:4-5, Hch. 1:8, 19:13-16, Ro. 8:5-9, 13:1, 1 Co. 2:11-14, 2 Co. 3:5-6, 2 P. 2:17-19 vuelva

41 Sal. 119:9, 11, Zac. 4:6, Is. 42:8, Mt. 4:4, 11:2-5, 16:16, 27:50-54, 28:18, Lc. 24:49, Jn. 1:12, 3:3-6, 5:24, 6:53-58, 68, 10:17-18, 11:25-26, 12:44, 14:6, 10, 15:1-7, Hch. 1:1-11, 4:12, 10:38-41, 16:29-31, Ro. 1:16-17, 10:9, 17, 13:1, 14:9, 1 Co. 1:24, 2:4, Ef. 2:8-10, 5:25-27, Col. 2:9-10, He. 11:6, Ap. 1:8 vuelva

42 Neh. 8:7-9, Pr. 30:5-6, 2 Ti. 2:15, 2 P. 1:19-21, Ap. 22:18-19 vuelva

43 Jn. 15:1-8, 17:18-23, 1 Co. 3:9, 6:19-20, 15:10, 2 Co. 5:17-21, Ef. 3:16-21, Col. 1:27-29, 2 Ti. 1:14, 1 Jn. 2:27 vuelva

44 Lc. 24:49, Jn. 14:10, 12, 15-18, 26, 16:7-11, Hch. 1:8, Ro. 8:26, Fil. 2:13 vuelva

45 Jn. 3:34, 4:34, 5:19-23, 27, 30, 6:38-40, 8:28-29, 9:4, 12:49-50, 14:10-12, 17:1-6, 12,19 vuelva

46 Sal. 46:4-5, Is. 12:3, 32:1-4, 49:9-10, 55:1-3, Ez. 36:24, 47:1-12, Jn. 4:10, 13-14, 6:32-35, 47-58, 7:37-39, 8:31-32, 2 Co. 1:21-22, Ef. 3:14-20, 4:10-16, 5:25-32, Col. 1:9-14, 21-23, 2:6-10, 2 Ts. 2:16-17, 3:3, 2 Ti. 2:15, 3:14-17, He. 5:13-14, 1 P. 2:1-5, 5:10, 2 P. 3:18, Ap. 21:6-7, 22:1-2 vuelva

47 Jl. 2:1-11, 16, Lc. 10:19-20, Hch. 1:8, Ro. 8:37-39, Ef. 1:17-23, 3:16-21, Col. 1:10-11, 29, 2:9-10, 2 Ti. 1:7, 1 Jn. 2:13-14, 4:4, 5:4 vuelva

48 Sal. 25:9, 131:1-2, 138:6, Pr. 15:33, Is. 57:15, 66:2, Mt. 5:3, 11:29, 18:2-4, 20:26-27, Jn. 13:14-16, 1 Co. 2:1-5, Fil. 2:3-11, Col. 3:12-15, Stg. 4:6, 10 vuelva

49 Mt. 7:24-25, Jn. 14:2-3, 20, 1 Co. 3:16-17, 6:15, 19-20, 2 Co. 6:16-18, Gá. 2:20, Ef. 2:19-22, Ap. 3:12 vuelva

50 Jn. 14:2-3. 23, 1 Jn. 4:13 vuelva

51 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, 2 Co. 6:16, Ef. 2:19-22, Ap. 3:12 vuelva

52 Mt. 7:24-25, Lc. 6:47-48, 2 Co. 5:1-2, He. 3:6, 1 P. 2:5 vuelva

53 Jn. 12:23-26, 14:2-3, 18-20, 15:4, 8-11, Ro. 12:4-5, 1 Co. 6:14-17, 12:11-28, Ef. 4:23-25, 5:23-32 vuelva

54 Mt. 10:16-20 vuelva

55 Mr. 16:16 Jn. 1:10, 14:15-17, 23-24, Ro. 8:7-8, 2 Co. 6:14-15, Ef. 2:8, 12, He. 11:6, Stg. 4:6, 10, 1 P. 5:5-6, Ap. 3:20 veulva

56 Gn. 6:17, Sal. 78:10, Pr. 1:23-26, Jer. 7:24, 44:16-17, Zac. 7:11-12, Mt. 24:37-39, 48-51, 25:40-41, Lc. 13:26-28, 16:19-21, 25, 18:9, 2 Ti. 4:10, He. 3:7-12, 2 P. 2:4-6, 10-14, Ap. 19:20, 20:10, 14-15 vuelva

57 Jl. 2:28-29, Mt. 10:19-20, 28:19-20, Mr. 13:11, Jn. 3:3, 5-7, 14:12-14, 16-17, 23, 26, 15:26-27, Hch. 2:17-18, Ro. 8:10, 2 Co. 6:16-18, Col. 1:27, 2:2 vuelva

58 Jl. 2:28-29, Jn. 12:24, 14:8-21, 23, 26, 15:4, 11, 17:20-23, 26, 1 Co. 3:16-17, 6:19-20, 15:10, Ap. 3:20 vuelva

59 Ecl. 9:3, Is. 40:6-8, Mt. 26:41, Jn. 6:63, 15:5, Ro. 3:10-11, 7:5-6, 18-19, 24-25, 8:1-3, 6-8, 13, 1 Co. 2:14, 2 Co. 3:5, 12:9-10, Stg. 1:9-11, 4:13-14, 1 P. 1:23-25 vuelva

60 Is. 59:2, Ro. 6:6, 11-13, 16, 8:1, 5-9, 12-13, Col. 3:5-6, Stg. 4:4 vuelva

61 Jn. 14:15-20, 23, 26, Ro. 5:9-11, 6:3-14, 7:4-6, 8:1, 6-11, 26-28, 2 Co. 5:17-21, Ef. 2:1-6, 15-18, Col. 1:21-23, 2:10-15, 3:1-3, Stg. 4:4 vuelva

62 Mt. 16:24-25, 18:3, Lc. 9:23, Jn. 3:3, 5-6, 30, 2 Co. 10:3-6, Gá. 2:20, 5:24, Fil. 3:7-11, 1 Peter 2:24 vuelva

63 Mt. 5:20, 7:21-23, 13:41-43, 18:3, Ro. 1:29-32, 1 Co. 15:50, Gá. 5:19-21, Ap. 21:27, 22:14-15 vuelva

64 Mt. 5:13-16, 6:19-24, 7:7-8, 11:28-30, 14:24-33, 22:37, Mr. 12:30, Jn. 4:22-24, 34, 10:3-5, 27, 15:7-8, 14, Ro. 8:1-17,12:1, 1 Co. 9:16, 27, 2 Co. 5:11, 13:11, Gá. 6:7-8, Ef. 6:10-18, Fil. 2:13-16, Col. 1:21-23, 2 Ts. 2:8-12, He. 10:35-39, Stg. 4:7-8, 2 P. 2:17-22, 1 Jn. 3:6-10 vuelva

65 Dt. 18:13, 1 Cr. 29:19, Sal. 37:31, 37, 119:1-3, 6, Mt. 5:6, 48, Jn. 17:23, 2 Co. 12:9, 13:9, 11, Fil. 1:10, Col. 1:21-22, 28, 4:12, 2 Ti. 2:1, He. 10:14, 11:40, 13:20-21, Stg. 1:2, 4, 25, 1 P. 1:16, 1 Jn. 2:5, 13-14, 4:4, 12, 17 vuelva

66 Mt. 5:48, Jn. 15:5, Ro. 8:1, 13, 37, Fil. 4:13, 1 P. 1:16, Ap. 12:11 vuelva

67 Mt. 28:18, Jn. 15:5, 14:15-20, 23, 26, 17:21-23, 26, Ro. 8:1, 13, 37, Fil. 4:13, Ap. 12:11 vuelva

68 Gn. 17:1, 1 R. 8:61, Job 1:1, Sal. 101:2, Pr. 2:21, Mt. 5:48, 19:21, 1 Co. 2:6, 2 Co. 13:9,11, Fil. 2:15, Col. 2:9-11, 1 Ts. 3:10, 13, He. 6:1, 1 P. 5:10, 1 Jn. 3:6-10, Ap. 14:5 vuelva

69 1 Co. 3:17, 2 P. 3:14, Ap. 3:4, 21:27 vuelva

70 Gn. 4:7, Jos. 23:6, 1 Cr. 28:9, Sal. 106:3, Mt. 5:48, Lc. 6:40, 2 Co. 7:1, Ef. 4:11-13, Fil. 3:12-15, Col. 3:14, 2 Ti. 3:17, He. 12:23, 1 Jn. 5:4, 1 vuelva

71 Jn. 1:12, 14:15-20, 16:7-8, 13-14, 15:3-11, 17:21-23, 26, Hch. 2:16-18, Ro. 8:1, 11, 14, Gá. 2:20, 4:6, 1 Jn. 2:18-25, 3:6 vuelva

72 Mt. 24:24-25, 26:41, Jn. 8:44, 2 Co. 11:14-15, 2 Ts. 2:3-10, 1 P. 5:8-9, 1 Jn. 4:1-3 vuelva

73 Jn. 5:19-20, 30, 12:49-50, Ro. 5:18, Gá 4: 4-5, Fil. 2:2-12, He. 2:16-18, 5:8-9, 13:20-21, 1 P. 1:18-19 vuelva

74 Is. 26:3-4, 40:31, Mt. 26:41, Mr. 13:11, Jn. 11:25-26, 14:18-20, 24-26, 15:7, 17:15-20, Ro. 8:26-39, 1 Co. 10:13, Ef. 6:10-13, Ap. 3:10-11 vuelva

75 Dn. 2:29-45, 12:1-4, Jl. 2:30-31, Mt. 24:3-39, 42-44, Hch. 2:17-20, 2 Ti. 3:1-5, Stg. 5:8-9, 1 P. 4:7, 2 P. 3:3-14, Ap. 6:12-14, 8:7-13, Cap. 17 vuelva

76 Hch. 4:12, Ro. 1:16-17, 1 Ts. 5:9-10, Tit. 2:11-14 vuelva

77 Ro. 5:14, 17, 1 Co. 15:22 vuelva

78 Gn. cap. 3, 2 Co. 11:3, 1 Ti. 2:13-14 vuelva

79 Gn. 3:1-19, Nm. 16:1-35, 20:7-12, 2 R. 5:20-27, Jon. cap. 1, 2, Hch. 5:1-10 vuelva

80 Sal. 9:17, 37:1-2, 9-10, Is. 33:14, Am. 9:10, Mt. 7:13, 13:41-42, 49-50, 25:30, Hch. 5:1-10, 2 P. 2:4-6, Ap. 20:15, 21:27 vuelva

81 Gn. 3:1-19, Sal. 9:17, 55:15, Ez. 18:20, Mt. 10:28, 13:24-30, 40-42, 47-50, 22:2-13, Lc. 16:19-31, Ro. 5:14, 1 Co. 15:22, 1 Ti. 2:13-14, 2 P. 2:4-9 vuelva

82 Ex. 33:19, 34:6-7, Sal. 25:8-10, 145:8-9, Lam. 3:25-26, Nah. 1:7, Mt. 7:11, 19:17, Lc. 6:35-36, Ro. 2:1-4, 11:21-23, Jud. 20-21, 24-25, Ap. 22:12-14 vuelva

83 Sal. 50:3-6, Ecl. 12:14, Ez. 18:20, Dn. 7:9-10, Am. 4:11-13, Mt. 7:21-23, 12:36-37, Ro. 14:10-12, 2 Co. 5:10-11, 2 Ts. 1:7-9, He. 10:26-31, Jud. 5-7, Ap. 1:7, 6:12-17, 20:11-15 vuelva

84 Nm. 23:19, Job 9:12, Sal. 89:34, Ecl. 11:9, Am. 9:1-6, Mal. 3:6, 2 P. 2:4-9 vuelva

85 Gn. cap. 3, Mt. 15:14, 24:11-12, 23-24, Jn. 1:5, 3:19, 8:44, Ro. 16:17-18, 2 Co. 11:13-15, Fil. 3:2, 2 Ts. 2:3, 7-12, 2 P. 2:1-2, 1 Jn. 4:1-3, Ap. 13:12-14, 20:7-8 vuelva

86 Mt. 7:13, 25:41, 2 P. 3:5-7, Jud. 5-7, 14-15, Ap. 19:11-21, 20:7-15, 21:8, 27 vuelva

87 Mt. 8:11, 13:41-42, 49-50, 22:1-13, 25:30, 41, 46, Mr. 9:43-48, Lc. 16:19-31, Ap. 14:9-11 vuelva

88 1 Cr. 29:15, Job 7:9-10, 8:9, 10:9, 20-21, 14:1-2, Sal. 78:39, 103:14-16, 146:4, Lc. 12:16-20, Stg. 1:10-11, 4:13-14 vuelva

89 Mt. 24:11-12, 23-24, 2 Co. 11:13-15, 2 Ts. 2:3, 1 Ti. 4:1-2, 1 P. 5:8-9, 1 Jn. 4:1-3 vuelva

90 Mt. 7:13-14, Jn. 6:63, 14:6, 15:5, Hch. 4:10-12 vuelva

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Notas de la Oración:

1. Sal 51:5, Ro. 3:10-12, 23 vuelva

2. Mt. 26:63-64, 27:54, Lc. 1:30-33, Jn. 9:35-37, Ro. 1:3-4 vuelva

3. Hch. 4:12, 20:28, Ro. 3:25, 1 Jn. 1:7, Ap. 5:9 vuelva

4. Sal. 16:9-10, Mt. 28:5-7, Mr. 16:9, Jn. 2:19, 21, 10:17-18, 11:25, Hch. 2:24, 3:15, Ro. 8:11, 1 Co. 15:3-6 vuelva

5. Lc. 22:69, Hch. 2:25-36, He. 10:12-13 vuelva

6. Ro. 8:11, 1 Co. 3:16, Ap. 3:20 vuelva

7. Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 Ef. 2:13-22, He. 9:22, 13:12, 20-21, 1 Jn. 1:7, Ap. 1:5, 7:14 vuelva

8. Mt. 26:28, Hch. 2:21, 4:12, Ef. 1:7, Col. 1:14 vuelva

9. Ro. 10:13, Stg. 4:2-3 vuelva

10. He. 11:6 vuelva

11. Jn. 8:11, 1 Co. 15:10, Ap. 7:14, 22:14 vuelva

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